Pamplona - El reto les interesaba y desarrollaron un proyecto que conserva algunas partes del edificio de los Caídos, pero prescinde de los anexos situados a ambos lados del Monumento. “Los pórticos laterales no presentan un valor arquitectónico reseñable, ni por su definición formal ni por sus materiales, más bien suponen una barrera física y visual, por que se considera que su eliminación contribuirá en gran medida a la transformación positiva de la zona”, explica Óscar Mongay. Transformar para mejorar porque, según describe este veterano arquitecto, “siempre nos ha parecido muy interesante el poder aportar nuestro granito de arena para la mejora de la ciudad donde vivimos y centramos nuestra actividad profesional”.

El equipo de arquitectura de Óscar Mongay y Maite Mariezcurrena vuelve a plantearse otra actuación en el centro de la ciudad. Su proyecto Civitas, una de las siete propuestas seleccionadas por el jurado, propone devolver este espacio público a la ciudadanía, en la línea de otras intervenciones suyas como la apertura del paseo de Ronda y la instalación de los tan utilizados ascensores de Descalzos, que permitieron en su día la conexión entre el centro histórico y el barrio de la Rochapea; las reurbanizaciones de las zonas de Navarrería y Santa Ana; y otras propuestas de mejora de la accesibilidad como el elevador de la Media Luna.

Civitas, que sustituye también la pavimentación existente en la actual plaza de la Libertad, creando una nueva escalinata rampa a modo de graderío, elimina el estanque, las escaleras y las plataformas de tal manera que, como señalan en su proyecto, se consigue “una gran plaza a la misma cota de rasante, poniendo en valor el edificio” y se “recuperan los recorridos peatonales a nivel de calle, permitiendo el paseo y los tránsitos entre las dos orientaciones del edificio”.

VOLUMEN TRASERO Precisamente, el edificio principal del Monumento se mantiene como un espacio de reflexión, y es antesala para acceder a un centro de memoria histórica, un nuevo volumen que se levanta en la parte trasera, en los jardines de Serapio Esparza. Además de su uso como centro de la memoria, Civitas le añade una dimensión de barrio, ya que podría “utilizarse una planta para biblioteca pública”.

En palabras de Mongay, “la bondad de la propuesta y el éxito de la operación pasará por la recuperación del monumento, pero también por la consecución de un nuevo salón urbano a su alrededor, liberando el espacio y eliminando barreras, un espacio lo más diáfano, inclusivo y seguro posible, un reto que para cualquier equipo de arquitectura es interesantes: “Se trata de un proyecto que, sin duda, no deja indiferente constituyendo un reto profesional en todos los sentidos”.

Como las otras dos propuestas navarras, su obra mantiene el edificio central, y así lo justifican sus autores. “Respecto al edificio mausoleo, entendemos que debe permanecer como testigo y testimonio de la historia reciente para futuras generaciones”, concluye. - M. Salvo