En el Pirineo, el fuerte sentimiento de pertenencia que tienen sus habitantes hacia su tierra hace que se impliquen cuando se trata de compartir conocimientos y saberes tradicionales asociados al mundo rural. Es el caso del proyecto colaborativo que ha puesto en marcha la Red de Semillas de Navarra a través de la Asociación Agroecológica Arrea, con el objetivo de recuperar y conservar variedades locales y antiguas de cultivos hortícolas y, especialmente, frutales de los valles de Aezkoa y Arce.

“Las personas mayores son las expertas, las que conservan las variedades o mantienen conocimiento”

Tania Gómez - Responsable del proyecto

Para ello, bajo la asistencia técnica de Tania Gómez y Elena Sauca, se ha realizado un trabajo de investigación en ambos valles con la idea de localizar frutales en las huertas, recabar información, ponerlos en valor como un recurso más del territorio y, a largo plazo, poder reintroducirlos nuevamente en las huertas. “Queríamos empezar por Arce y por Aezkoa porque era un proyecto pequeño. Primero comenzamos con personas conocidas, que nos pasaron contactos de gente que podía estar motivada en colaborar. Al final, las personas mayores son las expertas, las que conservan las variedades o mantienen todavía conocimiento de cómo se han manejado y de cómo son las variedades frutales”, afirma Tania, residente en el valle de Arce. 

Manzanos, perales

Así, a través de ocho personas oriundas de ambos valles, lograron acceder a una veintena de entrevistas individuales, concretamente con personas mayores de Arrieta, Hiriberri-Villanueva de Arce, Lusarreta, Saragüeta y Nagore, en el caso del valle de Arce; y en Abaurregaina/Abaurrea Alta, Aria y Orbaizeta, en el valle de Aezkoa. “No nos ha llegado para ir a todas las localidades. Sabemos que nos quedan muchísimas y vemos que hay mucha potencial e interés, pero teníamos que cerrar de alguna manera”, lamenta Tania, añadiendo que dependen de una subvención del Plan del Pirineo financiada por el Gobierno de Navarra y en colaboración con GuPirinioa, la cual les limita en cuanto al plazo de consecución.

En total, han conseguido recopilar material fotográfico e información de 56 variedades de 10 especies cultivadas de frutales, entre las cuales las más comunes han sido los manzanos, los perales y las ciruelas. “También cerezos, grosella espinosa y roja, castaños y nogales, incluso un melocotón en Nagore recuperado de Muniain”, añade la técnica.

Reunión enmarcada en el proyecto. Patricia Carballo

Además, durante las entrevistas, se han mencionado 12 especies silvestres a las que históricamente se ha dado un aprovechamiento ganadero o como consumo de frutos, como nísperos europeos, avellanos, pomeros, urriaranes (ciruelas silvestres), patxakas o fresnos. “Lo que más me ha sorprendido es encontrar castaños en el valle de Arce, ya que era más difícil por climatología y no se conservan muchos. También llama la atención cómo se han cultivado variedades cuyos frutos se consumen en fresco y otras que solían utilizar para conservar, alargando así el periodo de consumo de fruta local. Es el ejemplo de una pera bastante dura encontrada en Villanueva de Arce, a la que denominan pera de cocinar y que suelen conservar en almíbar o compota o consumir asada”, expresa. 

En cuanto a la datación de estas especies, se sabe que todas tienen más de 80 años, incluso algunas 100 o 150 años. “En algunos casos está clarísimo, pero habría que volver a contrastar porque al final nos estamos fiando de la transmisión oral; no hay pruebas que certifiquen sus años. Pero la mayoría sí que tienen más de 80 seguro”, aclara Tania. 

Larga vida

El interés de los y las vecinas de los valles de Aezkoa y de Artzibar que han mostrado su disposición altruista a colaborar hace que para la Red de Semillas de Navarra sea un estímulo la continuación del proyecto. “Nuestro sueño sería poder continuar el trabajo de campo en los dos valles y extenderlo al resto del Pirineo, ver cómo se podrían implicar las entidades locales, promover cursos de formación y conseguir, en última instancia, reintroducir las variedades hortícolas y frutales en las huertas”, concluye Tania, agradeciendo a las más de 30 personas que se han involucrado voluntariamente en el proyecto.

De momento, han colgado un informe divulgativo con los resultados y documentación del trabajo de campo en la página web de la Red de Semillas de Navarra (redsemillasnavarra.com) y se espera que, a través de otra subvención, el proyecto pueda seguir creciendo.