En el mes de septiembre, el Valle de Salazar tiene su cita anual. Este sábado se reunió en Otsagabia, en la celebración de su Urruxkide Eguna. La fiesta itinerante que junta a las gentes de sus pueblos y ensalza su identidad comenzó temprano, con las dianas en cada villa.
Una vez en Otsagabia, el tradicional desfile transcurrió por sus calles encabezado por la bandera y el escudo del valle, hasta la plaza donde se desarrolló el acto central. El recorrido estuvo amenizado por la Escuela de Música y a lo largo del mismo no faltaron las jotas y canciones, antes de desembocar en la plaza. El grupo de Zaraitzun Kantuz entonó temas como Orhiko Txoria, uno de los que conforman la identidad cultural de la zona. Y es que el Urruxkide Eguna es una expresión identitaria desde la simbología, la indumentaria, los temas musicales, voces y danzas salacencas. Un año más, las danzas de Jaurrieta y Otsagabia formaron parte del programa y los grupos obsequiaron con su repertorio a sus pueblos vecinos.
Aiert Otsoa
Cada Urruxkide Eguna tiene su Aiert Otsoa, una talla de madera de Tomás Sarriés, de Ibilcieta, con el mapa y los nombres del valle que se entrega como reconocimiento a la labor altruista. En esta edición recayó en la Escuela de Música del Valle, personas fundadoras y formadoras durante 35 años de varias generaciones de músicos. Recogieron el premio: Imanol Blasco (director), Diego Eder (jefe de estudios), Edurne Esarte y Garazi Pérez (patronato), Zesar Armendáriz y Amaia Barberena (miembros anteriores) e Iker Larrauri (profesor de Txistu).
La Escuela de Música participó activamente en la jornada, en las dianas, con el aula de Txistu (Izalzu y Oronz), la de Gaita y Tambor (Sarriés e Ibilcieta) y el Combo (Jaurrieta). En el desfile tomó parte un trío del aula de Gaita con la Comparsa Txiki y el Combo acompañó a las autoridades, e interpretó por vez primera el Baile de la Bandera.
Testigo
El término urruxkide (“comensal”) refiere a la costumbre de juntarse todos los pueblos a comer (14 más el despoblado de Ripalda) e intercambiar sus llaves. Es uno de los momentos más esperados del acto central de un día con sentido de comunidad.
Es el día del Valle. En él, año a año, sus habitantes fortalecen sus lazos y se reconoce a quienes trabajan por su revitalización. En Otsagabia cogieron el testigo Gallués, Uscarrés e Iciz. Kantuz y trikitrixas de la Escuela de Música amenizaron el poteo hasta la comida popular.