En general, las fiestas de Tafalla son muy similares a las del resto de Navarra. Algunas costumbres que nos diferenciaban algo ya se han perdido, como las melonadas, las conejadas o los carros enramados. También hay diferencias a la inversa: cosas que se hacen en casi todos los pueblos navarros, comenzando por la capital, y en Tafalla no, como es sacar al santo patrono en procesión. Pero hay en Tafalla una tradición que hace que sus fiestas tengan algo peculiar, único en todo Navarra y en todo el mundo que conocemos: el desfile de las escobas.

En los años 80, las chicas comenzaron a participar.

Ignoramos su origen, pero siempre se ha considerado una parodia del servicio militar obligatorio, cuya introducción en Navarra, después de la Ley Paccionada de 1941, fue muy contestado, con sublevaciones en Tafalla muy sonadas, como la de 1895. Así, en fiestas se organizaban por cuadrillas como si fueran compañías, y se reían de esa forma de los sinsabores de la mili. Con el tiempo, fueron añadiendo las escobas, lo que le daba un toque todavía más esperpéntico.

La tradición sufrió algunos altibajos hasta que de nuevo fue recuperada, constituyendo uno de los momentos más espectaculares de las fiestas, aunque ha perdido algo de la seriedad y de la marcialidad de antaño. Hoy en día se celebra como acompañamiento a las cuadrillas de las peñas para el posterior Grand Prix. Las tres txarangas en conjunto animan el desfile hasta la plaza de toros, tocando una melodía muy propia tafallesa que una vez escuchada, es complicado quitársela de la cabeza.