pamplona - Pocas veces el silencio que se impone en las aulas de un colegio mientras se imparte una clase es interrumpido por ruidos externos, excepto -cómo no- por la gracia de algún alumno o por el pequeño y breve caos que se genera en cuanto la campana anuncia el final de las lecciones y el pertinente descanso antes de que comiencen las siguientes. Pocas veces, también, se modifican los horarios y los estudiantes salen atravesando las fronteras de la escuela para cambiar de patio alterando la normalidad de la ciudad, en pleno centro de una Pamplona mucho más acostumbrada a los cambios.

Pero estos días es lo que toca y en Escolapios la armonía habitual a la que, hasta ahora, estaban más que acostumbrados sus 900 alumnos y 60 profesores, se está tomando un pequeño descanso. Al menos de puertas para afuera y desde que después de Sanfermines comenzaran las obras de su nuevo polideportivo subterráneo, que supondrá un hito en un centro que cumplirá, cuando terminen los trabajos -programados hasta finales de curso y con una duración de diez meses-, 125 años.

“Es un gran regalo de aniversario”, reconoce su director, Javier Etxeberria, satisfecho tras haber conseguido poner en marcha una dotación que llevaban “mucho tiempo planeando”, un proyecto con el que ya soñaba el anterior director, Antonio Lezaun Escolapio, fallecido recientemente a los 84 años. “Es un momento muy emotivo porque era una persona muy querida. Yo llevo 8 años como director y sé que era uno de sus sueños, del que al menos ha podido ver el inicio”, valora Etxeberria.

Los alumnos comparten ahora el patio con Salesianos, para lo que han adaptado sus horarios. “Estamos muy agradecidos, a otros colegios les ha tocado hacer obras similares y tuvieron que apañarse en las plazas o en pasillos interiores, y es una suerte que hayan accedido a cedernos el espacio”. Así, los alumnos de Infantil y Primaria han adelantado sus clases 15 minutos y los de la ESO las han retrasado un cuarto de hora para no coincidir con sus estudiantes vecinos a la hora del recreo, cuando atraviesan -acompañados en todo momento por profesores vestidos con petos reflectantes y pertrechados con una señal de stop para parar el tráfico- los dos pasos de cebra de las calles contiguas, Leyre y Aralar. Lo hacen en dos tandas para provocar las menores molestias posibles, y acceden ahora al colegio por las tres puertas de la calle Olite en vez de por el patio, ya inexistente, como lo hacían antes.

Y es que la estampa ha cambiado considerablemente: un enorme socavón que alcanzará los diez metros de profundidad servirá para albergar el moderno polideportivo, bajo los 1.200 metros cuadrados de superficie sobre los que se asentará el nuevo patio. Contará con tres accesos -cada uno con un ascensor-, cuatro vestuarios (más uno de árbitros), dos salas polivalentes, almacenes, despachos y una cancha central con tres pistas de baloncesto y una de fútbol. La inversión “ronda los tres millones de euros”, asume el director.

molestias “mínimas” La excavación se llevará a cabo hasta mediados de octubre “y luego las molestias serán mínimas, aunque lo estamos notando menos de lo que pensábamos y es bastante asumible. Trabajan más por la tarde, cuando no hay clases”, explica Etxeberria. Todas las aulas dan al exterior y no al patio, excepto dos que han clausurado y acondicionado como almacenes.

Al tratarse de un edificio histórico -fue diseñado por Víctor Eúsa e inaugurado en 1932- en pleno centro de la ciudad, las posibilidades de ampliar el colegio son reducidas, por lo que optar por unas instalaciones subterráneas era prácticamente la única opción. “Y es un proyecto muy demandado, lo hemos hecho para dar respuesta también a las necesidades de los alumnos más mayores, porque los pequeños ya contaban con gimnasios pero eran necesarias más dotaciones. Además, lo mejor es que también vamos a ganar espacios: algunos gimnasios se podrán destinar a aulas, habrá un nuevo comedor... Era una obra necesaria”.

Y ha sido pensada y consensuada. “Hemos hablado mucho con los técnicos del Ayuntamiento para que se haga un proyecto en condiciones, existen diferentes niveles para una total seguridad de evacuación, etc. Y la APYMA también ha estado de acuerdo, hay unanimidad entre toda la comunidad educativa de que es algo bueno para nosotros, y por eso el ambiente está siendo muy positivo y muy colaborador”, apunta.

Polideportivo. Contará con cuatro vestuarios (más uno de árbitros), dos salas polivalentes, almacenes, despachos y una cancha central con tres pistas de baloncesto y una de fútbol.

javier etxeberria “Es un gran regalo de aniversario”

El director del centro, Javier Etxeberria, asegura que el proyecto cuenta con el visto bueno de los padres y madres.

900

Alumnos y 60 profesores conforman la comunidad educativa del centro. Todos ellos se han adaptado “perfectamente” a las obras.