La rifa de San Antón, la más antigua del Valle de Baztan con más de siglo y medio de existencia y de largo la más popular, se celebra hoy en Elizondo. A la una de la tarde, en el balcón principal de la Casa Consistorial, las manos inocentes de alumnos de los centros escolares y cara al público sacarán las bolas que formarán los cuatro números con derecho a un premio. El santo patrón de los animales domésticos llega de víspera con muy bajas temperaturas, heladas y niebla hasta que al mediodía luce un sol muy débil, y se festeja en el Valle de Baztan, en Zubieta y Lesaka, y en Erratzu, donde las mujeres celebran su comida de hermandad. En origen, igual que se hacía en muchos pueblos de Navarra, el único premio era un cerdo que, en algunos lugares, se criaba en la calle por la que se movía a su aire y se respetaba por todos y alimentaba con las sobras de comida que le daban en las casas. Famoso el de Tafalla, el "cuto divino" que tocaba al santo hospital y por eso "el año que viene comprarán números San Pedro y San Juan".

Las bolas que formarán los números premiadosLa más antigua

La rifa en Elizondo data al menos de 1867, según el boleto y con el número 2.521 que los elizondarras Luis Mari Ruiz Mendiburu y Pepe Fernández D Arlas hallaron en el archivo histórico del Monasterio Premonstratense de Urdax. Los dos, miembros de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Urdax-Baztan, ordenaban la vieja documentación cuando encontraron el pequeño tesoro que, por ahora y sin que se conozca otro más antiguo, es el testimonio fiel de que en esta ocasión se cumplen 155 años del celebrado sorteo. Aquel 1867, según el texto del boleto, el sorteo se celebró el 23 de enero, un miércoles, y no constaba que fuera por San Antón. Ese día, los santos más conocidos son Ildefondo, Clemente y Severiano, por lo que la dedicación a San Antón debió decidirse más tarde.

La elección fue acertada al ser Baztan un municipio eminentemente ganadero, y ser el santo el patrón de los animales, originalmente de todos y luego de los domésticos. Y además concurre la circunstancia de que la imagen conocida de San Antonio Abad le representa con un cerdito a sus pies, que se ha discutido si se trataría de un jabalí. Aquel billete de referencia costaba "un real de vellón" (25 céntimos de peseta de las que desaparecieron) y el administrador de la Casa de Misericordia era Bonifacio Santesteban. Consta que la rifa tenía lugar "con superior permiso" y que el número premiado se anunciaría "por carteles y por el Boletín oficial".

El incombustible Jesús Mari Zelaieta se ocupa de las 'baztanzopak'.

"Advertencia: No presentándose el tenedor del billete agraciado dentro de los primeros 8 días, se venderá el cerdo y se depositará su importe, caducando el derecho a él el 23 de enero de 1968 (¡un año!) en que se aplicará al Establecimiento", dice el boleto histórico. La caducidad, ahora, es de 20 días. También en su día, José Portillo, a la sazón administrador de la Casa de Misericordia de Baztan, la Meca, hoy Residencia Francisco Joaquín de Iriarte, comprobó revisando los libros de cuentas que el beneficio que se obtenía con la rifa suponía el coste de "la comida de medio año" de los residentes. Es evidente que los tiempos han cambiado de forma muy sensible, si bien dan idea de lo que el sorteo suponía para la financiación del establecimiento.

Los premios Como puede verse, el primer y único premio, fue un cerdo. Parece que así era la costumbre en la generalidad de Navarra, con un animal que representaba algo así como la "hucha" doméstica para las familias, ya que por aquel entonces los sacrificios de vacuno no se prodigaban como ahora. Una vaca tenía importancia, facilitaba leche a diario y la garantía de que cada cierto tiempo aportaría un ternero a la economía familiar. Así, por ejemplo, en 1774 Baztan se arruinó por una epidemia que acabó con nada menos que ¡6.034 vacas de un total de 6.593! Y del cerdo, cuando llega la matanza, se aprovechaba todo. Con el paso del tiempo parece que se consideró más propio dotar el premio con una vaca lechera, reina de la ganadería de Baztan, y se aumentó el número, de uno a cuatro. El cerdo pasó al 2º premio, y el tercero y cuarto han llegado a ser una máquina de coser y una bicicleta, hasta los corderos y el jamón actuales.

Los más veteranos, siempre fieles a la citaAnecdotario

El inolvidable Paco Ciaurriz, por años en el Patronato de la Meca, contaba que se hizo en tiempos de la canción popular "Tengo una vaca lechera..." cuando se puso de premio. Aquel año, el afortunado entró con su vaca en una taberna y cantando la canción ante el jolgorio de los parroquianos. El año 2001 fue el último en el que el premio fue la vaca lechera. Se pensó que era un problema para los urbanitas qué hacer con ella y fue sustituida por un ternero que se puede sacrificar y guardar en el congelador o venderse. Lo mismo, la venta, se hace en la actualidad pero el caso es que la vaca pasó al olvido. Al elizondarra Fermín Pirrín Fernández es al único que el primer premio le ha tocado dos veces, en números comprados al buenazo de Bautista Adin, Battitta, el hombre que más boletos ha vendido en la historia de la rifa. Y es Ramón Apezetxea, párroco de Almandoz, el único afortunado con dos premios el mismo día. Hoy volverá el sorteo, cuyos ingresos caen y caen en los últimos años. Algo habría que hacer para fomentar una jornada tan típica y familiar y tan buen objetivo, se intentó en su momento pero sin éxito y la idea cayó en saco roto.