Sorogain acogió este sábado una nueva edición de su marca de ganado, uno de los rituales ganaderos más antiguos de Navarra que se remonta al año 1856 con el pacto en los valles de Baigorri y Erro para compartir pastos en el paraje comunal de Sorogain. En este encuentro, símbolo de identidad y trabajo colectivo, se dieron cita una veintena de ganaderos y varios habitantes de ambos lados de la muga, así como autoridades locales del Ayuntamiento de Erro y del Gobierno de Navarra, entre los que se encontraba Rubén Goñi, director general de Desarrollo Rural.
Durante la mañana, respetada hasta la hora del almuerzo por la amenaza de lluvia, el alguacil del valle Xabi Zía Urrutia marcó a fuego en los cuartos traseros derechos de las reses las letras VE (valle de Erro). Así, un total de 401 vacas y 280 yeguas pastarán libremente hasta septiembre por las 700 hectáreas de los verdes prados de Sorogain, con un sello que les permitirá distinguir la raza autóctona de las vacas del valle de Baigorri, las cuales entrarán el próximo 24 de mayo en la tradicional marca de Urepel y que serán marcadas en su parte izquierda. También en mayo entrarán 670 ovejas y 45 cabras más. “El año ha sido lluvioso y ha hecho un poco de fresquillo. Para el ganado si hubiera hecho un poco más de calor, hubiera sido mejor, pero tampoco está mal”, expresó el alguacil.
Por estas reses de ganado, el conjunto de ganaderos ha abonado una cantidad de 28.347,50 € (33 euros por cada vaca, 43 euros por cada yegua y 4,30 euros por cada oveja y cabra). Asimismo, en lo que respecta a la segunda hierba (en julio) está prevista la entrada de 9 yeguas y 465 ovejas, y, en la tercera hierba (en septiembre), otras 540 ovejas.
MUJERES GANADERAS
En su compromiso por la transparencia, el Ayuntamiento de Erro se ha propuesto este año contabilizar el número exacto de reses que van a pastar en el comunal. “Los caballos, por ejemplo, no se marcan ni se cobran porque antiguamente los traían para fecundar a las yeguas y era casi como un trato de favor, pero tenemos que estudiarlo y para ello era necesario hacer un registro correcto”, comentaban desde el Consistorio.
Aunque únicamente dos de los veinte ganaderos inscritos son mujeres, este año se ha dejado notar una mayor presencia femenina colaborando activamente en las tareas de entrada, una señal de que el relevo generacional y la igualdad también tienen su espacio en esta tradición.
Más allá del ritual ganadero, la marca de Sorogain sigue siendo un acto de cohesión vecinal y transfronteriza, materializado en un almuerzo en el albergue de Sorogain (abierto, por cierto, para la ocasión, ya que está pendiente el proceso de adjudicación del arrendamiento) que reunió a decenas de vecinos y vecinas que nunca faltan a la cita. l