“Es importante luchar por la igualdad porque, simplemente, no hay”.

Bajo esta afirmación, Amaia Oloriz, escritora, y Beatriz Garde, agricultora y tractorista, han acudido esta mañana al Ayuntamiento de Villava-Atarrabia. Allí, políticos y vecinos de la localidad han homenajeado y han agradecido sus méritos sociales y culturales. Estas dos mujeres villavesas llevan a cabo labores que merecen ser reconocidas a favor de la igualdad de género. Divulgar las aportaciones culturales de ambas y dar visibilidad a su trabajo ha sido una de las finalidades de este homenaje festivo, del que se han mostrado “enormemente agradecidas”.

LA BELLEZA DEL CAMPO

Beatriz Garde ha narrado cómo su afición a los tractores “surgió desde muy pequeñita”. Junto a su padre, “recorría los campos del Valle de Egüés” y quedaba “cautivada” por la belleza de la tierra.

Antes de cumplir la mayoría de edad logró aprobar el carnet de conducir para circular con un tractor; así, sus vacaciones de verano transcurrían transportando cebada y trigo de un lugar a otro. Era tal el “cariño” y la “pasión” que sentía por la agricultura que decidió formarse en un Grado técnico en la rama agroforestal.

Poco a poco, su devoción por el campo pasó de una afición a su forma de vida.

“Me siento muy orgullosa y muy emocionada”, ha expresado Garde, mostrándose agradecida por los aplausos y las palabras de afecto de todos los asistentes al acto. Tras relatar su trayectoria vital y profesional en las labores agrícolas, ha señalado que, aunque “al principio parecía raro que una niña se decantase por el campo”, siempre se sintió “acogida”, porque ella es “una más”.

LITERATURA EN NAVARRA

Dando la enhorabuena a su compañera Garde, Amaia Oloriz ha recibido el reconocimiento “en nombre de todas las mujeres”. La escritora villavesa compagina la escritura con su empleo en el sector público, lo que ha provocado, también, la admiración de aquellos políticos y vecinos que asistieron al acto.

Ya desde niña, la lectura ocupó siempre la mayor parte de su tiempo. Con influencias como Gabriel García Márquez, Isabel Allende y Almudena Grandes, Oloriz desarrolló sus habilidades creativas en Atarrabia, lugar al que siempre ha considerado su “verdadero hogar”.

Aunque la primera novela que publicó estaba, en principio, dirigida a amigos y familiares, pronto la industria editorial decidió realizar más tiradas. Así, sus textos abrazan a lectores de diferentes lugares.

Oloriz ha explicado que sus historias tienen a Navarra como escenario principal porque esta es su “casa” y el cariño que siente por ella es “inmenso”.

En su última novela, titulada El llanto de las amapolas, relata la dura experiencia de las mujeres supervivientes de la guerra civil y el franquismo. La temática de sus obras trata sobre distintas problemáticas sociales que afectan a las mujeres, y en ellas siempre encuentra hueco para el “apego a la realidad de Navarra”.

“Atarrabia es mi casa. Aquí es donde aprendí a escribir”, ha expresado Oloriz esforzándose por contener las lágrimas. “La escritura es liberar sueños, es esperanza, es reivindicar derechos, es dar voz a silencio. La lectura es aprender a dialogar. Las letras nos ayudan a ser libres y a respetar”, ha continuado, emocionada.

Garde y Oloriz, agradeciendo una vez más el homenaje recibido, han concluido afirmando que “la igualdad no debería ser un premio, es una cuestión de derechos humanos”.