El pasado jueves 20, como en tantas otras escuelas e ikastolas, cerramos el curso con una fiesta tan sencilla como emotiva en la escuela Lokiz de Antzin. La escuela reúne a alumnos de los valles cercanos. Hace una década que el centro estuvo apunto de cerrarse pero se consiguió mantenerlo vivo de la mano de ayuntamientos, vecinos, familias y profesores. Eskerrik asko a todos! Aun así, nuestra escuela no se ha librado de cálculos económicos (y políticos). Al igual que nuestros valles abandonados, la escuela es vulnerable a los criterios de la Administración de Navarra, que siempre nos aplica los baremos de los grandes centros de los núcleos urbanos: la naturaleza de la oferta de transporte y comedor, la jornada escolar, la gestión del comedor (baremos que acabaron con 2 puestos de trabajo en el valle y un proyecto pedagógico sobre la alimentación), o la alta interinidad del profesorado (golpeando la estabilidad del proceso de los txikis, ya que no podemos olvidar que los profesores son referentes en su proceso educativo y emocional) … ¡En el caso de los profesores los cambian como si fueran piezas de ajedrez, desplazando 1, 2, 3 o 4 profesores en función del número de alumnos matriculados! Por lo tanto, la fiesta de fin de curso fue agridulce, ya que era momento de despedirnos del curso entre risas, lágrimas y abrazos; pero también de nuestros txikis de 6º curso que van a Estella-Lizarra, y de los profesores que se van. La interinidad y la temporalidad son, entre otras, las consecuencias de la situación de la administración navarra que sufrimos los ciudadanos, por lo que en nuestro caso, parece que estuviéramos atrapados en una maraña de viento: cambian los profesores, dicen, porque los ratios son insuficientes, mientras que en la escuela que data de 1930, no cabe un alfiler. Esto indica claramente que lo que está en el centro es el dinero, y no el bienestar y la educación de nuestros txikis, y mucho menos las necesidades de nuestros valles despoblados. ¡Porque no nos hemos despoblado al azar, nos han despoblado! La paradoja, y lo que pretendemos denunciar, es que el Gobierno de Navarra va a faltar una vez más a la promesa que hizo hace 4 años.

La administración tiene secuestrada en alguna oficina la llave para iniciar la construcción de la nueva escuela prometida para los txikis de Lokizaldea. Por lo que la escuela ve limitada la posibilidad de crecimiento (los famosos ratios), y más grave aún, esta parálisis pone en entredicho el futuro de nuestros valles y pueblos. Campañas electorales, gestión de la PAC, fondos next generation, presupuestos... Tenéis la capacidad de hacer promesas y elaborar pliegos hermosos pero nosotros hemos visto claramente año tras año, con la decisión de retrasar la construcción de la nueva escuela, que habéis convertido la despoblación en una excusa más para aumentar los beneficios de unos pocos. Hemos demostrado paciencia durante años, y por ello decimos basta! Nuestros txikis necesitan una nueva escuela, pero también Valdega, Metauten, Lana y Berrotza.

¡Porque nos toca darle continuidad y estabilidad al proyecto emprendido hace 10 años por unos y unas valientes! Con esta nota, las familias que formamos la escuela Lokiz queremos reivindicar que hemos elegido vivir en estos pueblos pequeños, sabiendo que esta elección nos sitúa al margen de la economía y contra corriente. Sin embargo, apostamos por nuestros pueblos, tierra y cultura, y queremos expresar en voz alta que no renunciaremos al derecho a vivir nuestras vidas de una manera digna! ¡Porque no hay vida sin las risas y travesuras de los mas pequeños, ni futuro para nuestros valles sin jóvenes! Vamos a defender el modo de vida que hemos elegido, y por lo tanto un futuro para todos ello y el entorno rural! Así, anunciamos que el pasado 20 de junio, pusimos en marcha una dinámica para reivindicar la necesidad de una nueva escuela con el coraje, la ilusión y la imaginación de nuestros txikis, y la determinación de nuestros antecesores. Por lo que exigimos que el Gobierno de Navarra ponga las vidas en el centro de una vez por todas y cumpla con su palabra.