Sus síntomas son los de “un catarro fuerte”, pero se encuentra bien de salud. “Nada del otro mundo”, cuenta Arantxa Jiménez Morales, presidenta de Beasoain/Egillor, en el Valle de Ollo. Arantxa se ha estrenado esta legislatura como cabeza visible en la gestión de los asuntos del concejo. Y en las últimas dos semanas le ha tocado ejercer sin salir de casa, confinada con coronavirus. “El hijo dio positivo y nos tuvimos que confinar también su padre y yo. A los diez días, en la segunda PCR, a mí también me dio positivo. Y otra vez a por otros 10 días...”, explica Jiménez. Le tocará guardar cuarentena, por lo menos, hasta este viernes día 30. “A ver si entonces ya puedo salir”.

El contagio no ha supuesto un freno en su labor al frente del concejo. Al contrario: “Teníamos un montón de actas sin pasar. Era un trabajo que siempre estaba ahí, que había que hacer. Y ha llegado el día. He estado aprovechando, imprimiendo las actas, ordenando todo...”. Por lo demás, lo habitual. “Han ido surgiendo cosas, pero con móvil y ordenador he apañado. Como vivimos en una casa de pueblo con jardín a la entrada, hay distancia para que la gente venga, y si necesita dejar algo, hablemos y lo deje. También viene alguno a contarte sus historias, así, a lo lejos. Y por ejemplo ahora tienen que venir a colocar una farola... pues cuando lleguen le diré a alguien del concejo que vaya. No es mayor problema”, considera.

El principal inconveniente es “no poder estar con la gente”, y lo que más echa de menos es “no subir al monte. Pero no me puedo quejar. Hace poco hablaba con una amiga que también están confinados en un piso con un baño y dos habitaciones... Como para decirle que yo estoy aquí al sol”. Ventajas del entorno rural: “Vivir en un pueblo es un lujo. Aunque en la vida diaria hay veces que es difícil y tiene sus dificultades porque estamos un poco abandonados, tenemos nuestros beneficios”, dice.

Este confinamiento le ha pillado con el menor de sus hijos en 4º de la ESO, con transporte escolar garantizado. “Pero si nos hubiera tocado el año que viene, en Bachiller no tendría autobús, ¿cómo le llevaríamos estando confinados? Que no haya transporte escolar de 16 a 18 años no tiene nombre, es algo a lo que tienen que darle solución y más en donde no hay transporte público como aquí. Nuestros jóvenes no tienen las mismas oportunidades para seguir estudiado y eso no es justo”, lamenta.

toda una experiencia Siempre había “salseado un poco” en el concejo o la junta de la sociedad, pero nunca como presidenta. “Toda una experiencia”, reconoce Arantxa. “No pensaba que tenía tanto meneo. Porque desde fuera no te enteras. Ves las cosas hechas y no te planteas cómo ni quién las ha hecho. Para lo pequeño que es esto, da trabajo”, reconoce. Y aunque “a veces te lleves disgustos”, dice que “es bonito, merece la pena y se aprende mucho”. “Tenemos un ambiente que da gusto vivir aquí. Enseguida todo el mundo está dispuesto a a ayudar, a hacer... no sin roces a veces, nada es perfecto. Pero el pueblo es precioso y la gente, lo mejor”.

“Da gusto vivir aquí. Enseguida todo el mundo está dispuesto a ayudar”

Presidenta Concejo Egillor