Carreras y sustos. Esas son las dos palabras que definirían el tercer encierro de las fiestas de Tudela celebrado ayer. Los toros de la ganadería de José Manuel Lupi, de Portugal, dieron juego y dejaron satisfechos a todo el mundo, a corredores, al público, a los fotógrafos y a los sanitarios, los cuatro elementos que hay que tener en cuenta en un festejo taurino como los encierros.

Los corredores, que en menor número acudieron ayer a los 850 metros que separan los corrales de la calle Frauca y la plaza de toros, porque pudieron disfrutar delante de los astados. Los fotógrafos porque hubo sustos, carreras delante de los astados, uno de ellos escapado desde el inicio y caídas.

Los sanitarios porque, afortunadamente, no hubo que lamentar ni un solo herido y, finalmente, el público porque en varios momentos tuvo que contener la respiración o gritar, según quisieran, lo que siempre es un aliciente para los amantes de esta tradicional cita festiva.

La carrera

La manada portuguesa de Lupi invirtió 3 minutos y 5 segundos en cubrir la distancia que separa un corral de otro, pero podría haber sido el encierro más rápido de los tres si uno de los toros negro zaíno no se hubiera caído en la curva de entrada a la plaza de toros, creando momentos de auténtico peligro que al final quedaron solo en un susto.

Tras el paso, casi sin corredores, por la cuesta de la Estación, la manada acometió ya desunida el paso por la calle Camino Caritat. Uno de los morlacos se adelantó muy pronto y sacó alrededor de 20 metros a sus compañeros, abriendo una brecha que permitió a los corredores expertos que llegan a Tudela probarse delante de las astas. No en vano, la comodidad que encuentran en las calles de Tudela los jóvenes corredores les permite probarse de cara a encierros con animales de más porte y peligrosidad que los que pasan por la capìtal ribera. Pocos, muy pocos son los tudelanos que se miden delante de la manada.

El toro adelantado llegó a la curva de Griseras sin demasiados derrotes ni malas intenciones, pero la caída de uno de os corredores creó una situación de peligro justo antes de tomar la curva. En ese momento el relevo pasó a quienes en la calle Almajares esperan su turno para guiar a los toros hacia la avenida de Zaragoza. Ahí se repitieron las buenas carreras tanto delante del primero como del resto, que corrían a tiempo de récord cuando enfilaron los últimos 200 metros.

Las cámaras retrataron la pericia de los mozos y cuando ya iban a enfilar la curva de entrada al callejón, el primero de los toros perdió las manos y cayó al suelo quedando algo desorientado. La incertidumbre de los mozos que le acompañaban aumentó cuando vieron que se giraba sobre sí mismo para emprender la carrera en sentido contrario. Muchos contuvieron la respiración, los mozos que llegaban se frenaron y se oyó algún grito. Por suerte, en ese momento uno de los mansos de la manada llegaba y ambos astados se embistieron, para acabar girando y encaminar todos juntos el camino a los corrales de la plaza de toros. 

El herido del día 26

El tudelano que resultó herido de gravedad el pasado 26 de julio en el encierro al ser arrollado por uno de los toros de la manada de Toropasión en la calle de Camino Caritat sigue ingresado en el Hospital Reina Sofía de Tudela.

Según señalaron ayer el pronóstico oficial de J.A.A.A. es “estable dentro de la gravedad” y si bien en muchos momentos se temió por su vida el último informe hablaba de estabilidad.

Incidencias

Fallecido. El pasado 26 de julio a las 10.00, la Policía Local se personó en un domicilio al no responder una persona a las llamadas reiteradas en la Ronda de Santa Quiteria. Accedieron a su interior y vieron a un hombre que estaba en parada cardiorespiratoria. Llegó una ambulancia que no le pudo reanimar y decretó su muerte judicial, encargándose de la investigación la Policía Foral. El médico no certificó muerte natural porque no tenía patologías anteriores.

Joven seguida en la Azucarera. A las 5.55 la Policía Foral recibió un aviso de que un hombre habia seguido a una joven de 16 años por la Azucarera y que un chico le había defendido . Se facilitó la descripción y se identificó auna persona que estaba por los alrededores. La Policía Foral sigue con la investigación. 

Violencia de género. A las 22.00 horas una mujer llamó para avisar de que su pareja estaba violento, aunque cuando acudieron no se encontraba en el lugar. Una hora más tarde se repitió el aviso y entonces ya estaba en el piso, por lo que se le acabó deteniendo.

Robo. Una mujer de 88 años fue robada cuando una persona se le acercado en actitud cariñosa para saludarla, robándole de esa manera un reloj valioso.

Alcoholemia. La Policía Foral realizó 532 pruebas de alcoholemia, de las que 4 fueron positivas. De drogas se realizaron 6, de las que todas fueron negativas.