Hay que recordarlo: las fiestas de Estella-Lizarra comenzarán mañana, al ser el viernes más cercano al primer domingo de agosto. Una imprecisión que puede hacer que el cohete un año caiga en julio y otros en agosto, pero que no cambia casi nada la perspectiva de quienes las vivimos. Porque las fiestas aquí en Estella-Lizarra, son todo un ciclo temporal, una especie de pompa de jabón que se crea el mismo viernes de Gigantes y se acaba el jueves siguiente que se rompe y nos traslada de golpe a la realidad del mercado semanal. En medio de este pequeño universo festivo, se pone en marcha un calendario de citas que se va deshojando con rapidez y con mucha intensidad.

Las fiestas de Estella-Lizarra 2025 correrán con el reloj de los actos como otros años pero en esta ocasión echaremos en falta las anotaciones del cronista local José Torrecilla que desde su atalaya tomará nota de cuanto suceda. Tampoco rejoneará Pablo Hermoso de Mendoza, algo inaudito después de varias décadas disfrutando y haciendo sus virguerías ecuestres en el centenario coso estellés. Este año, será su hijo Guillermo Hermoso de Mendoza quien tome una especie de alternativa encerrando toda su caballería frente a los seis toros que le aguardan.

Pero a ojo, que estas fiestas de Estella-Lizarra que durante décadas se les puso el sobrenombre de simpatía, en los dos últimos años se han cargado de cierta tensión, acompañadas de denuncias y prohibiciones. Algo que se ha trasladado también al ambiente y para lo que, como en la pandemia, deberíamos llegar ya vacunados. Una vacuna que consiga desterrar mosqueos más o menos innecesarios que choquen con la necesidad imperiosa de buen rollo. El buen rollo es la base de las fiestas y, sobre todo, lo que hace que las de Estella-Lizarra fluyan con esa misteriosa precisión que cada uno de nosotros y nosotras conseguimos en estos siete días. Lo demás ya lo ponen los grupos y protagonistas de las fiestas de Estella-Lizarra que sacan partido del escenario único de esta ciudad.