El primer encierro de Tafalla ha sido muy peligroso desde el principio y hasta el final.

Barbalisa, el toro castaño que ha liderado toda la carrera, ha entrado en solitario a la plaza de toros y, en vez de dirigirse a los corrales, se ha dado la vuelta y ha enfilado hacia el callejón.

En ese momento, un mozo ha entrado corriendo a la plaza, ha resbalado y ha caído en la arena del coso taurino.

Barbalisa se ha fijado en él y ha ido a embestirle. El corredor, que se ha protegido colocándose en posición fetal, ha evitado la cornada. El morlaco ha desisitido y ha puesto rumbo a los corrales.

Sin embargo, se ha vuelto a girar y ha intentado cornear de nuevo al corredor, que seguía tumbado en el suelo. En ese mismo instante, un cabestro salvador ha entrado a la plaza, ha chocado con Barbalisa y ha salido volando.

El cabestro ha caído en el coso, el toro se ha cebado con él y se ha olvidado por completo del corredor, que aún seguía en la arena del coso taurino.

Por suerte, el cabestro y el toro han puesto rumbo a los corrales. Segundos después, el mozo, al ver que el resto de la manada entraba en el callejón, se ha levantado y se ha lanzado al burladero para evitar ser corneado.