Pocos Paloteados tienen la fortuna de ser tan jóvenes como el de Cabanillas. Primero, porque apenas tiene diez años y segundo porque cuenta con una cantera joven y bien dispuesta a continuar con la representación. De eso precisamente ha versado buen parte del discurso que el pasado martes 16 los cabanilleros tuvieron la oportunidad de disfrutar. Así, Gustavo Pérez, el Mayoral, ha dedicado la mayoría del acto a buscar a su sustituto. Como dignos descendientes del mayorazgo, ha aparecido por allí su hijo, Asier Pérez, que ha demostrado que, a veces, las cosas buenas de los progenitores también se heredan. Luego, ha probado suerte Marco Lorente, vecino del pueblo que también ha evidenciado su habilidad para hilvanar versos. En ambos casos, y aunque la figura de Pérez parece difícil de superar, se ha asegurado que el Paloteado de la localidad está en buenas manos. 

Como es habitual, los danzantes han aparecido bailando de espaldas ante una abarrotada plaza, deseosa de recuperar la joven tradición. Ni siquiera la lluvia ha querido perderse el espectáculo y, aunque ha amenazado en un par de ocasiones la continuidad y ha habido que tapar hasta al mismísimo San Roque para protegerle del agua, al final el acto ha continuado sin mayores contratiempos. Eso sí, puede que fuera la alarmante falta de costumbre, pero ha sido caer una gota y la plaza ha comenzado a vaciarse. “¿A dónde vais pues?”, ha tenido que llamar la atención el Ramadán, atónito ante la estampida.

Varias mujeres cubren la figura de San Roque con bolsas de basura para protegerle de la lluvia. Iñaki Parra

Durante el Paloteado, no han escaseado las bromas y chistes sobre la gente del pueblo, que han despertado las carcajadas de todos los presentes. Tampoco han faltado las alusiones y críticas al Ayuntamiento, del que se ha destacado los problemas que han acompañado la legislatura y los cambios constantes de concejales. Además, se ha aprovechado para reclamarle al alcalde, allí presente, que debía escuchar más al pueblo. Pero no todo fueron cosas malas, también ha habido espacio para sacar pecho de la apuesta del pueblo por las energías renovables y se ha hablado de salud mental, tabú en muchos casos que muestra que los jóvenes han tomado el control de la tradición.

Más adelante, ha sido el turno del Diablo y el Ángel, que se han enzarzado en una disputa sobre las maldades y bondades de los cabanilleros. Ambos han zanjado sus discrepancias bailando la canción del verano, el Despechada de Rosalía que han acompañado con la coreografía que se ha viralizado en TikTok. Gustavo Pérez (Mayoral), Carlos Catalán (Rabadán), Raquel Arellano (Ángel) y Fernando Mateo (Diablo) han sido, una vez más, los encargados de llevar el peso de la representación, acompañados por una treintena de danzantes y tres gaiteros.

Entre los sonidos incesantes de los cascabeles -tan altos que parecía que repicaban las campanas de la iglesia-, los danzantes han interpretado con entusiasmo diversos bailes. Por eso, no ha sido raro escuchar de vez en cuando gritar “palo, palo”, señal para que les dieran uno nuevo porque el otro se había roto a causa de la fuerza. Por último, Javier Guía ha culminado la torre de tres pisos que han elaborado los danzantes como colofón final. “Viva Cabanillas”, se le ha escuchado gritar por la plaza. Y que viva mucho más.