tafalla - La Asociación Laiak tiene tan sólo un año y ya se ha edificado como un ejemplo de lucha para los derechos LGTBIQ+ en la Zona Media. Pionera en la comarca, se creó como la unión de fuerzas municipales -Tafalla y Olite - por un ambiente libre de homofobia. Los actos cobran relieve y toman cuerpo cuando se hacen públicos, la invisibilización termina si el esfuerzo de los particulares y colectivos se manifiesta. Así lo creen en la entidad que ayer celebró la primera edición de premios en un acto que reconoció la labor de Mili Hernández, la de la asociación Kattalingorri y la de la ciudad de Olite, tres ejemplos de progreso colectivo e individual.

Durante la gala, Laiak se alzó al grito de la diversidad, acompañados por el folclore de las dantzas y la presencia de representantes institucionales. Ainhoa Aznárez, presidenta del Parlamento, Mertxe Leránoz (Inai), Rakel Álvarez, concejala de Igualdad y el alcalde, Arturo Goldaracena, agradecieron su labor durante el acto.

Mili Hernández tiene 59 años, es beligerante, clara, y con todo, lúcida en sus palabras. Hace más de veinticinco años que abrió su negocio en Chueca, una librería con temática LGTBIQ que llegó cuando la literatura lésbica no se concebía en el Estado ni en las mentes de los más progresistas. Lo hizo después de vivir doce años entre Londres y Nueva York, donde se encontró a sí misma. “Emigré porque aquí sentía que todo era oscuro, no había nada con lo que identificarme, necesitaba saber quién era y lo conseguí gracias a las librerías gays; me salvaron la vida”, dilucida. Y continuaba: “Al volver quise hacerles un homenaje y fruto de la inconsciencia -creía que Madrid se había modernizado- abrí Berkana”, recordaba Mili. Lo hizo creyendo que podría haber muchas personas que, como ella en su adolescencia, se sintieran perdidos y no encontraran respuestas en un sistema que les trataba como una parte residual de la sociedad. El premio que recogió ayer es el reconocimiento al trabajo realizado durante un cuarto de siglo, al tesón impuesto y las ganas de continuar. “Es muy emocionante, en esta época de dificultad me hace especial ilusión porque hay que seguir trabajando, todos nosotros somos necesarios”, agradecía.

El galardón a nivel comarcal lleva el nombre de Ka-ttalingorri por su activismo durante casi veinte años. La entidad nació en el 2000 con el objetivo de dar un servicio de atención e información para las personas LGTBIQ en Pamplona y que desde hace unos meses ha extendido su ámbito de acción al conjunto de la Comunidad Foral. “Recibimos el premio con cariño y satisfacción, es el reconocimiento a la institución pero sobre todo a la perseverancia de las personas que han estado cuando faltaban los recursos, a los que se mantuvieron firmes cuando no había nada”, asentía Xabier Sánchez coordinador de Kattalingorri. Fueron precisamente Oskar Sada, Gomi, (EHGAM) y Rosa Montenegro, Mendibeltza (LUMATZ), las personas que se subieron al escenario para recoger el premio en nombre de todas ellas.

El bar Los Lebreles, en Olite, se mantuvo a la vanguardia durante los años ochenta, fue un lugar de peregrinaje, al igual que la propia localidad, para los navarros que no se sentían acogidos en sus pueblos. Aquel fue el primer bar de ambiente LGTBIQ en la comunidad. “En Olite había cordialidad, en los 80 venían autobuses llenos con personas que aquí no se sentían juzgados”, explicaba Alejandro Antoñanzas, concejal de Igualdad y encargado de recoger el galardón. “Todavía queda un largo camino por andar pero es un orgullo que piensen en Olite como el primer municipio premiado”, puntualizaba.

Laiak. La asociación celebró esta precursora gala para promover los valores de respeto en “materia sexual, visibilización y empoderamiento al colectivo” que impulsan en las localidades de la zona.

mili hernández “el mundo de la cultura está lleno de homofobia”

La librera reconocía que ha encontrado personas que, en un ámbito a priori avanzado, siguen viendo la temática LGTBI como una subcultura.