Una vez al año, siempre en sábado y en primavera, a la calle Chapitela se le saltan los colores y revienta de fiesta y rosa. El culpable es joven, ligero y se sirve frío. Y sus cómplices son Luis y Rubén Olaverri, padre e hijo responsables de La Vinoteca de Pamplona que fundó el primero en 1980. Es la Fiesta del Rosado de Navarra, cita fija en el calendario del jolgorio pamplonés. Este sábado ha celebrado su 13ª edición, otra vez hasta arriba.

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Fiesta del Rosado de Navarra

"Como me iba a jubilar y abrimos tienda en la calle Chapitela, hablamos en la familia. "¿Por qué no hacemos una fiesta del vino aquí?", recuerda Luis sobre los orígenes de este día. Tenían motivos de sobra para celebrar el vino navarro en general, pero ganó el rosado por una cuestión sentimental: "Siempre le he tenido mucho cariño, es un vino muy emblemático dentro de nuestra denominación de origen. Y siempre nos han conocido en Navarra por hacer muy buen rosado. Era darle protagonismo", dice.

La estación del año también jugaba a favor de este caldo, "ante todo la 'primera lágrima' de un vino conseguido con uvas tintas", define la Gran Enciclopedia de Navarra. "Así como los tintos se pueden guardar, y el blanco también, el rosado es muy afrutado, muy fresco, muy ligero... y no envejece igual. Es mejor esperar a la añada nueva. Y en esta época sale de las bodegas. Por eso hacemos la fiesta en primavera", confiesa de nuevo Luis. A veces, como ayer, la de su calle se solapa con la fiesta del Día del Casco Viejose solapa con la fiesta del Día del Casco Viejo. Una bonita casualidad. "Nosotros llenamos siempre la calle Chapitela sea la fiesta del Casco Viejo o no. Pero estamos encantados de que coincida. Yo nací en el Casco Viejo, viví hasta los 18 años en la calle Navarrería y sigo siendo del Casco Viejo", defiende Olaverri.

La Fiesta del Rosado nació en 2009 ya de pie. "Llevamos muchos años con La Vinoteca. Esta es una ciudad pequeña y tenemos un club de amigos del vino con los que hacemos muchas actividades; catas, viajes, charlas, cursos, etc... Todo el mundo que es asiduo al vino nos conoce, y no fue muy difícil que desde el primer año tuviésemos muy buena acogida con la fiesta. Lo que pasa es que esto cada año va a más, incluso hay gente no solo de Pamplona, de Navarra y de fuera de Navarra, catalanes o aragoneses, que están pendientes y nos llaman para que les digamos si ya tenemos fecha para venir a la fiesta del Rosado", cuenta Olaverri.

A juicio de este miembro fundador y primer presidente de la Cofradía del Vino de Navarra, el rosado de esta comunidad es "el mejor del mundo. Pero no porque lo diga yo, que como a los hijos a todos los quieres mucho... Así está reconocido. Porque es el sangrado de la uva, un proceso de elaboración más técnico. La uva se exprime y con ese primer mosto, el más floral, el más frutal, el mejor, se hace el rosado. En otros sitios la forma de elaborar el rosado es distinta, a veces mezclan uvas blancas con tintas... no digo que sea ni mejor ni peor, son procesos distintos. Y el rosado de Navarra es único".

Aunque suelen ser más, con las prisas de una convocatoria que hasta hace 15 días era una incógnita, ayer diez bodegas se citaron en Chapitela para enseñar sus vinos. "Es una muy buena forma de promocionarse. Las bodegas de Navarra son muy dinámicas y cada año están sacando marcas y estilos nuevos, y se ha hecho algo que les hace ilusión; están en un ambiente muy bonito y el público no va a otra cosa que a conocer sus vinos. La gente está muy interesada, les gusta no solamente el ambiente festivo, sino hablar con los propios bodegueros y los enólogos de cosas relacionadas con el vino rosado. Muchas las sabrán y otras las descubren".

Para participar de esta fiesta, solo hay que invertir 5 euros en una copa que entre las 12.30 y las 14.30 horas posee la mágica cualidad del llenado infinito. De regalo, un sombrero rosa para maridar y encajar el calor con estilo. Y ayer, como novedad para los que aparecieron con alguna prenda rosa, un abanico. Pinchos de queso por 1 euro y una charanga calle arriba calle abajo completaron una fiesta "que no hay ni en San Fermín, te lo digo de verdad", dice Luis. Y se guarda esta cita para el final: "El vino vuelve en oro el plomo de la vida, pero hay que respetarlo como a un buen amigo".