En recuerdo de los concursos de repiques de campanas que se celebraron en los años 60 en los pueblos de Sakana, la Asociación de Campaneros de Navarra-Nafarroako Ezkilazainak ha organizado para mañana en Arruazu la primera edición de la Exhibición de Repique de Campanas Tomás Ganboa, una cita con vocación de continuidad que toma el nombre de este campanero de Arruazu, ganador de las primeras ediciones y presidente de honor de la asociación.

El programa arrancará a las 11.00 horas con la proyección del El último repique, en la iglesia además de una charla sobre el papel de los campaneros en la actualidad. Al mediodía habrá un almuerzo con queso y vino en la plaza y media hora después será el repique de bienvenida de la mano de Aitor Satrustegi para continuar con la exhibición de repiques. Se han inscrito siete campaneros, que ofrecerán dos repiques de dos minutos cada uno, que pueden ser conocidos o inventados.

A las 13.30 horas habrá un homenaje a Tomás Ganboa, campanero durante seis décadas, hasta que hace 6 años un ictus le obligó a abandonar el campanario. La mañana finalizará con una comida popular. Además, de 10.30 a 12.00 horas, se podrá practicar en un campanario portátil que llevará la asociación para que cualquier persona interesada pueda adentrarse en el mundo de las campanas de la mano de un campanero experto.

Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, el toque manual se ha mantenido a lo largo de los siglos como un medio de comunicación comunitario. Con un amplio repertorio de formas y técnicas, los toques de campana han regulado diferentes aspectos de la vida festiva, ritual, laboral y cotidiana. “Acompañan en los momentos festivos y en los dolorosos, sobre todo cuando están tocadas a mano, con alma, sin la exactitud mecánica y fría de la electrificación”, apunta Joaquín Corcuera, vocal de la asociación.