Tres orejas para Guillermo y una para Francisco Expósito
Entretenida corrida mixta, casi lleno y buen ambiente en la apertura de la feria zangozarra
Antes de salir el primer toro, en el paseíllo y después de roto éste, se produjeron dos emotivos momentos: El primero fue el homenaje en forma de minuto de silencio por Javier del Castillo, alma mater de la construcción en auzolan e inauguración de la plaza zangozarra en 1982, y por Fernando Escribano, cuñado del torero Expósito, recientemente fallecido en accidente. Y, después, el sensible público hizo saludar al propio torero desde los medios para recibir una cariñosa ovación.
A pesar de las controversias de la licitación de la plaza y el escaso plazo para montar la feria, salió al rescate Macua y se abrió el cerrojo del toril y de una feria.
La primera función del serial de la ciudad que nunca faltó fue mixta y foral en cuanto a los intervinientes, dos, mano a mano: A pie, Francisco Expósito, que cortó una oreja del primer toro de la tarde; y a la jineta, Guillermo Hermoso de Mendoza, que cosechó tres trofeos, dos de su primero y una del 4º que cerraba plaza.
Y éxito de público, que llenó la solanera y casi los tendidos de sombra. Y el habitual ambiente, taurino y amable, que caracteriza a esta plaza, además de la soberbia banda de música que amenizó las faenas de los cuatro toros.
La materia prima la aportaron dos hierros que dieron distinto juego. Malo por flojo y de escasa movilidad los de lidia ordinaria correspondientes al hierro portugués de Diaz Coutinho. Y colaboradores con buen son los afeitados para rejones de la propia familia de los Hermoso de Mendoza. Dos animales bajos, en tipo, con abundantes kilos que permitieron mostrar caballos titulares y nuevos de la cuadra de Zaraputz.
Francisco Expósito volvía a la plaza en la que se ofició la alternativa en 2022. No pudo brillar ni triunfar como en aquella ocasión. El lote de toros lusos de procedencia Parladé, sólo correctos de presencia, fueron un lastre por su escasa fuerza, fondo y transmisión. No obstante, con todo a favor, y con una cariñosa oreja del primero, quedó la sensación de que Expósito, que es un torero de arte y sentimiento, acortó en demasía las tantas y el propio conjunto de sus dos manufacturas. Se echó en falta el colocar la muleta y él mismo mejor. Y quizá también algún detalle de desprecio o de remate por abajo. Labores escasas y a derechas. Faltó algo más a pesar del mal lote portugués. Al primero lo mató con prontitud. A su segundo le costó más. Mas el de Sarriguren siempre deja algún cartel de toros, como lo fue una media con el capote.
Guillermo cuajó al 1º de su casa. El toro rodó al instante de sentir el segundo rejonazo: dos orejas. El mismo premio hubiera tenido si no tiene que bajar a descabellar al último.