Los mariachis más ‘txingones’ de Navarra
Los Txingones de La Recle es un grupo original de Igúzquiza que ha pasado de tocar en “pueblicos” de la zona a realizar casi cuarenta conciertos este año
Los Txingones de La Recle es un grupo navarro de mariachis que levanta a todos los públicos en cada concierto. Sus orígenes se remontan a las fiestas de Igúzquiza de agosto de 2017, cuando cinco jóvenes del pueblo se subieron al escenario y brindaron a sus vecinos unas mexicanas que son la esencia de su música.
El grupo, formado a día de hoy por Joseba Barandiaran (bajo y voz), Ingrid Banderas (cantante), Isabel Rangel (guitarra y voz), Joxepo Martín (trompeta), Aitor Goñi (trompeta) y Jaione Baraibar (acordeón), busca que su público disfrute a lo grande, o como ellos prefieren, que “lo pasen de la chingada”. Unos objetivos que la banda remarcó en su nombre: chingón en jerga mexicana hace referencia a “algo bueno”, y La Recle en honor a sus raíces de Tierra Estella.
No es solo su vena disfrutona la que los hace especiales. Los Txingones, bajo su criterio, son “de los pocos grupos que mantenemos casi el cien por cien los clásicos mexicanos”, declara Joseba. En su puesta en escena la banda es fiel a grandes éxitos como El rey, Volver, Volver, La mochila azul o Caballo Prieto Azabache. Además, suman a estos temas La Llorona, cantada por la guitarrista Isabel, y una versión de México lindo que “suelen resultar bastantes cañericas”, afirma el bajista.
El triunfo de sus conciertos no ha sido camino fácil para el grupo. Joseba, único superviviente de Igúzquiza, asegura que los peores momentos surgen “cada vez que alguien dice que se va”, expresa. Así, la salida de tres miembros de los Txingones durante la pandemia dejó a la banda en un momento en el que “parecía que no levantábamos cabeza”, añade el iguzkitzar. Sin embargo, sí lo consiguieron.
A pesar de estas dificultades, la banda se encuentra ahora muy estabilizada, lo que les ha llevado este año a encontrarse en su mejor momento. Así, en 2024 los seis integrantes han estado mucho más “empastados”. Además, los Txingones han tenido la oportunidad de tocar en pueblos más grandes como Tafalla, Sangüesa o zonas de la Ribera Alta.
Un empujón por el que el equipo ha luchado. De ensayar en sus inicios en unas casas de veraneo “medio vacías” en Igúzquiza, a hacerlo ahora en una sala insonorizada en Egüés. De subirse a pequeños escenarios por algunos “pueblicos” de Tierra Estella, a dar casi cuarenta conciertos este año.
Una evolución musical y artística que se ha visto reflejada en su vestuario. Hace dos años el grupo apostó por unos trajes negros personalizados y confeccionados a medida en Ecuador, a juego con un sombrero de México.
La puesta en escena y la calidad del equipo de sonido son también algunos de los retos que la banda quiere mejorar. Un progreso con el que los Txingones aspirarían a algunos de sus sueños, como tocar en San Fermín. Aunque, de momento, con “que los ayuntamientos grandes nos conozcan y confíen en nosotros”, se bastan.
Una confianza que reluce cuando más durante los meses de verano. Aunque el resto del año siempre suelen tener “algún concierto suelto” como el que celebraron el sábado 16 en la sala Canalla para el festival solidario Asnaen.
La banda, a pesar de que disfruta de cada escenario al que se sube, recuerda algunas plazas con mucho cariño. La Rugby Gaupasa de Larraintza o Cilveti son lugares en los que “la gente está a tope desde la primera canción”, apunta Joseba. Por no olvidar Alda, pueblo alavés que siempre invita al grupo a almorzar, comer, cenar e incluso a dormir, lo que hace sentir a los Txingones “como en casa”.
Una acogida que estos mariachis agradecen. Sin embargo, puede que la adrenalina de subir al escenario siga siendo su momento favorito. “Cuando estás ahí arriba y ves que el público está animado es un subidón”, asegura el bajista. Los “raticos fuera de los conciertos” en los que el grupo hace “piña y familia” también son de sus preferidos.
Los integrantes del grupo combinan la pasión musical con sus profesiones. Unos trabajos que coordinan con sus ensayos de todos los viernes, cuando están en época de conciertos, y cada dos semanas cuando están más tranquilos.
Los Txingones de La Recle es un proyecto en el que sus miembros están muy ilusionados. “Ver cómo crecemos año tras año, cómo mejoramos, abrimos fronteras y somos cada vez más conocidos me emociona”, confiesa Joseba. Así, los pueblos de Navarra y alrededores podrán disfrutar de los Txingones una larga temporada más.
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