Uno de mayo, los maiatzak anuncian en Etxarri, Bakaiku, Iturmendi y Ziordia que ha llegado la primavera, una tradición que se pierde en el tiempo y que al igual que otras muchas, el cristianismo adoptó con sentido religioso, en este caso unida la festividad de la cruz de mayo. Se suele decir que es por estas fechas cuando la Barga, la pared norte de Urbasa, se viste de verde y el mayo avisa de que ha llegado el momento de llevar el ganado a pastar a la sierra. No obstante, este año los árboles de la punta han echado hoja unos días antes. 

El primer mayo en asomarse en la Barga fue el de Bakaiku, en Hartzabal, cuando una veintena de personas levantaron el tronco de haya que cortaron antes en Idoitzar. Poco después, y muy cerca, se pudo ver el de Etxarri Aranatz, un tronco que talaron en Baiza que llevaron al hombro hasta Hartzabal. En Ziordia fueron dos, uno en la Barga y otro en la chopera.

En Bakaiku alzaron su maiatza en Hartzabal, en lo alto de la Barga. Cedida

Por la tarde fue en Iturmendi, el más concurrido. No en vano, se realiza en la plaza, hasta dónde se acercan numerosas personas de los pueblos de la zona para ver levantar el mayo, un auzolan convertido en espectáculo, y más este lunes, con una tarde que invitaba a salir a la calle. La cita era a las seis de la tarde, con todo preparado, un tronco de haya de 19 metros rematado con una rama de fresno de 4 metros, novedad este año. Dispuestos para la faena, se presentaron más de 40 vecinos. 

 Cuando las campanas de la iglesia anunciaron la hora, comenzó la faena. Primero a pulso y después con la ayuda de horquillas y escaleras y el tronco fue entrando en un orificio de metro y medio de altura en el centro de un reloj de sol. Después, con cuerdas, se colocó bien recto, un peculiar gnomon cuya sombra marcará las horas hasta finales de mes, cuando será retirado con una grúa. La operación llevó una hora, más que en otras ocasiones, dirigida por Ignacio Arbizu. “Los árboles nunca son iguales y son torcidos, como las personas”, bromeaba, al tiempo que explicó que el mayor peligro es cuando el tronco está a 45-50º. En esta tarea que siempre es igual pero distinta, tienen especial importancia los quintos y quintas, que se encargaron de preparar el tronco y de que esté todo el material estuviera dispuesto en la plaza. Este año son tres: Oier Agirre, Mili Arze y Aimar Mena. Para esta quinta será el dinero que se obtenga por la vente de la leña. 

El mayo de Iturmendi se levanta en la plaza y comienza a pulso. N.M.

 El maiatza está rodeado de simbología, relacionada sobre todo con la fertilidad y la vida con diferentes interpretaciones. Según algunas voces expertas, sería símbolo de la juventud, del amor, expresión de la naturaleza que protege y da vida. Y es que en diferentes culturas, el árbol representa a la divinidad, un elemento sagrado que une las raíces de la tierra con el cielo. Esta tradición de origen pagano estaba muy extendida por los pueblos de Navarra y otros territorios. El historiador Rafael Carasatorre en su libro Barranca-Burunda da cuenta de diferentes documentos del siglo XVI que constatan que también se celebraba en Arbizu, Ihabar, Uharte Arakil, Hiriberrri y Urdiain