Zama Doinuz Arindu, festival organizado por un grupo de etxarriarras y Sare, se despidió el domingo tras diez ediciones con la sensación de haber contribuido a su principal objetivo, aligerar a través de la música las consecuencias de la política penitenciaria de dispersión que obligaba a familiares y amigos de presos y exiliados a realizar cientos de kilómetros para visitarles.

Con las entradas agotadas hace semanas, el polideportivo de San Donato Eskola estaba a rebosar, más de 850 personas.

El cartel era de lujo: Eñaut Elorrieta, Bulego, Gatibu, Porrotx, Nogen, Brigade Loco, Gorka Urbizu, Juantxo Arakama, El Drogas, Zea Mays, Zetak y Zigor DZ además de Olaia Inziarte que no pudo actuar por un contratiempo a última hora.

Además hubo sorpresas. La primera fue Maixux y sus hijas, que cantaron Hileta Kantu Nafarra con Pello Reparaz, y sobre todo cuando Erramun Martikorena salió de la oscuridad para cantar a capela Xori erresiñula, Itzulera junto al músico arbizuarra y finalizar con Xalbadorren heriotzean, de nuevo en solitario con su prodigiosa voz.

Lo cierto es que a lo largo de las dos horas y media del festival hubo muchos momentos especiales. “Fue una fiesta de emociones y sentimientos, lágrimas y sonrisas, momentos mágicos e inolvidables que hicieron explotar el polideportivo”, destaca Mikel Mundiñano, coordinador de Sare.

Asimismo, agradecía a todas las personas que les han acompañado en esta década de andadura. “Lo hemos hecho en auzolan y la respuesta ha sido impresionante. Nos despedimos con el buen sabor de que hemos aligerado la carga pero sabiendo que todavía hay razones para seguir. Por lo tanto, no podemos quitarnos el pañuelo de Etxerat. Seguiremos tirando de la cuerda”, adelanta.