27 agricultores amescoanos se quejaron de los daños inasumibles en la agricultura y en los praderas de pastos por la sobrepoblación del jabalí en la zona. En junio ya lo pusieron en conocimiento y antes de la cosecha se pidió al departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra que se realizaran “esperas que no concedieron hasta que ya se había cosechado y el daño ya estaba hecho”, comentó Benito Ulíbarri, uno de los agricultores que se han unido en Améscoa para defender sus explotaciones de la presión que el aumento del número de corzos y sobre todojabalíes ha experimentado la comarca.

Representantes de este grupo de afectados afirmaban ayer que los daños principales los causan los jabalíes tanto en cereal como en praderas en todas las épocas de desarrollo de los cultivos. Afecciones como el levantamiento de la superficie recién sembrada, que obliga a tener que resembrar dos y tres veces “a destiempo” ya que al incremento de los gastos se le suma que “nunca se consigue que la cosecha que venga tenga calidad”.

Otra de las preocupaciones es la posible transmisión del jabalí y del corzo de enfermedades en el ganado “en el valle actualmente hay alrededor de 15 casos de tuberculosis” comentó Ulíbarri “y está demostrada la responsabilidad de la fauna salvaje en estos casos”.

Con todo, la queja mayoritaria de los afectados era por la desatención de la Administración, “no nos hace ningún caso: primero nos dijeron que se reunirían con nosotros; luego que les planteáramos las soluciones”. “No están haciendo su trabajo. Son los que tendrían que poner soluciones porque tienen los datos del número de animales de fauna existente y nos obligan a nosotros a pedir batidas y dar soluciones que ellos deberían poner”.

En esta crisis, agricultores y cazadores de momento van unidos. “Cuando nos lo han pedido hemos organizado esperas y batidas” comentó, Diego Arteaga, uno de los 170 cazadores del valle, de los que aproximadamente 100 se dedican a la caza mayor. La sociedad de cazadores también ha puesto a disposición de los agricultores 34 pastores eléctricos (tendidos que rodean las fincas) y dos cañones de aire con los que asustar a las manadas de jabalíes. Acciones que los agricultores y ganaderos agradecen pero “que no sirven de mucho ya que poner un pastor eléctrico en tu finca supone echárselos al vecino”.

Con todo, la responsabilidad de la fauna salvaje en los daños a los cultivos no está clara si es del coto, del Gobierno de Navarra o de los seguros. “Esperamos ver qué soluciones nos plantean desde el Gobierno porque son ellos los que tienen que proponerlas y no nosotros”, finalizó Ulíbarri.