pamplona - Urbasa, pasos de pastor, es el título de la exposición que se puede ver en el restaurante Obas de Mendebaldea, una muestra que recoge una veintena de fotografías, dibujos y pinturas de José Ignacio Juanbeltz que es también un homenaje a esta sierra y a este oficio ancestral. “Esta exposición surge de las múltiples percepciones de la vida de los pastores en la sierra. Cada fotografía muestra secuencias, gestos y acciones pero que no agotan la riqueza de la descripción de espacios, movimientos y guiños que envuelven la vida pastoril”, explica este profesor jubilado nacido en Artaza, valle de Améscoa Baja. Y es que José Ignacio Juanbeltz ahonda en lo que no se ve en la imagen de una fotografía, el criptosistema. “En el proceso de elaboración del queso, se muestra una foto de una piedra de cuarcita que los pastores utilizaban para calentar la leche hace 3.000-4.000 años, la localizó Emilio Redondo en Aranzaduia donde también descubrió bifaces y restos de civilización del Paoleolítico inferior, de hace 150.000 años”, explica.

Con motivo del 20 aniversario del restaurante Obas que toma el nombre de uno de los dólmenes de Urbasa, la exposición se ha podido llevar a cabo. “Me pareció interesante contar una historia de personas que han humanizado esta sierra, los pastores, que han sido protagonistas desde el neolítico de su gesta pastoril y lo siguen siendo. Cada foto es una síntesis de muchas ideas”, explica. En su inauguración estuvo acompañado por varios pastores y pastoras, algunos ya jubilados como Tere López y Patxi Erdocia y otros más jóvenes en activo como Patxi Ruiz de Larramendi y Ricardo Remiro de Eulate que han traspasado fronteras laureados por sus extraordinarios quesos. También Patxi San Martín, artesano de Lezaun, quien documentó sobre cómo elabora los collares para las ovejas.

La muestra se articula en torno a tres vacíos. El primero es sobre la oquedad del dolmen, relacionado con los sentimientos y las creencias que los pastores depositaban en un espacio para la eternidad. “Los dólmenes de la Cañada, Artekasoro, Armokora y Obas entre otros, evidencian un vacío utilizado por los pastores con restos de huesos, dientes, puntas de flecha, pedernal, etc. que forman parte del ajuar pastoril de hace más de 4.000 años hasta la edad del Bronce”, señala José Ignacio Juanbeltz.

Los rasos conforman los otros vacíos del bosque, los claros que se abren en los bosques de hayas en Bardoitza, Bioitza, Eskiza e Ibiso entre otros. “El que más impresiona por su majestuosa amplitud en el raso de Urbasa, presidido por el palacio y que ocupa la parte central de la sierra de Urbasa”, apunta, al tiempo que destaca que estas superficies de abundantes pastos han servido y sirven para alimentar el ganado. “Cuenta Idoate que en 1573 no bajaban de las 150.000 cabezas las que pastaban en Urbasa y Andía. Probablemente la oveja latxa Ovis aries ibérica comenzó a moldearse y domesticarse en estos espacios desde el paleolítico”. Al respecto, este profesor destaca que a esta raza adaptada al abrupto relieve y a la meteorología de la sierra se debe, en parte, que se haya mantenido la biodiversidad de este espacio natural. “Ha ejercido de jardinera del paisaje, entre los rasos y hayedos: un 69% lo cubre el arbolado en Urbasa, sobre todo hayas, y el 30% restante los rasos”.

El tercer vacío se refiere a la chabola. “Es importante porque forma parte de la vida más íntima del pastor. Allí duerme, expresa sus silencios y sentimientos además de ser un lugar de trabajo”, destaca José Ignacio Juanbeltz. “En el siglo XV, hay evidencias de que se construían con maderas cubriendo la techumbre con ramas, falagueras y tepes. Cada temporada de trashumancia se rehacían más de 200 chabolas hasta tal punto que las Cortes de Estella en 1567 prohibieron deshacerlas para evitar talar cada año numeroso arbolado”, apunta, al tiempo que recuerda que no podían cubrirse con tejas porque eran símbolo de propiedad. Asimismo, en invierno debían dejarse abiertas para que pudieran ser usadas por personas en busca de refugio o protección”.

Lo cierto es que la chabola constituye el corazón de la vida del pastor. Es su lugar de refugio y también de trabajo. Y es que es en la chabola donde elabora su producto más preciado, el queso, que después cura y seca en la parte de la chabola que da al norte. Así, en la exposición también se muestra el proceso de elaboración de queso, desde el ordeño hasta su curación. “Alrededor del vacío de la chabola, el pastor ha ido tejiendo un pequeño poblado de espacios arquitectónicos: el estajo para el ordeño, el corral para proteger a las ovejas, el cortín para los cerdos, actualmente en desuso, o la leñera si necesitaba pasar el invierno”, explica.

Urbasa es un paraíso para este amescoano y se nota en su trabajo, una forma de mirar que traspasa. “Toda mi vida he estado vinculado a este entorno de Urbasa. Poco a poco lo vas redescubriendo. En la infancia era un espacio de juego y diversión. Ya de adulto pasó a ser un lugar para escuchar, aprender y siempre volver para disfrutar y contemplar. La naturaleza hechiza y lo explica casi todo”, apunta este profesor jubilado.

PREMIOS De su época como docente recuerda que junto a un compañero, Rubén Riancho, ganó en tres ocasiones el Premio Nacional Félix Rodríguez de la Fuente para la Conservación de la Naturaleza dirigido al profesorado de Primaria, Secundaria y Bachillerato con trabajos didácticos en torno a esta sierra. El primero fue en 1990 sobre una travesía entre Urbasa y Lokiz, desde Iranzu a Basaula, una ruta didáctica en la que se abordaban diferentes cuestiones como observar la erosión, las gradientes de la vegetación, analizar un paisaje, fósiles y aspectos históricos del itinerario.

En 1992 volvieron a ganar con un estudio científico-didáctico del paisaje natural de la Reserva de Basaula. El tercero fue en 1996 sobre un estudio didáctico del Parque Natural de Urbasa. “De aquellos trabajos se editó un libro sobre la Reserva de Basaula subvencionado por el Fondo de Cooperación Aquitania-Pais Vasco-Navarra, además de varios folletos y guías didácticas editadas por el Gobierno de Navarra sobre Urbasa-Andia, como los itinerarios de las Fuentes, el de los Pastores y el de los Montañeros”, apunta José Ignacio Juanbeltz.

En la actualidad está repensando sobre un nuevo trabajo del que ya tiene el título: Urbasa, plataforma de la belleza. “Tengo miles de fotografías y voy seleccionado algunas para analizarlas y acabarlas en una secuencia con pintura o dibujo. Es un proceso que pretende ir de la fotografía a la recreación plástica creativa. Urbasa siempre ofrece su magia para nuevos pasos. ”, explica.