Primer domingo de septiembre, la sima de Otsoportillo volvió a ser un lugar de memoria, tal y como sucede desde 1980, cuando familiares de fusilados y un grupo de personas, con la colaboración del Ayuntamiento de Etxarri Aranatz, comenzaron a organizar este acto de recuerdo y reconocimiento. Desde 2017, tras la firma de un convenio de colaboración de los ayuntamientos de Sakana, éstos se alternan en la organización del acto. Ayer era el turno de Arbizu. Precisamente, el alcalde de esta localidad, Francisco Javier Razkin, puso en valor la labor de numerosas personas que han hecho posible que esta sima de Urbasa sea símbolo de la barbarie que se desató tras el alzamiento fascista; una fosa común a la que fueron arrojados sus cuerpos, evitándose así la tarea de enterrarlos. Hasta la fecha, tras la exhumación de sus restos por la sociedad Aranzadi, se han identificado ocho personas.

 “Fue un movimiento en el que la ciudadanía fue protagonista. Fue el germen de las asociaciones que fueron surgiendo en torno a la memoria histórica en Navarra. Gracias a su esfuerzo y tenacidad, hoy gozamos de un soporte institucional impensable hace no muchos años”, observó Razkin. Por ello, el homenaje también era para todas esas personas. 

Asimismo, recordó a Josefina Lamberto, fallecida hace unos meses. “Ha sido un ejemplo de esta transmisión de la memoria tan alejada de las verdades oficiales”, destacó. “El Parque de la Memoria de Sartaguda, las fosas de Olabe y Valcardera, la sima del Raso o la de Otsoportillo son claros ejemplos de lugares de memoria, lugares de recuerdo y encuentro, espacios de libertad pero también de identidad, de transmisión de valores y de garantía de no repetición”. 

El homenaje fue al mediodía después de una misa oficiada por Txan Hualde, que ya estaba en 1980. Si bien había ausencias de mayores que no fallaban nunca, también había juventud y txikis, numerosas personas empeñadas en recuperar, mantener y transmitir esta memoria. El acto comenzó con una poesía de Castillo Suárez que hablaba de obscuridad y silencio en el interior de la sima durante décadas y de la luz que llegó cuando se exhumaron los restos. También de memoria. ”Atzoa deskorapilatu gabe ez dago oraina ulertzerik. Lurpean ezkutatuta dagoen guztia azalera ekarri ezean ez dago aurrera egiterik”, apuntó. Asimismo, participó Beietz, grupo de Arbizu que ofreció tres canciones: Askatu aingura!, Haien izenean, en torno ala memoria histórica y un tema instrumental. Tampoco faltó un aurresku de honor con dantzaris de Arbizu. El encuentro finalizó con una ofrenda floral en la boca de la sima y un almuerzo a la sombra de las hayas de Otsoportillo.

Momento de la actuación del grupo Beietz!, de Arbizu. N.M.

Tierra de Otsoportillo para el Memorial de los centros de detención

También intervino Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, que se llevó una urna con tierra de Otsoportillo que se depositará en el Memorial de los centros de detención que se ubicará en la confluencia de las calles Aralar y Arrieta, frente a la plaza de toros. “Se ha elegido este lugar porque en ese entorno había unos seis centros de detención. Pamplona fue una ciudad de cautivos. Acogió entre 1936 y 1945, al menos 17 centros de detención, salpicando la ciudad. La idea es levantar un memorial que recoja la memoria de esos centros y de lo que vino a continuación, la represión física, que en ocasiones era una represión con muerte, asesinatos con total impunidad”, explicó.