Ver por primera vez a alguien hacer un irrintzi es toda una experiencia. Primero se piden con emoción, como los que piden agua a los balcones en un asfixiante 24 de julio. Luego, uno espera atento a que se produzca la magia. Y, finalmente, cuando llega, el aturdimiento y la perplejidad deambulan levemente por la cabeza hasta quedar opacados por una marea de aplausos.

Nafarroa Bafana organizó ayer el VIII Concurso de Irrintzis, en el que casi una veintena de participantes lucharon por hacerse con la victoria. Tras un breve retraso causado por la charanga de la peña Andatu, una gran multitud se concentró en la calle Carnicerías, en la Gaitero Taberna, un pequeño espacio en el que apenas podía pasar la gente. Finalmente, tras una difícil competición con dos fases y una más difícil deliberación, Miren Jone fue galardonaba con una txapela tras entonar un largo y portentoso irrintzi, toda una hazaña teniendo en cuenta que no fueron pocos los irrintzis que impresionaron a los asistentes. En segundo lugar quedó Ione Blanzako, que recibió como premio un pañuelo de fiestas.