- Estella-Lizarra afronta estos días varios trabajos en el manantial del Agua Salada, un rincón emblemático de la ciudad cerca del meandro del río Ega, donde las aguas procedentes de la montaña salían a temperatura de 18 grados y eran tomadas incluso en invierno. Desde hace unos años, estas aguas desaparecían ocasionalmente de la poza impidiendo los baños de los usuarios, algo por lo que el actual ayuntamiento ha decidido buscar una solución. En este sentido, las obras que se realizan estos días, están consistiendo en la retirada de sedimentos de la zona de salida del agua desde el interior del diapiro que cruza la montaña de Santa Bárbara, y que podrían ser uno de los impedimentos para que las aguas del manantial salieran hacia la poza de baño.

El misterio de la desaparición del agua de la poza podría ser esta barrera de "lodos y gravas", que están siendo retirados con excavadoras que extraen los restos acumulados. Cúmulos de sedimentos que habían fabricado una obstrucción hacia el interior de la cueva de la montaña donde sale la fuente. Un tapón natural que se había ido formando a la salida izquierda de la gruta y que, al parecer, podría haber desviado la ruta del agua impidiendo que se recogiera en la poza.

Desde Servicios informaron de que existen testimonios de vecinos que recuerdan que, apenas hace unas décadas, se podía acceder al interior buceando y que la profundidad de acceso era de unos cinco metros. Los sedimentos que se fueron acumulando durante estos últimos años, han hecho que el agua buscara otra salida hacia una escollera que da al río y que dejara vacía la caja de la poza destinada al baño. "Con esta limpieza creemos que es posible que el agua salga hacia el vaso como lo hacía antes y no se vaya por la escollera al río Ega", comentó el concejal de Servicios, Jorge Crespo. Ya el año pasado se analizó el tema de la fuga y se vio que el agua desembocaba en el cauce por otro lado sin entrar en el estanque. El concejal de Servicios aseguraba ayer que fue después de que se realizaran varias pruebas que se consiguió al fin detectar la fuga, y "ahora hay que quitar los sedimentos que impiden la salida del agua y luego ya sellar la zona para que no haya fugas y el agua del manantial se dirija hacia la poza".

Las aguas de este manantial se caracterizan, entre otras cosas, por mantener su temperatura constante durante todo el año (entre 17 y 18 grados), además de contener una alta concentración de sales que proceden del acuífero, algo que hizo que el Gobierno de Navarra ya calificara la zona como "excelente" para el baño. Entre los usuarios que cada día acceden a esta poza, existían quejas de que los sucesivos ayuntamientos no solucionaban el problema. Con esta iniciativa, podría ser que Estella recuperara de manera estable sus baños en la Poza del Agua Salada "como pasaba antes". Una vieja reivindicación de los bañistas habituales que acuden casi a diario al lugar y que se ocupan, también, del mantenimiento y limpieza de esas instalaciones municipales.