El 6 de octubre de 1934 Companys, presidente de la Generalitat de Catalunya, proclamaba por segunda vez la independencia, esta vez en el marco del levantamiento de izquierdas, impulsado por el PSOE y la UGT, para hacer frente a la llegada de Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) al gobierno de Lerroux. Se temía la instalación de una dictadura corporativista. En 1931, ya se había izado la bandera republicana junto a la de Catalunya, bajo el lema de una “Federació de Repúbliques Ibèriques”. Aquí cabe decir que la historia parece ser terca.

Aquellos hechos sucedidos en 1934 tuvieron como uno de sus protagonistas a un Capitán pamplonés, Maximiliano Biardeau Armendáriz. Su compañera, Filomena Fernandino Pérez, no descansó hasta ver reconocido el papel del “héroe socialista” en aquellos hechos. Las fuerzas catalanas hablaron de “héroe nacional”. Lo ajustado: un navarro de convicciones socialistas luchando por la República y en defensa de la cuestión catalana.

En junio de 1936 el semanario “¡¡Trabajadores!!” de la UGT anunciaba una nueva publicación: Navarra. Semanario de orientación popular. Un triunfo más de los obreros. Aparecerá los lunes. Próximamente. No apareció más.

Filomena con sus hijos en París, hacia 1945.

Filomena con sus hijos en París, hacia 1945.

El Golpe de estado del 18 de julio, situó a Navarra en zona sublevada. Los fascistas desataron una virulenta represión en la retaguardia. Entre las veinticuatro firmas que se anunciaban como colaboradores de la nueva publicación, doce fueron asesinados, otro murió en el frente y el resto encarcelados y exiliados. Las firmas eran conocidas, la crème de la crème de las izquierdas navarras, tan sólo tres mujeres, una de ellas, la Vda. de Biardeau; pero, ¿quién era esa mujer?, tirando de ese hilo, hemos descubierto la siguiente historia.

Filomena Fernandino Pérez nació en Pamplona el 29 de enero de 1905, Hija de José Fernandino Gamboa (Uharte Arakil) y de Romana Pérez Corta (Garinoain). Desde octubre de 1934, conocida como “la Viuda de Biardeau”, luchó por la memoria de su esposo en duras condiciones. Recorrió los pueblos de Navarra durante la campaña electoral del Frente Popular en 1936, participó en mítines, como señala el semanario “Abril”, junto a otras mujeres como María Ángel Lardizabal, María Teresa o María Victoria Grábalos, una de las primas de su marido, o las dos, Julia Bea...todas ellas mujeres olvidadas para los socialistas navarros, como la historia de los Biardeau- Fernandino.

En el número 6 de la Calle Jarauta, altura 3º, vivía Filo, los cinco huérfanos (Maximino-1924, Mariano-1926, Francisco Javier-1928, Esther-1930, Raquel-1932 y los suegros: Maximino Biardeau Ezcurra-1867 y Facunda Armendariz Goñi-1880). En el edificio contiguo se encontraba la redacción del diario tradicionalista “El Pensamiento Navarro”, que el 7 de octubre de 1934 informaba: “La Generalidad llamó al general Batet y le requirió para sumarse al movimiento sedicioso, por haber sido ya proclamada la República catalana (…) las tropas fueron aclamadas y tomaron todos los edificios oficiales (…) Declaración de guerra”. Fue en aquellos hechos que Maximiliano, con un grupo especial fue a detener al General Batet, y acabó herido en el intento.

Filomena era militante socialista, y ante la tumba de su marido en Barcelona, señaló: “Ya ves que cumplo la promesa que te hice tantas veces, de envolverte en la enseña de nuestro Partido, si morías defendiendo su causa”. Filo saludó con el puño en alto el cadáver de su compañero, el héroe socialista, tal como recoge “El Obrero Balear”, el 6 de marzo de 1936. La prensa de la época refería “actividades republicanas y sus simpatías hacia el movimiento obrero”.

El triunfo de las izquierdas en 1936 reactivó la lucha de Filomena por la memoria de lo ocurrido, y llevó la reivindicación de su caso a las Cortes en junio a través de una propuesta de Indalecio Prieto, apoyada por el diputado pamplonés Mariano Ansó. Se logró el reconocimiento de su pensión, hecho referido en el diario “El Sol” o el “ABC”.

No sabemos dónde se encontraba Filo y sus cinco hijos cuando sucedió el Golpe del 18 de julio y el inicio de la guerra civil, suponemos que en Iruña o Barcelona. El ambiente para la familia debió ser insufrible, un primo y vecino, Armando Grávalos Armendáriz fue asesinado el 11 de noviembre de 1936.

La documentación familiar conservó su carnet de identidad del Gobierno de Euzkadi en Catalunya / Euzko Jaurlaritza, expedido el 7 de julio de 1937. Filo se asienta en el domicilio de Barcelona, Calle Salvà 67, y en el apartado profesión señala enfermera. Quizás allí también experimentaron los dolorosos eventos del bombardeo a Barcelona.

Los Fernandino-Pérez procedían de la localidad de Uharte Arakil. Eran diez hermanos, mujeres: Ángeles, Carmen, Filomena y Elodia, y hombres: José (Pepe), Primitivo, Luis, Antonio, Dimas y Armando. Su Padre José Fernandino Gamboa fue Militar, formó parte del Batallón Alcántara en la Guerra de Cuba (1895-1898).

Dos hermanos hicieron carrera militar: Pepe y Primitivo. Al menos tres de los hombres lucharon en el bando republicano: Pepe, Luis y Dimas. Primitivo en el bando nacional, fallecido en el frente. Pepe experimentó largo años de presidio, igual que Ángeles durante la Dictadura. Dimas y Luis pasaron por el campo de Gurs (Francia). La familia vivió las fracturas generadas por las hostilidades, y reconstruyeron sus vidas a pesar de tales cicatrices.

Con la muerte de Maximiliano en 1934 y la actividad política de Filomena durante la República, el destino fue el exilio en Francia, sacados por unos mugalaris en pleno invierno luego de la caída de la bombardeada Barcelona. El periplo, como el de muchos republicanos, sobrevivir a la complicada situación de Francia, luego de la ocupación nazi en 1940.

Los registros de documentos familiares señalan que los hijos de Filomena culminaron estudios en Courpiere, finalizada la guerra se trasladan a Perpiñan. Un hermano de Filomena, Dimas Fernandino-Pérez, participó con los Maquis y actividades del exilio vasco. Sus sobrinos conservaron la memoria de los combatientes del FFI en la 13° Región militar (1943-1944).

A partir de 1945, la situación de Francia y sus relaciones diplomáticas con Franco presionaron por la salida de los exiliados republicanos. Filo con su familia se traslada a Venezuela en noviembre del año 1948. Utilizaron los pasaportes NANSEN emitidos en Perpiñan. En Venezuela se arraigaron en la ciudad de Valencia donde desarrollaron sus actividades laborales y vida familiar. Esther fallece tempranamente en Venezuela, Maximino, Mariano, Francisco Javier y Raquel rehicieron sus vidas, llevando los recuerdos marcados por el valor de la libertad, la dignidad y la memoria. Filomena fallece en Valencia, Venezuela en el año 1972. Quedan vivos sus nietos y bisnietos, al uno y otro lado del Atlántico.

Maximiliano Biardeau Armendáriz pamplonés nació tal día como hoy de 1899, accidentalmente, en Dax (Francia), dónde habían ido sus padres Maximino Fernandino Ezcurra y Facunda Armendariz Goñi.

Derribo estatua de Antonio López, Marqués de Comillas, Barcelona, septiembre de 1937, fotografía de Kati Horna.

Derribo estatua de Antonio López, Marqués de Comillas, Barcelona, septiembre de 1937, fotografía de Kati Horna.

Ingresó en la Academia de Infantería en 1918, se graduó en febrero de 1921. Un año después, se encuentra en Larache (Marruecos), como oficial, en el Batallón América, detalla Eduardo Aizpún en una crónica publicada en el diario “El Pueblo Navarro”, 10/1/1922, cuando se produjo el encuentro con el periodista “Garcilaso” y varios navarros destinados en Marruecos. De esta época Maximiliano conoció directamente a Franco, el que después se convertirá en el dictador de España durante 40 años.

El diario “El Sol” informa que Maximiliano fue herido el 7 de julio de 1923. Le concedieron la medalla de “Sufrimiento por la Patria”. De regreso de Marruecos, en el domicilio familiar de Jarauta, vivían Filo y Maxi en 1925 junto a su tía María Armendáriz, viuda, y sus primos, los Grábalos - Armendáriz.

Sobre la historia de la solidaridad de la familia con la causa obrera y socialista, encontramos a Máximo, padre, realizando un donativo de 25 pesetas en la suscripción popular para las familias de las víctimas por los sucesos del 17 de abril de 1932 en Pamplona, tras una trifulca entre jóvenes carlistas y socialistas. Un tradicionalista esgrimió un arma de fuego y mató a tres jóvenes, dos socialistas y uno tradicionalista.

Ya en otro momento reseña la prensa: “Maximiliano era capitán de guardias de asalto y antes que esto, era socialista. Socialista militante. Lo sabían sus jefes, sus subordinados, había estado varias veces en prisiones militares, le habían trasladado de residencia”. Así lo describía el semanario “Crónica” en marzo de 1936.

Llama la atención la ausencia y falta de reconocimiento de ambas figuras entre los socialistas navarros históricos, ni en la Fundación Pablo Iglesias. Tal vez, tenga algo que ver con su cercanía con la causa catalana o la polémica ante aquella intentona de 1934.

Maximiliano, al parecer, estuvo destinado en Estella, donde el 11 de mayo de 1932 el “Centro Radical Socialista” le agasajó con una cena despedida con motivo de su traslado a Madrid a la que asistió un nutrido número de comensales. Tomaron la palabra compañeros, destacando la intervención de Leandro Nagore, quien le dedicó unas emocionantes palabras y una poesía. El diario “Democracia” realizó una breve semblanza remarcando su carácter abierto, sencillez, vasta cultura, que lo convirtieron en un ídolo entre los republicanos de Lizarra.

En junio de 1934, estaba ya al mando de la compañía de asalto en el puerto de Barcelona: “Este capitán (…) detenido y sumariado al manifestar -contestando a ciertas preguntas indiscretas - que pediría su baja antes de hacer armas contra la Generalidad de Cataluña”, señalaba “¡¡Trabajadores!!”, pasó 25 días en prisión en Madrid, y tras ser puesto en libertad, quedó a disposición del General Batet. Fuentes históricas señalan que Indalecio Prieto, en la sesión de Cortes de 25 de junio de 1934, dijo: “El único capitán de Fuerzas de Asalto que dispone el Estado en Barcelona es un republicano de historia inmaculada: Maximiliano Biardeau.” Ante el requerimiento del delegado del Estado en Cataluña sobre si estaba dispuesto a ponerse al frente de sus fuerzas contra la Generalidad, a las órdenes del general Franco, Maximiliano respondió: «Preferiría ingresar en Montjuich y cesar en el destino.» El capitán fue trasladado a Madrid.»

Regresó a Barcelona y allí encontró la muerte. Biardeau, al parecer estaba implicado en el levantamiento señalado para la vuelta del verano en 1934, tal como lo refiere el diario “Adelante”; órgano del Partido Socialista Obrero de España publicado en la ciudad de México con fecha 15 de octubre de 1943.

Plantar cara a la llegada de la derecha en España y la cuestión catalana eran temas asociados además al debate sobre la reforma agraria y la Ley de contratos de cultivo en 1934.

El movimiento de octubre no fue sólo exclusivamente sobre la cuestión catalana. Un Capitán de los guardias de asalto intervino en aquellos eventos con un plan audaz y de valor ante la declaración del “estado de guerra” por el general Batet. Se lo hizo saber a los dirigentes catalanes, incluyendo Companys. Dirigió un comando de seis hombres para asaltar la Comandancia militar y apresar a Batet. El intento fracasó. Maximiliano fue herido y detenido, algunos de sus acompañantes cayeron muertos, ingresó en prisión militar, donde fue abandonado sin debida asistencia médica. Murió desangrado en la madrugada del 7 de octubre de 1934.

El diario de la República “Frente Popular”, refiere lo siguiente en edición de San Sebastián, 28 de Agosto de 1936:

“En Barcelona ha tenido lugar con toda solemnidad la ceremonia de dar el nombre del heroico capitán Maximino Biardeau, a la plaza de Antonio López (…) Como se recordará, el capitán Biardeau, que residió entre nosotros algún tiempo, mandando las fuerzas de Asalto de Donostia, ante la persecución de que fue objeto durante el bienio negro por sus ideales republicanos, marchó a Cataluña, baluarte de la Libertad, poniéndose al servicio de la Generalidad. Y el 6 de octubre de 1934, nuestro excelente camarada moría heroicamente en defensa de la República, ante la antigua Capitanía general.”

Aun hoy sus familiares desconocen donde descansan sus restos, a pesar de una débil referencia de prensa de 1934 al cementerio nuevo de Barcelona.

Las controversias históricas continúan, más recientemente, en las investigaciones del 4 de octubre de 1934 realizadas por Manuel López Esteve. La figura de Maximiliano Biardeau cobra especial relieve. Los socialistas catalanes como Mariano Martínez-Cuenca, evaluaron como golpe de audacia la acción del Capitán Biardeau.

El historiador catalán Antonio Gascón Ricao lo ha destacado con fuentes complementarias a las aquí citadas en el marco del estudio del derribo la estatua de del banquero, naviero y esclavista Antonio López en 1936. Los actos más recientes en aquella plaza parecen haber olvidado aquel pasado.

Queda por avanzar en la recuperación histórica de su papel dentro de las fuerzas socialistas de la época, su relación con los círculos navarros y vascos, investigación que ésta breve semblanza pretende estimular en las nuevas generaciones.