pamplona - No podía ser de otra manera y lo que empezó como una labor benéfica y asociativa entre mujeres en 1967 ha terminado su recorrido en Pamplona donando todo lo posible a fines sociales. Ese ha sido el fin de la asociación de amas de casa, consumidoras y usuarias Santa María la Real en Pamplona que, fieles a sus estatutos, donaron la pasada semana al Fondo Foral de Vivienda Social el piso donde desde hace más de 50 años han tenido su sede y el remanente de su tesorería a varias organizaciones sociales.

El pasado día 11, una nutrida representación de la asociación escenificó una entrega simbólica de las llaves de su piso de la calle Estafeta al vicepresidente de Derechos Sociales, Miguel Laparra, y en el que también participaron representantes de Cruz Roja y Proyecto Hombre, dos de las tres entidades receptoras de las donaciones.

Ese acto fue un paso necesario marcado por los estatutos de la asociación. “Qué mejor que dárselo al Gobierno de Navarra”, afirma Marisa Larramendi Mugueta, última presidenta de la asociación, algo que refrenda la última tesorera, Conchita Portillo Uribarri. “Ha sido un buen final”, expresa. El motivo para poner fin a una trayectoria que en 2017 cumplió 50 años de vida es claro: “No hay relevo”, reconoce Larramendi.

Ambas pertenecen a una segunda generación de mujeres que iniciaron, en pleno régimen franquista, una asociación pionera en Navarra. El objetivo de aquel entonces era “que la mujer saliera de casa, porque la mujer siempre estaba, como ama de casa, con los abios en su vida no tardaron en llegar. “Al principio se propuso pasar una tarde en Zizur y muchas dijeron: lo consultaré en casa”, recuerda la presidenta. Pero las actividades fueron a más con charlas, talleres y viajes y “al poco tiempo ya decían: oye, vamos a ir a San Sebastián, apúntame”, añade. Ese paso adelante marcó, según ella, que la mujer puviera “tener su vida propia y conciencia de lo que tenía que hacer”.

formar e informar Además de la promoción del papel de la mujer en la sociedad, la asociación fue también “la primera asesoría para consumidores”, expresa Conchita Portillo. Su labor trató temas como las intoxicaciones por la manipulación del aceite de colza o la estafa de Fórum Filatélico. Las dos mujeres recuerdan con orgullo que fue un trabajo de asesoría llevado a cabo durante años gracias a una subvención del Gobierno de Navarra “que finalizó en 2017”.

Otra de las cosas que guardan con mucho cariño y orgullo es haber mantenido en pie un trabajo asociativo de forma totalmente altruista. “Aquí nadie ha cobrado nunca nada”, sostiene Marisa Larramendi. Los únicos ingresos que tenía la delegación, cuenta Conchita Portillo, “han sido 10 euros anuales que poníamos de cuota”. En los últimos años la asociación tuvo unas 700 socias activas en la capital navarra.

sigue en olite El camino que iniciaron en la delegación de Pamplona se extendió también a otras zonas de Navarra. Se fundaron nuevas sedes en Aoiz, Sangüesa, Lodosa, Leitza, San Adrián, Sartaguda, Mendavia y Olite.

En esta última, formada por mujeres y hombres, se unificará la asociación en Navarra, una vez decidida la disolución de la delegación de Pamplona. Con la donación del piso, que pasará a ser gestionado por Nasuvinsa, y el reparto del dinero que les quedó de su actividad, Larramendi, Portillo y todas sus compañeras ponen punto y seguido a su labor en beneficio de la sociedad. Inicio de una nueva etapa en la que otras personas se beneficiarán de lo logrado por estas mujeres durante más de 50 años.