La seguridad de los niños y niñas es lo primero. Así lo han expuesto este miércoles en el Parlamento los representantes de la comunidad educativa del CPEIP Nuestra Señora de Orreaga y del IESO Garralda en relación a las deficiencias que presenta la escuela respecto al sistema de incendios y evacuación.
En la comparecencia estuvieron presentes Andrea Aldave y Mikel Villarrolain, de la directiva del centro; Ángel Luis Mandacen, del Ayuntamiento de Garralda, que es quien sufraga los gastos de la escuela; y Maite Jaramillo e Ilargi Gardeazabal, en representación de los padres y madres del alumnado de ambos centros.
Por un lado, se hizo constar que el sistema de la alarma de incendios, del gas y el sistema de evacuación está “obsoleto”. Los sensores de humo y gas únicamente se ubican en el almacén y en la cocina, cerca del sistema eléctrico, lo cual “son puntos calientes en caso de incendio”. Además, la alarma se activa de forma manual, su sonido sólo es perceptible en la planta de abajo y las puertas de entrada y salida sólo se abren hacia dentro. “Se necesitan alarmas automáticas de fuego y gas que se oigan en toda la escuela. ¿Cómo puede ser que en pleno siglo XXI ante una situación de alarma dependamos del factor humano?”, preguntaba ayer Jaramillo.
Además de esto, también trajeron a colación el estado de la instalación eléctrica, la presencia de rampas sin tejado, la ausencia de barandillas y deficiencias en el exterior relacionadas con la presencia de hielo y nieve, así como otras situaciones que empeoran la calidad del día a día en el centro.
Despoblación
El edificio en el que se encuentran ambos centros fue construido hace ahora 48 años y actualmente acoge a 110 alumnos y alumnas, pero nunca se ha reformado de manera integral. “A través del Ayuntamiento y con subvenciones se ha ido parcheando el edificio, pero no es suficiente respecto a las carencias de movilidad, seguridad, confort y practicidad”, explicaban en la sesión de trabajo. Precisamente, a través de un informe de inspección, han constatado que la cantidad que tendrían que invertir para solucionar esta situación es la de 217.000 euros. “Para una localidad como Garralda, sin más recursos, es difícil de asumir. El funcionamiento ordinario del centro siempre ha sido deficitario para el Ayuntamiento. Tenemos poca capacidad de realizar inversiones de calado grande y para poder llevar a cabo proyectos de más magnitud, necesitamos otros apoyos”, apostillaba ayer el concejal Ángel Luis Mandacen.
Además de tratarse de una zona despoblada como es el Pirineo, la escuela es un recurso que utilizan no sólo las 110 personas que forman parte del alumnado, sino también el equipo del profesorado y aquellas personas que hacen uso del centro durante las tardes donde se ofertan clases extraescolares. “La escuela es un punto neurálgico en la zona de encuentro donde se realizan infinidad de actividades para la juventud, ofreciendo una alternativa al bar o a las sociedades. (…) Necesitamos y merecemos un edificio acorde a las necesidades que presenta la población del Pirineo”, expresaba Jaramillo.
Por parte del espectro político, especialmente los grupos parlamentarios de EH Bildu, Geroa Bai y Contigo-Zurekin mostraron su predisposición a estudiar cómo abordar la situación y a llevar a cabo acciones para paliar esta situación. Sin embargo, desde la comunidad educativa se marcharon con “una sensación agridulce”. “Ya hemos tocado todas las puertas que nos han ido indicando. Todos y todas comprenden, y a la vista está, que hay unas necesidades básicas, pero con eso nos quedamos. Nadie nos tiende la mano y necesitamos una respuesta real”, concluía la directora del centro Andrea Aldave.