"Este es, de principio a fin, un esfuerzo por acercar, escuchar y comprender las vivencias y realidades que conforman el suicidio". Así describe Leire Izaguirre Voces del silencio. Una excusa de acuarela, texto y cerámica para abordar un problema de salud pública de primer orden, demasiado presente y sin embargo oculto. "Ante una mudez que mata, sirva el arte como forma de comunicación para acercar una realidad complicada, como excusa para el relato o como antídoto", añade en el programa de la exposición.

'Soul', pieza central de la muestra en la que María Antonia Zamora aborda el tabú.

Leire ha ofrecido una veintena de visitas guiadas en las que más de 100 personas -además de las que lo han hecho a título individual- han pasado por el hall de la Casa de Cultura de Zizur Mayor, que acoge hasta este viernes la exposición. El perfil es variado, con visitantes ajenos a esta realidad o que la han vivido y la viven de cerca. "Me he sentido descrito a trozos. Le he visto a él reflejado y me he visto reflejado yo", le decía a Elena Aisa, presidenta de Besarkada/Abrazo -la asociación de personas afectadas por el suicidio de un ser querido- un padre que hace apenas tres meses ha perdido a su hijo. Porque la mayor virtud de la exposición es que trasciende del valor artístico de sus obras y se ofrece como punto de encuentro. Un espacio en el que "este tema tiene importancia y presencia", dice Leire. "Se habla de las emociones, de la tristeza...". En definitiva, se habla. Y hace falta. Como antesala de la muestra, un panel cuantifica el drama humano: cada 40 segundos una persona se suicida en el mundo. 800.000 vidas al año, "y probablemente son cifras subestimadas".

Acuarela de Fitín sobre el tabú y explicación de la obra de Zamora.

Tratamiento interdisciplinar:

Leire Izaguirre es criminóloga y cuenta que en la carrera no se habla del suicidio ni de refilón. "La criminología es interdisciplinar, busca ver las cosas desde distintas perspectivas. Del delito en concreto, pero también de la violencia. Y para mí el suicidio es violencia de alguna manera". Un suplemento que realizaron alumnos de Periodismo, en la Universidad de Navarra, encendió la mecha: "Me inspiró muchísimo porque hablaba del suicidio desde un montón de perspectivas, con un tratamiento muy completo. No buscaba el morbo, buscaba ofrecer distintas voces", recuerda.

A partir de ahí, Leire decidió realizar su trabajo de fin de grado sobre el suicidio. Y lo que iban a ser unas acuarelas pintadas por su tío -Jesús Manuel García, Fitín- con "palabras y conceptos clave" como portadas para ilustrar diferentes capítulos de su tesis, se convirtieron en el motor definitivo. "Me entregó sus dibujos... ¡y me conmovieron tanto! ¿Cómo has podido representar así la desesperanza? El tabú... ¿cómo has podido representarlo con tanta sensibilidad? Entonces pensé que era una manera estupenda de fomentar el diálogo a través del arte, fueron entrando otras personas y poco a poco se va creando esta idea. Pero el inicio son unas postales de acuarela", recuerda.

La pieza 'alma perdida'.

"Esta exposición tiene un cachito de mucha gente", dice también. Por ejemplo, de personas de Besarkada que aportan su testimonio como supervivientes, "la palabra que se utiliza para quien sobrevive a su propio intento de suicidio, pero también para quienes quedan después de un suicidio consumado. La Sociedad Americana de Suicidiología la utiliza por equiparar el impacto de un suicidio a la experiencia de haber vivido un campo de concentración", dice Leire.

Panel y acuarela relativos a los Supervivientes.

Los testimonios de los supervivientes conviven con las postales de Fitín, sus "puertos emocionales" y "esa idea del mensaje en un tema lleno de silencio" para dibujar el tabú, la emoción, la desesperanza o la tristeza. Y la exposición se completa con las esculturas de María Antonia Zamora, artista, psicóloga y también superviviente. "Tratar este tema es de urgencia social. Y más en esta época. Siempre ha sido un tabú, y creo que es un buen momento para expresarlo. Sin miedo, con naturalidad", argumenta convencida Zamora.

'Mangata', un camino de luz:

Pese a la crudeza del suicidio, en sus obras hay un halo de esperanza. Como en su pieza mangata: en sueco, la palabra que expresa el camino de luz que deja la luna al reflejarse en el agua. "Las obras que representan a cada panel no hacen referencia a lo negativo sino a la parte de luz que tiene que tener todo. Es un tema que está ahí y hay que verlo, y no solo desde el dramatismo", concreta. También reconoce que postales y esculturas "no han tenido nada que ver en su proceso creativo, pero cada obra es una expresión de emociones, y por eso llegan a encajar. Si lo hacemos a propósito no sale tan bien", confiesa.

'Deep blue'.

En definitiva, Voces del silencio son todas aquellas personas que optaron por quitarse la vida, pero también aquellas que vieron fracturadas las suyas en consecuencia. El suicidio no termina con la muerte ni es ajeno: he ahí la importancia de escuchar", finaliza Leire.