Durante once años Carmen Albisu, nacida en Errentería en 1916, impartió clases de euskera en Tudela antes de que existiera ikastola, se dieran clases nocturnas o de que llegara AEK. Una exposición, Hemen baditun. Hamalau+bat, recupera ahora su figura como precursora de esta lengua en la Ribera ya que formó en su cuarto de estar a varias generaciones, que fueron, a su vez, quienes promovieron el nacimiento de enseñanzas regladas a mayor escala.

La muestra, que ha pasado por varias localidades de Navarra, a su llegada a Tudela ha servido para que los alumnos de la ikastola investigaran en la vida de Albisu, contando con testimonios como los de su hija Miren Añón o una de sus primeras alumnas Ana Grao. Las alumnas Leire Elosegi y June Urbizu han presentado un documental que han elaborado dentro de la clase de euskera en el centro escolar en el que indagan sobre sus aportaciones y su legado.

Hemen baditun. Hamalau+bat trata de recordar a diversas mujeres de todo Navarra que, en distintos ámbitos, han trabajado por la difusión y defensa del euskera para tratar de “dar visibilidad de cómo trabajaron por ello en condiciones tan poco favorables como los de mediados del siglo XX”, explicó una de sus promotoras Inés Castiella. En ella aparecen Feli Setoain Aróstegui, Mikaela Labayen Lasarte, Petra Azpiroz Lazkano, Paulina Urkiola, Perpetua Saragueta, Maritxu Viscarret, Luzia Goñi Ollas, Mikela Gastesi, Mirentxu Loyarte, Xole Erbiti Arbilla, Ceferina Fontellas, Pakita Zabaleta, Zabaleta , Sagrario Aleman Astiz y Ana María Echaide Itarte.

Retrato de Carmen Albisu Fermín Pérez Nievas

Carmen Albisu se casó con José Luis Añón, cuyos padres eran de Tudela, y debido al ambiente político de Errenteria decidieron mudarse a Tudela en 1944, donde tuvieron cinco hijos. Añón sabía euskera (además de francés, alemán y castellano) y era la lengua que hablaban en casa, por lo que en la capital ribera de aquellos años 50 y 60 se les conocía como los vascos.

Su hija Miren Añón recuerda que “como hablábamos castellano fuera, cuando volvíamos a casa y seguíamos en castellano, nos decían ‘ondo izan’, para que en casa habláramos en euskera”. Lo que comenzó como un entretenimiento para formar a un grupo de dantzaris que querían saber euskera (dando clase a 5 ó 6 personas en su cuarto de estar) se transformó en algo más sistemático que tenía hasta ayudas de la Diputación a finales de los años 70 con hasta 80 alumnos, por lo que una vez viuda se dedicó por completo a esta enseñanza. “Ya enseñaba a leer a muchas mujeres al principios ya que había mucho analfabetismo en Tudela y para el euskera se sacó el título de profesora y acabó por convertir la casa en una escuela. Se quedó viuda y esto le dio una fuerza increíble”, ha explicado Miren.

Asistentes a la presentación de la exposición Fermín Pérez Nievas

Durante la presentación y el posterior coloquio la recordaron como “una mujer de una paciencia infinita, muy alegre. Una mujer increíble”. El número de alumnos le desbordó y llegó a tal nivel que el Ayuntamiento de Tudela le acabó dejando la Casa del Reloj para impartir las clases. Su semilla sirvió para que algunos de sus alumnos crearan el primer paso de la actual ikastola Argia, formada por 5 familias en 1984 en la peña Beterri, justo después de que ella lo hubiera dejado en 1981.

La muestra sobre la vida de estas mujeres se puede ver en el centro cívico Rua durante las tres próximas semanas. Al acto han asistido las concejalas del Ayuntamiento de Tudela Itziar Les y Anichu Agüera, padres de alumnos de la ikastola y muchos de los alumnos de Albisu que dejó con su semilla el fruto del euskera en muchas localidades de la Ribera que hoy siguen hablando y enseñando la lengua que tanto amaba esta vecina de Errentería afincada en Tudela, “el euskera es una lengua preciosa que no debemos dejar que se pierda”, decía en las entrevistas que le hacían entonces.