Auritz celebra su feria de ganado con un monolito en recuerdo a la brujería
La feria de septiembre rememora la quema de cinco personas acusadas de brujería en 1525 con una escultura en la plaza
La Feria de septiembre de Auritz/Burguete, celebrada este fin de semana, no sólo fue un escaparate de la ganadería local, sino también un canto a las raíces y las costumbres de un pueblo con gran tradición ganadera y con una nutrida historia local.
Documentada como una de las ferias más antiguas de Navarra, la muestra se desarrolló el domingo, si bien desde el sábado hubo diversas actividades. Una de ellas fue la inauguración del jardín etnográfico, una propuesta impulsada por la Asociación Garaitzeko. Así, en colaboración con el Ayuntamiento de Auritz/Burguete. Este espacio al aire libre es un homenaje a las costumbres rurales, con la exposición de una belar-meta, una carbonera, un subilaro (tronco que se quema el día de nochebuena) o un potro de herrar, en cuya madera unas 15 familias del pueblo sellaron las letras de las iniciales de sus apellidos o casas con los hierros con los que marcaban tradicionalmente al ganado.
Después, los auriztarras disfrutaron de una ronda por los bares amenizada por Gogotik Taldea y una posterior comida, mientras que en la Casa de Cultura también se pudo visitar la exposición de fotografías de Ángel y Mikel Borrega en torno al proceso de elaboración de las tradicionales tablillas, una muestra que continuará expuesta durante toda la semana.
BRUJERÍA
El domingo llegó el día grande, en la que se celebró la tradicional feria de ganado en el término de Kuatropea. En ella participaron una decena de ganaderos locales, quienes exhibieron sus yeguas, vacas y cabras, mostrando la riqueza ganadera del pueblo. Además, algunos puestos artesanos ofrecieron productos locales.
El punto culminante de la jornada llegó a las 13:00 horas, en la plaza del pueblo, donde se celebró la inauguración de un monolito en honor a la brujería. Este acto, enmarcado dentro del proyecto “Auritz 1525-2025”, rememoró los trágicos hechos ocurridos hace 500 años, cuando 5 personas, cuatro mujeres y un hombre, fueron quemadas vivas acusadas de brujería. Pello Iraizoz, escultor encargado de crear el monolito, explicó los detalles de su obra en piedra de casi tres metros de altura en la que aparecen reflejadas las personas que fueron ejecutadas el 19 de junio de 1525: Graciana de Esnoz, Martín de Linzoain, Johana de Behera, Miquela del Burgo y María de Bordel. “Esta ejecución se hizo como un escarmiento público, realizada en la plaza del pueblo y en un día de mercado, para que todo el mundo lo viera”, lamentó. Un hecho que, según destacó Iraizoz, refleja una “cultura muy machista” que no hay que dejar de rememorar. “Habéis hecho un papel enorme recordándola, porque si nosotros no nos acordamos de nuestra historia, no van a venir de fuera a hacerlo por nosotros”, concluyó.
El alcalde Unai Irigarai también intervino en el acto subrayando que la ceremonia era una forma de cerrar el ciclo de este año, en el que también se ha celebrado el 500 aniversario de otra efeméride: la visita de San Francisco Javier al pueblo. A su vez, aprovechó para presentar la revista “1525, represión bajo la falsa acusación de brujería; 2025, el rescate del olvido”, una publicación de 32 páginas en castellano y euskera para que “como sociedad, tengamos ese recuerdo y conozcamos esa historia que se nos ha negado y que no se nos ha transmitido. Por muy oscura que sea, tendremos que mantenerla para poder afrontar el futuro”, reconoció. Seguidamente, Joxepe Irigaray presentó un avance de la publicación, que fue repartida entre los asistentes, explicando que esta primera ejecución se hizo en Auritz/Burguete porque “el municipio tenía título de villa y era uno de los lugares donde se podía impartir justicia”.
Con la intervención de la coral Orreaga Abesbatza, se dio por inaugurada esta escultura como un canto a la memoria de Auritz/Burguete, que se despide de un año dedicado a la brujería donde se ha enseñado a mirar hacia atrás, a reconocer las heridas de la historia y a celebrar la identidad de un pueblo que no olvida.