El derribo del refugio militar de Belagua dará paso a la regeneración del terreno
La empresa adjudicataria Erri Berri ejecutará las obras iniciadas en un periodo de seis meses por valor de 495.000 euros
En un periodo de seis meses, si se cumple el plazo de ejecución, el refugio militar General Garrido desaparecerá del paisaje del Valle de Belaguatras su derribo que dará paso a la regeneración del terreno que ocupa desde el año 1981.
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La empresa Erri -Berri S.L de Olite lleva a cabo las obras iniciadas días atrás tras su adjudicación por el Ministerio de Defensa por un valor final de 495.000 euros. En un terreno de montaña, este periodo de concesión “dependerá del tiempo”, apunta el jefe de obra, Roberto Izquierdo. Añade que la demolición se inició a primeros de mes y se ocupa actualmente de los espacios interiores. Seguirá hasta el derribo final con el traslado de escombros, limpieza y regeneración del terreno, para devolverlo tal como estaba antes de su construcción a su titular, el Ayuntamiento de Isaba.
Fue en el verano del 81, cuando a pesar de la resistencia municipal, autonómica, de los clubs de montaña y grupos ecologistas, comenzó a levantarse el edificio sobre 10.500 metros cuadrados de terreno cedidos obligatoriamente por la Junta del Valle de Roncal al Ministerio de Defensa para la construcción de una refugio militar escuela de montaña. 25 años después (2005) el Ejército lo abandonó una vez declarado sin interés militar. La Junta pidió en 2008 a Defensa la reversión del refugio en perfecto estado de conservación. En 2010 arrancó una década de litigios hasta conseguir la demolición del edificio y la recuperación del terreno “en su estado natural”, tal como ”obligó el Tribunal Superior de Justicia de Madrid al Ministerio de Defensa en su auto firme de 2023.
“Así está contemplado que debe quedar, como se dejó en su día, por obligación, porque fue el lugar elegido por el Ejército para su ubicación. El suelo tiene que quedar sembrado, sin el menor rastro de lo que ha habido ”, apunta el alcalde de Isaba, Carlos Anaut. Afirma que se han cumplido todos los requisitos para ello. “Tienen seis meses para hacerlo. Aunque las obras dependen del tiempo, está previsto que si este no es favorable, paren y las retomen”.
Como propietario del término, al Ayuntamiento de Isaba le corresponde el cobro del ICIO (Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras). Sin embargo, recalca Anaut, sin menosprecio, “es lo de menos. Lo importante es que hemos puesto fin a un edificio que no tenía sentido,ni cuando lo hicieron, ni cuando lo abandonaron”.
En este sentido, refiere a que el Ayuntamiento no tuvo más remedio que ceder el terreno para su construcción. Una vez abandonado, pero todavía en buen estado, se pidió a Defensa la reversión. El silencio primero, el largo proceso después han contribuido a su deterioro, una degradación que preocupaba al Ayuntamiento y a la Junta del Valle. “No se puede dejar un edificio abandonado, en ruinas, hasta su descomposición. Teníamos que sellarlo para evitar la entrada e impedir posibles daños. Un problema sin saber cómo y cuándo terminará. Estábamos por su demolición para evitar el peligro y la contaminación de los pastos, porque tampoco sabemos qué restos de materiales contiene”, argumenta.
Reinaugurado el refugio de montaña Ángel Olorón en 1992 y con la construcción de la estación de El Ferial, ya no tenía ningún sentido recuperarlo en un estado de descomposición que era inasumible para la Junta “Era una inversión muy grande que no necesitábamos. Lo construyeron en contra del Ayuntamiento. No se quería más edificios en Belagua. Por motivos estratégicos el Ejército eligió el valle para levantar una instalación que tenía entre sus fines servir de escuela de montaña para los remplazos militares de la División Navarra de Montaña.
“Si en lugar del monte se hubiera construido en el pueblo, podríamos haberlo recuperado por ejemplo para hacer viviendas. Fue un gasto en un edificio antes y ahora también para su derribo”, reflexiona el alcalde, con inevitable satisfacción por poner fin a la imagen soportada durante tanto tiempo, algo que también lamentaban.
La demolición devuelve al paisaje a los pies de Arrakagoiti su imagen natural acorde con el entorno. Libre de hormigón, en su lugar, volverá a crecer la hierba en primavera.