Cuando Javier y Juana llamaron a Begoña y Alex para ver si querían tomar el relevo de la casa rural Lakoak no lo dudaron. “Son amigos nuestros y nos llamaron para decirnos a ver si queríamos continuar con ella y no pudimos decir que no porque es una casa preciosa, que funciona bien y estaba totalmente amueblada”, explica Begoña Garjón, vecina de Garínoain y propietaria del hospedaje rural junto a su mujer Alex Goris.

Ambas llevan desde enero con la gestión de Lakoak pero la historia de la vivienda viene de lejos. “La casa era de una tía de mi marido, pero estaba muy estropeada. Empezamos la rehabilitación en el 96 y nosotros vinimos a vivir en el 2000”, cuenta Juana Pagola, antigua propietaria del alojamiento. Ella y su marido, Javier Inchusta, dejaron una parte de la vivienda con la intención de crear un hospedaje unos años más tarde, y así fue. “Teniendo una antigua bodega y Lagares pensamos que sería muy bonito poder hacer habitaciones para recibir huéspedes”, dice.

Cuando comenzaron la rehabilitación del alojamiento, el matrimonio obtuvo una pequeña ayuda del Gobierno Foral por tratarse de patrimonio histórico. “Lo usamos para reconstruir el tejado y la bodega. Al recibir esa ayuda Príncipe de Viana no nos dejaba hacer nada en la fachada, así que dejamos parte de la sillería a la vista y la pintamos para mantener esa normativa”, explica Juana.

Y así empezó el proyecto de la casa rural Lakoak, construida sobre unos antiguos lagares donde se pisaba la uva y que se conservan rehabilitados y reconvertidos en biblioteca y con una bodega centenaria de 130 metros cuadrados. “Decidimos hacer habitaciones con baño propio para poder alquilarla por habitaciones. Muy pocas veces se ha alquilado la casa entera”, explica.

Relevo

En enero de este año Begoña y Alex le tomaron el testigo al matrimonio con mucha ilusión. “Lo que más gusta a los huéspedes es que es una casa con historia, porque es una bodega antigua reconstruida en casa rural y además es preciosa”, relata Begoña. Además de su historia, Garjón cuenta que otro de sus atractivos es la ubicación. “Muchos vienen porque les queda de paso entre Francia y los sitios habituales de veraneo como Andalucía o Alicante. Otros muchos vienen porque Garínoain está situado estratégicamente para conocer tanto el norte como el sur de Navarra. De esta forma no entran en la capital y es más moverse”, cuenta.

En Lakoak se han hospedado miles de personas de todas las nacionalidades que han encontrado en la antigua casona centenaria un lugar de paso en el que poder disfrutar.