Si se habla de Etxalar, de inmediato surge su relación con las palomas como ninguna otra localidad en Navarra por su ancestral sistema de caza con redes datada al menos de 500 años atrás. Con la llegada del otoño, la localidad vuelve a vivir una actividad inusitada, casi febril, donde todos piensan en sus palomeras y en los vientos más favorables y este año no será excepción. El grito de aviso, "¡uxoak, uxoak!, rompe el silencio y eriza el vello como desde hace siglos en el paraje de Yarmendi y collado de Usategieta, advirtiendo la llegada de un bando de palomas. Y todos, los encargados del complejo de las redes y los cazadores de escopeta situados detrás, se aprestan para intentar abatir algunas piezas, aunque ni el 1% (en 2020, 118 docenas y el máximo histórico en 1970 con 349 docenas) de los miles que cruzan el cordal de los Pirineos.

Pedro Galarregui avisa con la korneta

LAS REDES Todos los complejos de redes, seis ahora por las cinco originales, tienen su nombre, quizás por aquello de que en Euskal Herria "todo lo que tiene nombre, existe". Son Lakaina, Elutsa, Miarra, Kalamua, Monua y Fortuna, como se las encuentran las palomas según se miran de frente, en la creencia de que huyen del acecho del halcón. Desde que los vigías avistan al bando, el espectáculo está servido. Entran en acción los palomeros situados en la trepa (observatorio en alto para vigilar la llegada de palomas) que lanzan abatak o paletas parecidas a las de pimpón que simulan ser aves de presa y hacen bajar a las aves, agitan la txatarra (trapo viejo atado a un palo) simulando ser aves de presa y gritan para que la bandada siga la dirección de las redes. Una vez conseguido, entran en acción los encargados de redes, que calculan el tamaño del bando y qué viento sopla, hasta que acciona una palanca y las redes caen a plomo capturando alguna cantidad de palomas. El turuta o korneta toca dos veces y da vía libre a los cazadores de escopeta, indicando que han acabado la faena y ya pueden disparar, y tiran a las palomas que han salvado la red. Vale la pena verlo al menos una vez en la vida, igual que se ha hecho desde medio millar de años.

Paletas con las que se engaña a las palomas

SUBASTA Y PASEO El primer sábado de septiembre, Etxalar subasta los puestos para cazar con escopeta, que también tiene su historia, más en otro tiempo, por el pique que montaban quienes pujaban por un lugar de su gusto. El Ayuntamiento de Etxalar que preside Miguel Mari Irigoien, también cazador, recaudará al menos de 39.650 euros, (dato de la primera subasta realizada el sábado). En una época, era un ingreso importante, ahora es casi simbólico, aparte de que cada vez hay menos cazadores y las palomas parecen seguir otras rutas. A Etxalar, que es pueblo de lujo, el más limpio de la cuenca del Bidasoa, hay que ir a ver cazar con red. Y además, a pasear por el collado, un grandioso paraje natural, a reir en el espace room que es novedad y comer paloma guisada o un chuletón en La Basque, las ventas o la Herriko Ostatua. (Categoría).

Las capturas de un buen día