Hasta no hace demasiado tiempo, para acceder al cementerio de Pamplona durante la festividad de Todos los Santos había que armarse de paciencia. Excepto para los previsores que siempre han sabido aprovechar los días previos para acondicionar con más tranquilidad y recogimiento las tumbas, nichos o panteones de sus familiares o allegados, el resto ya sabía a lo que se exponía ese día. En una década, sin embargo, el panorama ha cambiado sustancialmente y mucho ha tenido que ver el aumento de las incineraciones y del descenso en la misma medida de los enterramientos.

Cada vez hay menos sepulturas que visitar -3 de 4 servicios son cremaciones- y los restos convertidos en cenizas, en la inmensa mayoría de los casos, no se encuentran allí sino en domicilios o esparcidos por ahí. De ahí que para muchos pamploneses ya no se haga tan necesario bajar al cementerio cada 1 de noviembre para encontrarse con los seres queridos ausentes; y no son pocos los que visitan ese día las iglesias donde existen espacios para depositar las cenizas de las cremaciones.

Hasta han desaparecido los puestos de venta de flores que se instalaban en los alrededores del cementerio para los despistados de última hora, que convertían la cuesta hacia la puerta de entrada en un mercadillo callejero al uso.

Los que más han notado este descenso son los comerciantes de la zona. La festividad de Todos los Santos se había convertido para algunos de ellos en el día con mayor trajín del año, dado el trasiego permanente de personas yendo y viviendo del cementerio durante todo el día. “Era el mejor día del vermout, pero eso pasó a la historia”, comentó con resignación el propietario de un bar ubicado en la zona.

normalidad en la zona Ayer, las calles del barrio de San Juan apenas sufrieron alteraciones provocadas por el aumento del tráfico rodado en el entorno al cementerio y el movimiento de peatones fue alto, pero dentro de la normalidad. La habilitación de dos paradas adicionales del transporte urbano comarcal ha permitido que muchos ciudadanos se decanten por la villavesa para acceder al lugar y la presencia de dos agentes de la policía municipal controlando la ocupación del aparcamiento junto al camposanto ayudó a que los accesos estuvieran despejados.

Desde que se abrieron las puertas era visible el colorido especial que presenta el cementerio en su día más especial, con vistosas flores y familias visitando unidas a los que se fueron.

A media mañana, coincidiendo con un intervalo sin precipitaciones, se produjo la mayor aglomeración de visitantes. A esta hora se celebró el tradicional acto de recuerdo hacia la figura de Pablo Sarasate, hijo ilustre de la ciudad, que en esta ocasión no tuvo el colorido de otros años ya que el acto oficial se celebró el pasado 20 de septiembre con motivo del 110º aniversario de su fallecimiento. Ese día se dieron a conocer los detalles de la restauración llevada a cabo en mausoleo, cuyo mármol presentaba alteraciones. Los trabajos se centraron en las bases, las columnas, los pebeteros y las cadenas, además de la limpieza del féretro.

Como es tradicional, en la iglesia de San Lorenzo se celebró una misa en la que tomaron parte integrantes del Orfeón Pamplonés en recuerdo a Sarasate.

Recuerdo al hijo ilustre. Tras el acto oficial que el Ayuntamiento celebró el 20 de septiembre con motivo del 110º aniversario del fallecimiento de Pablo Sarasate en el restaurado mausoleo, ayer se celebró un sencillo recuerdo al músico con la presencia de medio centenar de personas. Acudió un sobrino biznieto del compositor, Miguel Rodríguez, y varios concejales.

Enterramientos musulmanes. Aunque en la religión musulmana no existe un día específico dedicado a los difuntos, hubo algunos fieles de esta religión en el cementerio, donde existe una parcela para acoger los enterramientos de los musulmanes que residen aquí.