pamplona - Doscientos años después de su nacimiento, Tadeo Amorena, creador de los gigantes de Pamplona, de dos de sus kilikis y dos zaldikos, fue homenajeado ayer por el Ayuntamiento de la capital navarra. En el acto participó también la Comparsa, que guarda y cuida sus figuras.

En un acto sencillo, el consistorio entregó a los kilikis Barbas y Coletas un cuadro con la carta con la que Tadeo Amorena pidió permiso al Ayuntamiento, allá por el año 1860, para que la confección de dos gigantes para Pamplona. A cambio, Amorena pedía tan solo el pago de los materiales empleados. En su misiva, Amorena estipulaba que esos gigantes debían tener tres características determinadas: “1ª la de ser sumamente ligeros, cuyo peso total no exceda de ochenta libres y este arreglado de forma que sus conductores puedan maniobrar con facilidad y soltura, sin peligro de caérseles, como acontece en todas las veces que los sacan a pasear. 2ª la de tener una solidez a prueba, sin embargo de la sencillez de sus armazones; y 3ª la de ser unas figuras nobles, de elegantes formas y proporciones, según el arte de la escultura, cuyos personajes podrán representar, las cuatro partes del mundo”.

Como respuesta del consistorio, Amorena recibió el pago de 2.600 reales de vellón por los dos primeros gigantes, los reyes europeos. Pero además, se le concedieron 1.000 reales más a modo de gratificación personal, y el encargo de construir 6 gigantes más, “que representarán a las 4 partes del mundo” a cambio de 6.000 reales de vellón.

En conmemoración del día de ayer, los kilikis Barbas y Coletas recibieron de las manos del alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, un cuadro con la carta de Amorena, la respuesta que le dio el Ayuntamiento y dos imágenes, una de las más antiguas que conserva en el archivo municipal de 1910, y una de las más recientes, de las pasadas fiestas de San Fermín de 2018.

Los ocho gigantes completados por Tadeo Amorena fueron sacados a la calle esos mismos Sanfermines de 1860.

gran carpintero y agote Eleuterio Tadeo Amorena Gil nació en Pamplona un 18 de abril de 1819, tal y como figura en su partida bautismal en la parroquia de San Nicolás. Su padre pudo ser originario de la localidad baztanesa de Arizkun, desde donde migró a la ciudad en busca de un nuevo futuro.

Durante su intervención, el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, habló de Amorena como “un carpintero de origen agote”, grupo social discriminado hasta finales del siglo XIX pero con fama de reputados artesanos.

Por eso Amorena supo las cualidades que tenían que tener nuevas figuras, ligeras y manejables, no como las anteriores que era habitual que se vencieran. “Los integrantes de la Comparsa nos dirán si el propósito de ligereza se cumplió”, bromeó Asiron. “El regalo que nos dejó Tadeo, casi doscientos años después siguen siendo símbolo y siguen bailando por las calles de la ciudad”, concluyó Asiron.

En nombre de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona tomó la palabra su vicepresidente, Juantxo Montoya. Agradecido por la asistencia de corporación y de algunos txikis, Montoya expresó que a los miembros de la Comparsa les gusta decir “que no son figuras, cuando tienen alguien bailando dentro tienen vida y hay mucho sentimiento”.

Montoya, histórico miembro de la Comparsa pamplonesa, concluyó: “Sin ser consciente, Amorena creó un valor cultural incalculable, nosotros trabajamos para seguir dando vida a la creación y que puedan seguir bailando por Pamplona”.