Una Catedral para sentirse “orgullosos” y a prueba de fuego gracias a la ausencia de madera en una cubierta renovada con vigas de hormigón. Tras el incendio que arrasó buena parte de la techumbre del emblemático templo parisino de Notre Dame se ha reabierto el debate sobre la seguridad y el mantenimiento de los grandes monumentos que, como ocurre con el de Pamplona, conservan un interesante patrimonio histórico-artístico. El trabajo coordinado entre Príncipe de Viana y el Cabildo ha hecho posible que gracias a las diferentes fases de restauración el templo se mantenga en buen estado. La última reforma integral corresponde al claustro, una pieza gótica única cuya restauración ha sido posible gracias a la colaboración de Gobierno de Navarra, Obra Social La Caixa, Fundación Caja Navarra y Arzobispado de Pamplona-Tudela. Precisamente las obras de restauración está previsto que concluyan este año.

¿Sería posible un incendio de la magnitud del que se produjo en Notre Dame? Difícilmente, responden tanto desde Príncipe de Viana como desde el Cabildo catedralicio. En los años cincuenta se cambiaron las techumbres y desde los años noventa se han impulsado diferentes trabajos de rehabilitación también en la bóveda. A mediados del 2000 se hizo otra intervención en la cubierta con tratamiento en las tejas y pináculos exteriores. “El trabajo en la Catedral ha sido continuado”, admite Carlos Martínez Álava, director del servicio de Patrimonio Histórico.

“El problema de Notre Dame era la cubierta de madera, con un entramado de pequeñas vigas, y esa estructura no la tenemos aquí. Hay menor riesgo de incendio lo que no quita para se produzca una catástrofe por derrumbe o terremoto”, observa. Asegura además que el Gobierno estatal, desde el Ministerio de Cultura, está desarrollando un plan integral de atención en caso de catástrofes para monumentos con un protocolo claro de actuación.

También el deán Carlos Ayerra admite que en coordinación con Príncipe de Viana se ha mejorado el sistema de vigilancia. Prueba de ellos son las más de 30 cámaras de videovigilancia que se han instalado en los últimos tres años. Cámaras conectadas a su vez a una central de alarmas con respuesta inmediata y que está previsto ampliarlas una vez que se abran nuevas estancias del complejo catedralicio. No recuerdan no obstante ningún incendio a lo largo de su larga historia.

Además de los obligados extintores todo el espacio catedralicio dispone de una red de detectores de humo, tan sensibles que “saltan en cuanto se encienden muchas velas o alguna antorcha”. “Y las cámaras son de alta precisión y retransmiten todo lo que ocurre en tiempo real. Fue una recomendación que se hizo por parte de inspectores que vinieron de Madrid a raíz de los ataques yihadistas”, remarca Ayerra.

También el cableado eléctrico va forrado con tubos de hierro. Y en el caso de que se incendiara la biblioteca con el fin de proteger las colecciones de libros y manuscritos en lugar de agua o polvo químico se utilizaría otro sistema de ventilación con aire inerte.

“Sin duda hay elementos de valor que sería difícil sacar porque son grandes piezas ancladas como ocurre con la propia sillería de los canónigos de primera parte del siglo XVI o el mausoleo de los reyes navarros”, remarca el deán.

lo relevante ¿Qué es lo primero que habría que evacuar de la Catedral por su valor? Aunque no existe un protocolo de evacuación como tal desde el Cabildo tienen claro las piezas singulares que habría que rescatar en caso de fuego. Lo primero que se salva es el “Santísimo, es decir, el copón con las formas”. Después, la imagen de la Virgen de Santa María la Real por ser “una talla románica de hace 800 años y por su simbolismo religioso”. A partir de ahí las piezas de mayor valor histórico artístico serían el retablo de Caparroso, y el Cristo Crucificado de Juan Anchieta, del XVI. Y otras como el retablo de San Juan Bautista.

En opinión del deán, el llamado Tesoro, blindado en una cámara acorazada, podría resistir a las llamas si bien su valor no es alto. “Hay alguna corona de la virgen del siglo XVII, cruces episcopales, anillos, cruces, joyas que algunas señoras donaban a la Virgen...”. También aguarda el templo otras reliquias importantes como el relicario de la Santa Espina (con una espina de la pasión), regalo de Luis IX de Francia, o el Lignum Crucis del siglo XIV con un trozo de la túnica de Cristo en la Pasión. “Se cedió para una exposición en Alemania y el valor que pusimos en el seguro fue de ocho millones de euros. Gobierno de Navarra y Gobierno de España añadieron otro seguro por 10 millones para salir del país. Imagínate!”, subraya.

“Nuestra Catedral es única, no tiene comparación. La de Notre Dame está muy reconstruida y su célebre aguja es del siglo XIX”, expone con admiración Ayerra quien recuerda cómo el templo alberga restos arqueológicos desde la época romana. “La Catedral gótica fue construida entre los siglos XI y XII y se vino abajo por la sucesivas guerras que sufrió Navarra”. De la época románica apenas quedan elementos como la cripta del ábside derecho. “Tal y como ahora la vemos” es de estilo gótico francés (XIV-XV), muy similar a la de Baiona, y se hizo por encargo del rey Carlos III y su esposa Leonor. Se conservó la fachada románica hasta 1.800 cuando se sustituyó por una neoclásica.

“Tiene un patrimonio bueno, como para sentirse orgullosos, y en estos días está llena de gente... Es un espacio vivo, limpio y bien iluminado. No es la joya de la corona en cuanto a su construcción, es más modesta en ese aspecto que las de Burgos, León o Toledo, pero su principal grandeza es que conserva prácticamente todo el conjunto catedralicio”, apostilla.