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El grupo de teatro de Cárcar baja el telón... de momento

Llenaron el salón de actos hasta en cuatro ocasiones con ‘La vida es puro teatro’ y la idea es retomar los ensayos en octubre

El grupo de teatro de Cárcar baja el telón... de momentoCedida

Han sido cuatro sesiones, cuatro intensas representaciones con las que el grupo de teatro de Cárcar se ha despedido de los escenarios hasta, por lo menos, el mes de octubre. Eso sí, lo ha hecho por todo lo alto con la puesta de largo de la obra La vida es puro teatro, de Tere Losa, que colgó en varias ocasiones el cartel de ‘No hay entradas’ y que no dejó indiferente a ningún espectador.

El actual grupo, cuenta Losa, directora de la agrupación, comenzó gracias a un taller de teatro que impulsó hace años el Ayuntamiento y con el que debutaron en el año 2013 con Las Guindillas, un cuento de Armando Ruiz que adaptó Juan Antonio Roncal ‘Roky’.

En la actualidad están 10 vecinas y vecinos en este grupo con edades comprendidas entre los veintitantos y los setenta años: Carmen Pardo, Eva Díaz de Rada, Chus Turumbay, Nora Díaz de Rada, Paula Sagastuy, Ione Chocarro, Rufi Sastre, Miriam Velasco, Rudi Redondo y Txomin Mendoza. “Estamos abiertos, claro está, a que venga todo aquel que quiera vivir esta experiencia”; los ensayos son en la casa de cultura un día a la semana salvo cuando se acerca el día del estreno que lo hacen de lunes a jueves.

Hasta ahora, desvela Losa, han interpretado Invierno, Di la verdad, Rita, di la verdad, y Tarde de risas, todas ellas con guiones de la propia directora.

Con el último montaje comenzaron después de la pandemia y, de acuerdo con Tere, “lo más costoso fue coger el ritmo después del parón. Hubo cambio de actores y fue difícil, pero todos creemos que ha sido la obra más gratificante. De hecho, el público de Cárcar se volcó al máximo e hicimos cuatro pases aunque solo teníamos en mente hacer dos; no queríamos que nadie se quedara sin verla”.

Entrega de flores y sonoros aplausos tras las cuatro representaciones.

Los actores y actrices, apunta, estaban los días previos “con ese gusanillo y esos nervios típicos, pero muy concentrados en los ensayos”. De hecho, así lo corrobora una de las integrantes del grupo, Carmen Pardo, que se metió en la piel de Gumer.

En primera persona

“En este papel estoy irreconocible, incluso para mí misma, soy totalmente diferente”, cuenta. Hasta que decidió apuntarse en el año 2012 al taller, “nunca había hecho algo así más allá de dar clases, que era mi trabajo. Tampoco era algo que alguna vez pensé que podía hacer. Tere ha sabido sacar algo que tenía ahí dormido y, cuando terminamos las representaciones, todo el mundo me dijo que me parecía mucho a mi madre y para mí, claro, eso ha sido un orgullo”.

Con el teatro, cuenta, “te afloran esas sensaciones que tenemos dentro y que a veces cuesta sacar. Creo que hemos conseguido conectar con el público; la gente estaba muy atenta y supo captar el mensaje y todos los detalles. Ha sido una obra muy entretenida y, aunque me paso buena parte de la misma postrada, ahí también tenía que saber sacar la expresividad. Era una obra coral y la hemos sacado adelante todas juntas; ha habido mucha complicidad y, aunque también han habido muchas piedras en el camino, lo hemos conseguido. Estoy muy satisfecha con el resultado”.

En cuanto a los nervios por jugar en casa, comenta, “al principio tienes un bolo en el estómago, pero respiras hondo, sales, y se te olvida todo porque te metes de lleno en lo que estás haciendo. A mí me gustaría estar más tranquila, pero al final, y sobre todo, si repites la obra, cada vez la disfrutas más”.

Aunque Carmen a sus casi 71 años asegura que su idea es jubilarse y no volver a pisar el escenario, habrá que ver qué decide en octubre. Y es que, de momento, el grupo se tomará un merecido descanso y, tal y como relata Losa, “nos unen lazos que, pase lo que pase, son indestructibles”.