Un mercado artesanal y de productos completó la oferta de Bargota en su día grande de la semana de la Brujería. Atrás quedó el pasacalles y el akelarre del sábado con la intervención de alrededor de 80 personas de la localidad que añadieron como novedad el coro de invocadoras de Mari “eres la que da la vida, Mari, ven a nosotras gure ama”. El mercado ha arrancado con más de 30 puestos distribuidos por las calles de Bargota completando la animación entre los rincones como el de la Pócimas, Akelarre, la Matanza, la Botica, la alcoba del Johanes de Bargota y la música celta en la plaza del Olivo. 

Entre medio, la animación y los cientos de detalles que convierten Bargota durante estos días en un referente que te presenta en primer término, aspectos tan fuertes como la peste, las pócimas o los remedios naturales contra las enfermedades. 

Entre tanto se palpa la actividad frenética de decenas de vecinos y vecinas que preparan con mimo y convencimiento esta fiesta. “A pesar de trasnochar para las ocho de la mañana ya estábamos de nuevo en la calle”, aseguró la alcaldesa Cristina Remírez. 

Raúl Serrano, hablando sobre utensilios de tortura. Javier Arizaleta

Unas bien ataviadas como Alejandra Arévalo que pasó por esas tierras haciendo el Camino de Santiago y desde hace 22 años vive en Bargota “aquí la gente es muy maja y hay un gran ambiente en el pueblo”. Otros menos madrugadores fueron los amigos Carlos Ibarrola y Ramón Álvarez, como salidos de una novela picaresca y que almorzaban a la sombra del alero de su casa partiendo el pernil y apretando la bota: “esto es mucho mejor que trabajar”. Otra de la voluntarias era Amaya Bonafau: “cuando empezamos esta fiesta fuimos improvisando y ahora ya todo está más rodado”. Algo en lo que coincide con Mila Hernández que a esas horas le toca ser la guardiana, nada más que del la alcoba donde el mismísimo Johanes descansa en la cama mientras su cabeza desgajada preside la mesilla. 

Un poco más abajo Claribel Amatriain sale acompañada de sus hijas Ana y Noelia Merino. Ellas son los responsables del rincón de Akelarre, junto con Luismari Ruiz de Larrinaga y Carmen Ojanguren, un rincón que ahora custodian vestidas de brujas sus nietas Mireya, Lidia y Yaiza. “La fiesta está en preparar tu pueblo y además de que lo hagan desde los más pequeños hasta los mayores”, aseguró Claribel. Algo parecido piensan los de Azuelo que con Pedro San Emeterio, bajan hasta Bargota para mostrar al mundo los secretos de la matanza y dan a probar un riquísimo picadillo.

 

Pedro San Emeterio, ayer, en el rincón de la ‘Matanza’. Javier Arizaleta

Ya casi al final de pueblo -o del comienzo, según se mire-, está Raúl Serrano, que muestra un museo en el que se pueden encontrar los utensilios de tortura que fueron los habituales de la inquisición, además de las herramientas habituales de los verdugos, “verdaderos profesionales del horror”. 

La fiesta de Bargota también tiene sus divulgadores. Es el caso de Mikel Chasco que presentaba la tercera edición de su novela Los cerdos te vigilan, mientras aguarda la inmediata publicación de su segunda novela El amanecer del lobo: “Si algo hay que destacar de esta fiesta, es la gran implicación de todo el pueblo en ella”. A su lado Mikel Fernández mostraba su libro Niños y niñas en acción, basado en su experiencia como maestro quien asegura que su libro llega con experiencias recientes en las que está seguro de que “la educación se puede hacer de otra manera” cambiando los valores existentes de “la teoría y de la práctica”. Una idea que en Bargota sí que practican casi todos los vecinos y vecinas, incluso para poner en marcha el primer concurso de gazapos capaz de meter un spray de espuma entre las productos de belleza del mismísimo Brujo de Bargota. !Ay, perdón por el spoiler¡