Buscaban una casa grande, luminosa y acogedora para desarrollar su inquietud artística y la encontraron en Liédena. Allí se trasladó desde Pamplona –antes vivieron en las faldas del Moncayo– en el año 1994 la familia Sádaba Alcolea, formada por la pintora y poeta, Pilar Alcolea (1960), su marido, el escultor José Mari Sábada (1953), y la hija de ambos, Nieve Andrea (1988).

En Liédena crearon su hogar, echaron raíces y desarrollaron su creatividad transmitida a su hija, que también es pintora y escritora. A partir de ahí se formó Pilar en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona. Además, los tres fueron autodidactas. Mientras tanto, tejieron buenas relaciones vecinales.

Hoy, transcurridas tres décadas de su proyecto y de otras experiencias de vida, Pilar Alcolea ha reunido a su familia en una propuesta artística dedicada a Liédena, la exposición Viaje artístico de una familia por sus tierras, una recopilación de acuarelas, pastel y bajorrelieves en madera. La muestra se inauguró el sábado en la sede de la Asociación Liédena/Ledea Elkartea, donde se puede ver hasta el día 16 de febrero. El horario es de lunes a viernes de 19.00 a 21.00 horas y el sábado y el domingo de 13.00 a 14.30 y de 19.00 a 21.00 horas.

La sociedad la ha acogido como parte de su incipiente programación cultural. Para Alcolea ha sido “la oportunidad de contribuir a la alegría de sus planes culturales y su vuelta a la luz” sumida en un tiempo oscuro por la pérdida de José Mari, que falleció en octubre de 2021. “Es la forma de salir de la tristeza de ese viaje interior hecho por las circunstancias, de reconstruirme con la energía y la serenidad suficiente para ir hacia adelante”, asegura Pilar.

Obras

Dividida por espacios, es un conjunto diverso en técnicas y temáticas. El rincón dedicado a Liédena contiene 7 cuadros entre los que se intercalan 4 tallas de José Mari. “Quería que estuviera presente. Y a esta idea se sumó Nieve Andrea”. El resultado es una expresión artística completa.

Contiene lienzos hechos en casa “artesanalmente y con mimo” con bastidor, aprovechando telas, sábanas y sacos a la antigua usanza para una vista general de la villa, la calle Media Villa o el atrio de la iglesia. “Es el significado que he querido dar y doy al pueblo, a sus rincones y a sus gentes” explica Pilar. Completa su parte con acuarelas de animales, flores o retratos, como el de la artista Keiko –con la que se forma actualmente en Aibar– su autorretrato y el retrato de los suyos. “Tienen un formato más ligero, de mayor frescura y belleza”, matiza.

Cartel y sus protagonistas.

Cartel y sus protagonistas.

Con su muestra paisajista y natural y las tallas en madera de José Mari rompe en la pared de enfrente la veintena de cuadros de su hija Nieve Andrea: acrílicos con elementos más simbólicos y distinta temática: Tango en el tejado, Lupus, colección de acuarelas de su época en Inglaterra, un estudio del color y la luz: Sueño Violeta, Contadores de Historias o el óleo, El Escondite.

La colección está a la venta. “Me encantaría que nuestra obra se quedase en el pueblo y llenase otras casas. Me hace mucha ilusión que la gente la disfrute “, expresa Alcolea.

“En todo este tiempo, yo me he sentido muy arropada. Nuestra recopilación es una manera de agradecer la ayuda y el calor del pueblo. También un deseo de impulsar la nueva asociación y de participar en más iniciativas”, concluye.