pamplona - En primer lugar quiero agradecerle en nombre de los lectores y lectoras de Diario de Noticias que quiera compartir con ellos sus primeras impresiones como alcalde, ¿pero por qué no quiso hacerlo como candidato durante la campaña electoral?

-Fue el criterio. Estábamos en un momento político complicado, con la formación de una coalición -Navarra Suma- y nos sentimos muy criticados por parte del periódico. Creemos que en general, y en este caso en concreto, se hizo una crítica excesiva a determinadas cuestiones: que si Ciudadanos era un partido no foralista y cómo podíamos llegar a acuerdos con ellos o el Partido Popular con otras cosas. No se entendió bien esa coalición, desde la libertad de cada partido de tomar sus propias decisiones. Hubo un ataque excesivo y consideramos que no era el momento para entrevistas. Ahora sí me parece sensato hacerlo porque soy el alcalde de todos y evidentemente hablaré con todo el mundo que quiera hacerlo.

UPN nunca tomó una decisión de esta envergadura por muchas críticas que hubiera recibido.

-Son otras circunstancias. Tampoco es que Diario de Noticias me haya solicitado muchas entrevistas ni tampoco las había dado. Había una relación correcta, pero no permanente ni muy cariñosa, entre comillas.

¿Piensa que fue un error?

-No es una cuestión de error. En ese momento se adoptó una decisión y ahora se toma la que he tomado y lo hago con toda normalidad. No tengo ningún problema.

¿Cómo ha sido su regreso al despacho que ocupó entre 2011 y 2015?

-Siempre es complicado. Aunque ya tengo la experiencia de la anterior Alcaldía, poner en marcha un nuevo equipo es costoso. Me había planteado el objetivo de tener antes de San Fermín toda la estructura montada, las nuevas áreas, los nuevos directores y secretarías técnicas y vamos por buen camino, aunque seguro que quedará alguna cosilla sin resolver.

Una de sus primeras decisiones ha sido el relevo en la cúpula de Seguridad Ciudadana.

-Tenía muy claro que en cuestión de Seguridad Ciudadana iba a estar un nuevo equipo para San Fermín. Tenía la posibilidad de haber continuado con el anterior, pero optamos por uno nuevo, con un jefe y un director de área con experiencia y conocimiento. Tanto Javier Goya, el nuevo jefe de Policía Municipal, como Patxi Fernández, director del área, son personas muy preparadas y conocedoras de lo que es Pamplona, la Policía y la seguridad. También tengo que decir una cosa y es que creo que las decisiones que he ido tomando han tenido una trascendencia mediática excesiva por todos los lados. La decisión de recuperar el nombre de la avenida del Ejército ya lo había anunciado o el grupo de policías en bici, que ha tenido una trascendencia tremenda.

¿Tanto le molestaban los 8 agentes en bicicleta para haber suprimido tan rápidamente el servicio?

-Ha sido una decisión puramente técnica. Hubo una reunión dentro de la Policía Municipal con el concejal de Seguridad y entendieron que había que derivar esos recursos en San Fermín a otro tipo de prioridades y valorar después de las fiestas, con más tranquilidad, cuál es el futuro de ese servicio. Tiene sus ventajas e inconvenientes y es lógico que cuando llega un nuevo equipo lo analice.

De momento lo que han hecho ha sido suprimirlo.

-Se suprime porque es San Fermín. Ya sé que vende mucho el titular de que ‘Maya quita los polibicis’ y todas estas cosas, pero se hizo con ese criterio, lo mismo que el bando de San Fermín.

-Luego iremos con esa cuestión, pero antes me gustaría preguntarle por el traspaso de poderes, porque tanto usted hace poco como Asiron en 2015 se han quejado de que se encontraron una Alcaldía vacía. Algo habrá que hacer al respecto por si se repite la alternancia.

-Sí, pero es que yo dije la verdad y él no. La instrucción que di en 2015 fue que a todos los niveles la gente siguiera trabajando y de hecho pasó así. En el gabinete de Alcaldía había gente trabajando cuando él llegó y cuando yo llegué el otro día no había ni gente ni nada. Tengo que decir que esto sólo ha pasado en Alcaldía, porque en el resto de áreas ha habido una transición bien hecha.

¿Viene decidido a echar abajo todo lo que pueda del cuatripartito?

-No. Aquí también hay una especie de mantra. Ha habido cuestiones del cuatripartito sobre las que hemos sido absolutamente críticos, con una oposición durísima y me refiero a la ordenanza del euskera, la amabilización, Pío XII o escuelas infantiles. Pero hay un montón de cosas que nos parecen bien. El parque de la Txantrea. Hemos criticado lo lento que ha ido todo. No vemos todavía ninguna excavadora, pero lo haremos tal y como lo han dejado. No tenemos nada que cambiar ahí. También seguirá adelante el concurso de ideas del paseo de Sarasate y creemos que hay que hacer una gran obra ahí. Si al final, los acuerdos de Pleno la inmensa mayoría se han producido por unanimidad y no vamos a paralizarlos porque sean del cuatripartito. Es evidente.

Desde el principio ha situado al euskera en el centro de sus críticas, cuestionando la ordenanza, su oferta en escuelas infantiles o diciendo que tiene demasiado peso en las plazas municipales. Parece que la comunidad vascoparlante de la ciudad tiene motivos para estar preocupada ante lo que se avecina.

-No, porque el que quiera hablar en euskera, o como dicen ‘vivir en euskera’, lo podrá seguir haciendo como hasta ahora. Somos zona mixta, no vascófona, y por lo tanto hay una regulación específica. Toda persona que quiera ser atendida en euskera lo será, pero de acuerdo a lo que establece la zona mixta. Cuando alguien vaya a entregar una instancia en euskera a un registro municipal será contestado en euskera; habrá personal para que lo atiendan en euskera, pero no todo el personal le va a atender en euskera. Eso quiere decir que tenemos un debate de fondo y una no coincidencia de fondo. Una es el actuar a demanda, es decir, que el ciudadano que quiera pueda, y otra, como era el objetivo del cuatripartito, es que las dos lenguas sean iguales. Y aquí estamos hablando de que hay una parte de la población muy inferior que habla euskera a la que no lo hace y por lo tanto el euskera no puede ser un talón al portador para acceder a la administración o para que una empresa tenga facilidades para contratar. Nosotros queremos la normalidad, que el que quiera lo haga y el que no que no lo haga, y que se fomenten otras lenguas. Cuando amas algo no lo intentas imponer a toda costa al 90% de la población.

¿Es previsible entonces una reducción de las actuales plazas de euskera en escuelas infantiles?

-Yo no parto de ir a reducir las plazas en euskera. El nuevo concejal responsable de Educación sabe que el objetivo es definir un modelo, porque es curioso que nadie parece que quiera estudiar euskera e inglés mientras que castellano e inglés parece sí, y buscar un modelo que satisfaga a la mayor parte de la población. Si ese modelo requiere quitar plazas en euskera para transformarlas en otra cosa se hará y si requiere otros lenguas, como castellano y euskera o inglés y euskera, vamos a responder. No es quitar ni poner porque sí. Se hará un buen estudio que responderá a la demanda.

¿Piensa que va a ser una legislatura de mayor confrontación?

-No debiera. Empezamos mal con la sesión de investidura. He tenido tres Plenos de nombramiento de alcalde: en dos he sido alcalde y en el tercero lo fue Asiron, y en los tres salimos con problemas. Eso no puede ser. Especialmente lo que sufrió la portavoz del Partido Socialista Maite Esporrín es intolerable. Ha habido unas elecciones, un resultado y un alcalde elegido. Parece que algunos no entienden cuáles son las reglas democráticas, hay como un deseo de confrontar por parte de algunos y si hay confrontación tendremos que apechugar con ella. Lo que no vamos a hacer es cambiar nuestro discurso, ni nuestro programa ni nuestro proyecto porque algunos quieran imponer el suyo por la fuerza.

¿Vamos a volver a la bronca de las banderas, a perseguir ikurriñas en el Chupinazo?

-No y también lo quiero aclarar. Aquí, en el Sadar, en la final de la Champions o en cualquier lugar donde haya una afluencia masiva de personas la presencia de grandes banderas que puedan tapar a los asistentes es un motivo de peligro y de riesgo, con el añadido de que aquí hay personas de pie y bailando. Esto hay que decirlo en un bando. Da igual la bandera que sea, de Navarra, España, de Osasuna, de Heineken o Cola Cao, no podrá hacerlo. ¿Quiere decir eso que vamos a aplicar un rigor brutal contra alguien que quiera meter una bandera? Por supuesto que no. Si se llena la plaza Consistorial de ikurriñas de tamaño razonable se llenará. No voy a hacer una persecución a la ikurriña en el Chupinazo. Recuerdo que en mi primer mandato me preguntó un periodista por la cantidad de ikurriñas que había en la plaza y respondí irónicamente que me alegraba de que la gente de la Comunidad Autónoma Vasca viniera a San Fermín, lo que causó cierto malestar en algunos. Lo digo porque no tengo absolutamente nada contra la ikurriña, lo que tengo es contra los que quieren utilizarla como un elemento político para imponer un modelo institucional y territorial que no compartimos. Automáticamente, como por ejemplo vuestro medio, han salido diciendo que Maya censura la libertad de expresión, todo el mundo asociándolo a la ikurriña.

Es que resulta inevitable con los antecedentes que hay.

-Sí, y lo entiendo. Lo que también os pido es confianza en el entendimiento de que no hay un objetivo de perseguir la ikurriña, que es por cuestiones de seguridad. Seguro que alguna pasará, porque el control es difícil, y a lo mejor no pasa una gran ikurriña y sí pasa una de Osasuna, pero las instrucciones para el funcionamiento de la Policía Municipal es que todo se haga con la normalidad que requiere un acto de este tipo, donde cualquier actuación pueda generar problemas. Entiendo las valoraciones que haga cada uno, pero la realidad es esa.

Hay que reconocer que con los okupas de Jarauta han estado rápidos.

-Tampoco me duelen prendas en reconocer que era algo que venía ya, con un procedimiento que ya estaba en marcha. No me voy a apuntar ese tanto. Nosotros no dimos la instrucción de desalojar el edificio número 13 de esa calle. Lo que sí he transmitido es que actuaremos con la ley en la mano, según las competencias vigentes. La Policía Municipal, ni en éste ni en ningún otro caso, va a actuar como una punta de lanza en materias que son competencia de otras policías.

¿Va a mantener su amenaza al PSN después de que Maite Esporrín se presentara a la investidura?

-Era algo absolutamente lógico para mí. Cuando una persona, con todo su derecho, plantea que quiera ser alcaldesa y no lo consigue pero lo intenta con el apoyo de EH Bildu deja claro que no quiere que Enrique Maya sea el alcalde. Lo respeto, pero también entiendo que traslada el mensaje de que no quiere pactar conmigo. Así como en la anterior vez que fui alcalde había otra relación con el PSN, mucho más fluida, ahora las circunstancias son otras y no es el momento de proponerles un pacto. Hace 8 años intenté hasta el último momento lograr un pacto de gobierno con los socialistas, no prosperó aunque trabajé por él. Ojalá se pueda dar ese pacto ahora, pero les dije que trabajaremos en el día a día a nivel presupuestario o en otros ámbitos.

No tiene buena pinta, visto cómo están las cosas con el PSN.

-No lo sé. Si algo he aprendido de la política es que cambia de un día para otro. Trabajaremos en los proyectos que nos unen y si queremos TAV tendremos que trabajar por ello y si queremos que se reabra la pasarela del Labrit habrá que trabajar también por ello. Quién sabe lo que sucederá. A lo mejor cambian las circunstancias y en 2 años estamos a partir un piñón con el Partido Socialista.

Si no fue capaz de sacar adelante ningún presupuesto cuando se llevaban tan bien con los socialistas, ya me dirá ahora.

-Ya, pero siguen siendo los socios preferentes. Voy a hablar muchísimo. Ahora que están tan de moda las líneas rojas, las tengo con EH Bildu, por razones de sobra conocidas, pero no con el PSN o Geroa Bai. Ya llegué acuerdos con Geroa Bai en asuntos que no trascendieron demasiado y también hubo grandes consensos para aprobar Lezkairu o el parque de Aranzadi. ¡Que la gente no se piense que aquí estamos a zapatazos! Tuve una relación muy fluida con Geroa Bai, que lo sepan los lectores de Diario de Noticias, lo que pasa es que para llegar a pactos solo puedo sentarme con el Partido Socialista y si se den las circunstancias. Y hoy no se dan, y se lo dije honestamente, fue lo único que les dije.

¿Realmente el futuro de Pamplona puede ser una cuestión de Estado como lo han planteado algunos políticos fuera de aquí?

-El de Navarra sí. Es muy fácil de comprender. Hay dos modelos: el actual, como una Comunidad Foral integrada en España, o el de una Navarra como una provincia más de Euskal Herria o Euskadi. Ya lo dijo Uxue Barkos, que se consideraba una presidenta abertzale en una comunidad que no lo es, pero trabajan para que lo sea y yo lo respeto. Por eso cuando el PSN, que defiende el mismo modelo que nosotros, acuerda con los nacionalistas y también, por activa o por pasiva, con EH Bildu es lógico que nos intranquilicemos por la posibilidad de que el proyecto Navarra-Euskadi avance.

Pero también incluían a Pamplona, como si lo que sucediera en Etxabakoitz o Milagrosa fuera trascendente para Page o Arrimadas.

-¿Y qué ha estado haciendo el PNV? Ha estado hablando permanentemente de Navarra. Pamplona es la capital de Navarra, que es cuestión de Estado para nosotros y para el PNV, que pone como condición para dar sus 6 votos en España a que aquí haya un gobierno socialista apoyado por Bildu.

Ya cundimos para ser una comunidad tan pequeña numéricamente. Todo el mundo parece estar pendiente de lo que sucede por aquí.

-Somos la guinda del pastel (se ríe), la guinda es pequeñita, pero es la guinda.

Visto el nuevo retrato del rey instalado en el salón de Plenos está claro que el tamaño importa.

-Es el que había antes, no ha hecho falta encargar otro. Podíamos haber hecho más cosas, como recolocar el motivo religioso que había en el salón de Plenos. Os fijáis mucho en las cosas que estoy haciendo, pero no en las cosas que estoy respetando, como el programa de los Sanfermines. Hay un buen trabajo hecho por los técnicos de Cultura. Ya llegará el momento de hacer el nuestro. Entiendo que a nivel periodístico y ciudadano vende mucho eso de que Maya ha llegado y arrasa con todo.

De momento se mantienen los carteles antiguos de los Sanfermines en vez de los retratos de los reyes. ¿Será por mucho tiempo?

-Vamos a estudiarlo todo. Hay cosas que no sé si voy a cambiar.

¿Se está refiriendo a los cuadros monárquicos?

-No sé que pasará con esos cuadros. A día de hoy no hay consenso a nivel de grupo ni tampoco a nivel ciudadano, aunque causó cierto malestar que se quitaran, porque Asiron lo hizo porque eran reyes españoles.

Otra vez con los símbolos a vueltas, eso que ustedes tanto echaron en cara al cuatripartito.

-Pero yo no he empezado. Hay unas leyes que hay cumplir y quien ha intentado permanente sortear esas leyes fue el cuatripartito. Estoy hablando de la ikurriña. La ikurriña está estupendamente bien en la fachada de ayuntamiento de San Sebastián, pero no aquí, no es el símbolo que corresponde al ayuntamiento de Pamplona. Se está asociando torticeramente la ikurriña con lo vasco, pero yo pienso que lo vasco está perfectamente representado con la bandera de Navarra. Que no me digan lo que no es.

¿Piensa que izquierda abertzale puede tensionar las calles en San Fermín tras haberse quedado sin su principal alcaldía?

-Esa tentación puede estar porque es muy apetitoso pensar que lo que no ganas en las urnas lo puedas seguir manteniendo en las calles. Si es verdad lo que están diciendo, de que es otro tiempo y de que ETA se acabó, les pido que sean contundentes. Ellos dicen que no pueden controlar eso, pero hay gestos que se pueden hacer. Asiron salió del Pleno jaleado por su gente y nosotros tuvimos que salir protegidos. Podía habernos propuesto salir todos juntos, porque había un poco de lío. Reconozco que se han dado pasos, es evidente, pero falta la condena de la violencia de ETA y el reconocimiento de las víctimas.

¿En ese momento se podría levantar el veto que algunas formaciones mantienen todavía sobre la izquierda abertzale?

-Si EH Bildu da los pasos que tiene que dar evidentemente llegará ese día. Creo que yo no lo veré con los 60 años que tengo, pero espero que mis hijos sí.

Largo me lo fía, que diría el personaje literario.

-Es que esto va para largo. La gente tiene la sensación de que se acabó ETA y se terminó el problema, pero hace falta echarle muchas narices para ser hoy en día concejal de Navarra Suma en Alsasua o Arbizu. Eso lo tiene que reconocer todo el mundo y la pregunta que me hago es cómo sería la política en Navarra si no existiera la presión de los radicales. Supone una adulteración porque hay muchas personas que no quieren ser concejales por esa razón. Pienso que Asiron tiene una gran responsabilidad por no haber dado instrucciones a su grupo para decir soy el alcalde, aquí se condena a ETA y ya está.

Él sí lo ha hecho.

-Él, pero alguien se imagina que se traiga una condena al Pleno del partido nazi y yo dijera que ya lo condené en el año 98. Me pelaríais. Qué razones tiene Bildu, y más concretamente Asiron, para no querer condenar hoy a ETA. Esa es la pregunta del millón. Ellos sabrán, pero mientras no den ese paso lo vamos a tener complicado en esta tierra. Si se produjera, se podría pensar en un horizonte sin líneas rojas, pero falta, falta mucho.

¿Hay que hacer alguna lectura política sobre el hecho de que el representante de Ciudadanos tenga una concejalía delegada y la del PP no?

-Ninguna y así se lo expliqué a los miembros del grupo y a personas de ambas formaciones. No hay ninguna relación especial con Ciudadanos que me obligara a tomar esa decisión. No he tenido ninguna presión.

Tengo dudas de que finalmente vaya a revertir el corredor sostenible de Pío XII, como anunció en precampaña, teniendo en cuenta que todas las ciudades marchan en esa misma dirección.

- En nuestro programa electoral llevábamos un carril bici en Pío XII, por lo tanto, la avenida nunca será igual que antes. Lo que ocurre es que el proyecto que queríamos, con el carril bici pegado a la mediana y quitar una calzada, ya no se puede hacer. Lo más fácil para volver a la idea de un carril bidireccional es ampliar uno de los dos carriles bici actuales. Queremos reutilizar lo que hay con el mínimo coste, aprovechando las cosas que se han hecho bien, como las circulaciones peatonales que ahora son mejores, más rectas, pero el verdadero problema es la falta de aparcamiento para los comerciantes, para la gente que va a comprar. La solución que proponemos es quitar los espacios que no valen para nada, los que están rodeados de pivotes, recuperar plazas de aparcamiento, previsiblemente de rotación rápida, e incrementar las plazas disponibles en el entorno de Pío XII, para lo que ya tenemos hecho un estudio de reordenación.

¿Y en la amabilización del centro?

-Tenemos que solucionar rápidamente los problemas que están teniendo los comerciantes del Ensanche y de Pío XII, para darles un poco de oxígeno y que la gente se pueda mover más o menos como se movía antes. Hay cosas que funcionan. Mucha gente me dice que vuelva a lo de antes en la calle Navas de Tolosa delante del Parlamento, pero a lo mejor con abrir Padre Moret puedo evitar volver a meter coches por ahí. Hay que hacer Sarasate e igual viene bien mantenerlo como está. ¡Qué no soy un talibán! Podía haberlo hecho, pero nadie ha oído decir que había un proyecto para romperlo todo y dejarlo como estaba.

Pues dio esa sensación, qué quiere que le diga.

-Yo provengo del ámbito del urbanismo y sé que las cosas hechas tienen un peso enorme.

¿Cómo la pasarela del Labrit?

-Ya verás cómo la abrimos sin derribarla. Queremos revertir los problemas que hay para los coches y vamos a facilitar un poco la accesibilidad, volviendo a lo que era en origen pero de una forma sensata, sin gastarnos 4 millones de euros.

Pero es que el concepto de la movilidad sostenible consiste precisamente en no poner las cosas fáciles a los coches.

-Sí, pero no se puede hacer de una manera tan desordenada. No te puedes cargar la actividad por hacer otra movilidad. Hay que hacerlo con muchísima mesura y midiendo mucho las cosas.

¿Qué va a suceder con los espacios comunitarios de Antzara, Plazara o Salesianas, sobre los que han sido tan críticos durante la legislatura?

-Nuestro criterio siempre es el mismo: todos los espacios de propiedad municipal serán gestionados por el Ayuntamiento, por supuesto dando acceso a todas las asociaciones que quieran. Muchos nos van a decir que les vamos a censurar. Aquí no se censura a nadie, pero no puede ser, como me sucedió un día en la biblioteca de la Txantrea, encontrarme con fotos de etarras muertos en enfrentamientos con la Policía. Tiene que haber un control mínimo y una gestión municipal, colaborando con las asociaciones que quieran. Eso va a ser así; no voy a permitir que las propias asociaciones se conviertan en los gestores de los edificios públicos. Antzara seguirá igual, claro, solo que con otra gestión. En Plazara puede haber también espacio para otras iniciativas de jóvenes de coworking o de primer empleo. Tenemos varias ideas. Iremos viendo.

Para terminar la entrevista quisiera saber si ésta puede ser su última legislatura. No es que quiera retirarle antes de tiempo, pero en 2015 me dijo en aquella entrevista que iba a ser su última legislatura.

-( Se ríe). De verdad, es que no me lo he planteado, pero si todo va bien acabaré el mandato con 64 años. Lo que no me veo es de alcalde con 67 o 68 años. Me parece que son edades para disfrutar del nieto y descansar un poco. En política tiene que haber relevos naturales, que en el grupo hay gente muy buena. No digo más que eso, que la edad pesa y que las cosas alguna vez se acaban.

Aún tendría tiempo para liderar a Navarra Suma.

-Soy consciente de que el presidente Javier Esparza ha sido el que ha trabajado por conseguir Navarra Suma, ha hecho un esfuerzo enorme y creo que ha sido un gran acierto. Pero el tener un gobierno o una Alcaldía depende de factores que no dominas. Si aquí hubiera habido un acuerdo entre Asiron, Esporrín e Itziar Gómez yo no sería el alcalde y algunos dirían que era un fracaso. Y en Navarra, si hubiera un pacto con el Partido Socialista, Esparza sería el presidente y dirían qué gran triunfo, aunque los votos han sido los mismos. Hubo un gran éxito en Navarra y en Pamplona y todo mi apoyo para mi presidente, estaré para lo que él quiera, Sobre mi futuro ya veremos. Bastante tengo ahora con el día a día.