Como cada enero, desde hace 14, la localidad salacenca de Itzaltzu disfrutó el pasado fin de semana con su Gartxot Eguna, la fiesta creada para impulsar su leyenda, la ruta que lleva su nombre hasta la cueva de Elkorreka, así como la cultura vasca, el euskera y sus raíces.

La fiesta reunió este año a 200 comensales en la plaza del pueblo, vecinas y vecinos de Itzaltzu , del valle y de otros puntos de Euskal Herria atraídos por la historia de Gartxot.

“Es una fiesta de invierno consolidada (solo faltó a su cita por la pandemia en 2021) y cada vez atrae a más gente que comparte nuestros objetivos y filosofía”, explica Maite Aranburu Agirre. Es desde hace cinco años, la presidenta de Gartxot Ekimena Elkartea, la asociación que trabaja para que siga viva la memoria del bardo de Izalzu y su hijo Mikelot. Cuenta con un centenar de socias y socios amantes de este personaje que tiene una talla en la arboleda local con un breve resumen de su historia en castellano, euskera y francés.

La conmemoración, el fin de semana después de Reyes, se ha consolidado y crecido, de tal modo que se compone de dos días, fin de semana completo. “El sábado es la jornada lúdico cultural y el domingo, la marcha hacia la ruta que cuenta con más o menos participantes en función del tiempo y de la juerga del día anterior. Organizar el programa requiere un esfuerzo importante. El motor somos 6 ó 7 personas, pero al final sale porque la implicación es muy grande”, recalca Maite.

En Itzaltzu queda el eco de la reciente edición, un éxito de participación debido en parte a la novedad de este año: la interpretación de las danzas de Otsagabia por vez primera por un grupo femenino. Con el teatro callejero de Asisko Urmeneta y el concierto nocturno de Pasadena se recuerda como una de las ediciones más numerosas y emotivas,

“Intentamos siempre que la plaza sea un espacio para dar a conocer gente nueva, bien con bertsolaris u otras expresiones artísticas”, añade Maite.

Emocionantes danzas

La plaza fue el escenario de la novedosa actuaciónde un grupo de mujeres que interpretaron las danzas de Otsagabia, su Paloteado, Jota...Ensayaron con los danzantes y llevaron a un numeroso público otsagiarra para disfrutar de su actuación, “Fue súper emotiva, sobre todo para la gente mayor de Otsagabia que acudió”, destaca Maite.

Y Gartxot bailó la jota con ellas. El kiliki y el de Fray Martín se pasearon entre el público, como acostumbran desde su creación en 2020. Gartxot Eguna es ya una fecha señalada y hace grande a un pueblo pequeño, que rondará la veintena de habitantes en días de nieve como estos.