En Berriozar saben que no hay un futuro próspero sin un pasado bien preservado. "Berriozar, zaharra izango da berri, eta berria zahar". Lo viejo será nuevo y lo nuevo viejo. Así arranca el documental elaborado por Ekhiñe Aizkorbe, Asier Iriarte y Unai Yoldi para la conmemoración del primer centenario de la escuela pública en la localidad.

Lo han llamado 100 urte haziak hezten / 100 años sembrando semillas, una mirada al pasado desde el presente, y sobre todo, un tesoro de la memoria colectiva de un lugar que dejó atrás su origen de pequeño pueblo en las faldas del monte Ezkaba, para convertirse en un importante núcleo urbano. Reuniendo los recuerdos de las personas que ocuparon los pupitres de las primeras aulas, a los más recientes de quienes han dejado las aulas de Mendialdea o IES Berriozar BHI.

Los tres jóvenes profesionales berriozartarras han abordado la historia de los diferentes centros educativos de la localidad, a través de las diferentes generaciones de alumnos y personas relacionadas con la educación en la localidad. "Hemos elegido 21 personas que representan las diferentes etapas", expresa Asier Irarte, graduado en Comunicación Audiovisual, especializado en sonido.

Junto a Aizkorbe y Yoldi los tres han formado un equipo que comenzó a trabajar en el verano pasado. Ekhiñe y Asier ya habían realizado un spot para el Ayuntamiento. "Nos contactaron otra vez y vimos que hacía falta ampliar el equipo con un periodista, porque era imposible hacer un documental de una hora entre dos personas", remarca Iriarte.

El trío ha funcionado como un pequeño equipo multidisciplinar, aprovechando puntos fuertes y apoyándose mútuamente. "Normalmente, Unai se encargaba de las entrevistas, Asier del sonido y yo de la cámara, pero cuando hacía falta cada uno ayudaba en lo que fuera", resume Aizkorbe.

Berriozar es el ejemplo del crecimiento urbano no planificado de muchos pueblos y ciudades en la década de los 60 y 70. Un verdadero reto para la prestación de servicios públicos sociales más esenciales.

Memoria

La historia de la Educación en Berriozar parte de 1920, cuando la localidad logra una escuela propia, y cobra importancia la figura de Miguel Echarte, que fue concejal y alcalde de Berriozar. La escuela, ubicada en el edificio de la actual Lantxotegi, permitió a la localidad desligarse de las escuelas de otros pueblos cercanos.

El documental guarda testimonios de alumnas de esas primeras décadas, de las niñas que acudieron a las clases de Don Julio Martínez, conocido en Berriozar como 'El Calforro'. También traen al presente los nombres de Francisca Setoain, primera maestra, de Julio Alconero o de otro maestro natural de Uterga fusilado en la Guerra Civil, y que ahora el Ayuntamiento de Berriozar está investigando.

La primera escuela de Berriozar tiene una indisoluble vinculación con la represión franquista, que el documental se propone preservar en el tiempo. En ella, recoge uno de los testimonios, "fueron encarcelados una noche 4 fugados de la cárcel de San Cristóbal, que fueron fusilados al día siguiente".

En los 60 Berriozar multiplicó su población por 10. Multitud de familias venidas de diferentes puntos de España (Andalucía, Extremadura, Asturias o Salamanca) poblaron los pisos el nuevo casco urbano y dieron a Berriozar carácter obrero. Con el nuevo alumnado la escuela original no dio abasto. El pueblo creó por obligación aulas en bajeras de las nuevos pisos para suplir la falta de servicios básicos, en el magma de la expansión urbanística de esas décadas.

Encuentro

Esta situación de provisionalidad y de instalaciones poco apropiadas para la enseñanza terminó 1975, con la construcción del Colegio Comarcal Mixto, hoy Mendialdea. El nuevo centro fue el más grande de Navarra, con 1.300 alumnos y alumnas en su año de estreno. Desde 2011 Mendialdea está dividido en dos modelos educativos, pero sigue siendo el lugar común donde han estudiado diferentes generaciones de Berriozar y las poblaciones cercanas.

En el inmenso salón de actos del centro acogió el pasado 20 de marzo la presentación del documental con la asistencia de un centenar de personas y de sus tres autores.

"Pese a no haber estudiado aquí, para mí ha sido muy bonito contribuir a contar una parte de la historia de mi pueblo, porque Berriozar no se puede entender sin Mendialdea", expresa Unai Yoldi.

"Para nosotros es un orgullo haber hecho este documental en nuestro pueblo, estamos muy contentos con el resultado", expresa Asier Iriarte, resumiendo el sentir del equipo.