La eliminación de las presas de Zúñiga y Gastiáin habilitará la continuidad fluvial de buena parte del alto valle del Ega. Esta es la conclusión de una trabajo del Centro Ibérico de Restauración Fluvial que trabaja en sendos proyectos financiados por el programa europeo Open Rivers que baraja la demolición de las barreras en la zona de Arquijas y también la cercana a Acedo en término de Gastiáin en el valle de Lana.

El azud que represa el agua, en el viejo molino de Gastiáin (Valle de Lana).

Se trata de un programa que apoya la eliminación de pequeñas barreras “con el fin de restaurar los ríos europeos en peligro” y que tiene como objetivo final liberar 45 km de esta parte alta del río Ega para eliminar “definitivamente” los obstáculos que existen en la cabecera’.

Así informaron desde el CIRF, que la barrera del Molino de Arquijas (también conocida como Molino de Zúñiga) “está situada en un entorno natural de gran relevancia ecológica, declarado Reserva Natural y Zona de Especial Conservación (ZEC) Natura 2000 por el Gobierno de Navarra, en la cuenca del río Ega. Esta barrera de 3,5m de altura es la más cercana a la cabecera del río”. Por su parte apenas a 5 km aguas abajo está la barrera también en desuso del Molino de Gastiáin, cuya estructura es de 3.5 m de altura y también se encuentra en un paraje catalogado por Natur 2000. Desde el centro aseguraron que tanto en Arquijas como en Gastiáin, “las barreras se encuentran en mal estado por la falta de mantenimiento tras el abandono de la actividad, lo que supone un peligro para los cultivos, bienes y personas situadas aguas abajo, ya que su rotura podría causar daños de consideración”, señalaron.

Con todo, el proyecto de demolición del azud de Gastiáin ya produjo el rechazo del ayuntamiento de Mendaza y del grupo de Navarra Suma cuyo portavoz en el Parlamento, Miguel Bujanda, señaló que “creemos que puede hacerse una permeabilización parcial del cauce en la zona de la pequeña presa de cinco siglos de antigüedad con una actuación mediante la construcción de una escala para las especies piscícolas que pueblan el río”, aseguraron en una nota de prensa a finales de marzo donde se oponían a la retirada de la presa.

Por su parte desde CIRF aseguraron que el estado ecológico de las especies de peces que habitan en el curso alto del río Ega mejoraría con la eliminación de las dos barreras, “ya que se favorecerán las migraciones de peces hacia los tramos superiores, lo que es de vital importancia para asegurar la supervivencia de los huevos y juveniles de estas especies”. Entre las variedades de peces que mejorarían su hábitat y proliferarían. se encuentran las madrillas y las bermejuelas, especie esta última presente en la mayoría de los ríos del norte y centro de la península, aunque con una distribución actual muy reducida, especialmente en Navarra, “donde sólo se encuentra en unos pocos ríos, entre ellos el Ega”.