góngora - El reto es ambicioso entre otras cosas porque se adelanta 20 años al objetivo que marca Europa. Pero el Plan Estratégico de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona apunta a la neutralidad en las emisiones de carbono para 2030. Desde que comenzó a medir sus emisiones en 2014, ha reducido su huella de carbono un 20%. Aquel año envió a la atmósfera 60.275 toneladas de CO2. Para compensar esa cantidad de dióxido de carbono hubiera hecho falta un robledal del tamaño de Pamplona, Berrioplano, Berriozar, Ansoáin, Villava, Huarte, Burlada, Barañáin, Zizur Mayor, Orkoien, Juslapeña y Ezkabarte.

Bajar a cero desde las 47.819 toneladas de CO2 de la última medición requiere de múltiples actuaciones, además de utilizar el biometano para la flota de autobuses y camiones y apostar por vehículos híbridos o eléctricos. La más importante, como detalló Campión en su comparecencia en el Parlamento del pasado miércoles, tiene que ver con Góngora, que emite el 54% de los gases de efecto invernadero de la MCP. El vertido de residuos sin tratar debe terminar.

‘calcuco, reduzco, compenso’ Campión recuerda que la MCP es la primera entidad local del Estado que obtiene el sello completo del Ministerio de Transición Ecológica Calculo, Reduzco, Compenso. “Empezamos calculando y hemos cerrado el círculo reduciendo y compensando”. Resalta la apuesta “muy importante con las energías renovables. En la planta de tratamiento de aguas de Egillor se acaban de instalar placas solares, y no habrá edificio que tenga o vaya a hacer la MCP en el que no estén ya en mente”. Por otro lado, se apoyan proyectos de reforestación en otros lugares, “con lo cual tú reduces el balance de carbono”. La compra de energía eléctrica con el certificado de origen renovable, y la de emisiones a nivel internacional, son otras medidas de la MCP.

En 2019 la Mancomunidad aprobará una estrategia propia de reducción de emisiones “muy ambiciosa, todavía más. Este tema está atropellando a todo el mundo. La lucha contra el cambio climático tiene que ser la política de todas las instituciones, es el reto del siglo XXI. Y es el momento de hacer cosas de verdad, cambiar combustibles, vertidos, consumos... También cada uno en casa separando bien los residuos, en especial la materia orgánica”.

Por último, opina que la MCP “tiene la responsabilidad, pero también la suerte, de que gestiona residuos, transporte, movilidad, somos consumidores de energía y productores. Podemos cerrar muchos ciclos en todo lo que tiene que ver con la economía circular. Y sería una dejación total no afrontarlo”. - M.B.