pamplona - Desde el Civivox de Pío XII hasta la cafetería Rumbos, en los aledaños de la Clínica Universitaria, hay unos 120 bolardos que sirven de protección al ciclista a lo largo del recién creado carril bici, cifra parecida a la de los pivotes que se despliegan por la misma avenida en paralelo. Eso sí, son cada vez menos, y tal y como denuncian los propios ciclistas, “no se están reponiendo”. Faltan alrededor de 30 protectores en cada lado, y al parecer van mermando, algo que ha conseguido crear cierta alarma en un colectivo que ve incrementada su inseguridad frente a los vehículos.

“Soy ciclista habitual y suelo ir con mi hijo por esa zona pero nos están quitando los únicos elementos que nos protegen del tráfico. Cuando se rompe o se daña una señal de tráfico por vandalismo lo normal es que se reponga al día siguiente? Si nos quitan la protección a los ciclistas, ¿no tenemos derecho a que pase lo mismo?”, denunciaba ayer Carmelo Santolaya, vecino de la zona. No quiso entrar a valorar la obra del corredor sostenible de Pío XII, finalizada recientemente, y aseguraba que “mejorable o no, independientemente de lo que en un futuro se vaya a hacer, de un cambio de Gobierno o de lo que sea, modificar este tramo no es nada fácil. Pueden pasar meses e incluso años y mientras tanto, ciclistas y niños, ¿vamos a estar desprotegidos?”.

No es el único que se queja, aunque hay opiniones para todos los gustos. Paula y Gonzalo Domench salían de uno de los portales de Pío XII pertrechados cada uno con su casco y bicicleta, dispuestos a sumergirse en un camino que ella usa habitualmente para ir a la Universidad. “Faltan muchos bolardos, es verdad. Y es el único medio de protección, en algunos tramos yo me suelo quedar esperando donde hay pivotes porque, si no, parece que los coches te van a comer”, valoraba.

Ella apuesta por una opción diferente, la de instalar un carril bici en la propia acera, “diferenciado con pintura en el suelo sin necesidad de asfaltar, porque son aceras anchas y aquí hay sitio. Es verdad que hay comercios que se ven bastante perjudicados porque los coches no pueden aparcar, antes muchos paraban, hacían sus recados por aquí y se iban. Como todo, tiene sus ventajas y sus desventajas...”, reconocía.

Asume que el carril bici le viene “estupendamente” para ir al Hexágono, que es muy necesario, y que los bolardos “está bien que estén, aunque en algunas zonas los coches se los ‘comen’ con facilidad, son muy endebles”, explicaba, destacando las bondades del carril bici de la Vuelta del Castillo.

Para ella el ideal, además de ir por la acera, sería de doble sentido y respetaría los árboles. “Nada de tirarlos. Pamplona es una ciudad muy verde y hay que seguir conservando eso”.

Por tramos Un paseo por Pío XII permite constatar con facilidad tanto el creciente uso que se le da al carril bici, con ajetreo constante de ciclistas y monopatines, como la falta de estos elementos sobre todo en algunos tramos, ya que en la parte inicial más cercana al centro de Pamplona, junto al parque Antoniutti, siguen todos prácticamente intactos. Pero cuando uno comienza a descender hacia la Clínica Universitaria, hay zonas en las que de los 10 bolardos que se instalaron en un principio, sólo se mantiene uno en pie (junto a las obras de los edificios que dan a la Vuelta del Castillo), quedando en el suelo las marcas -unos agujeros- de los que se retiraron. En la curva de Pío XII hacia Sancho el Fuerte, por ejemplo, hay cuatro pivotes puestos y cinco que ya no están. Y junto a los Cien Montaditos, quedan dos y otros cuatro han pasado a mejor vida. Ayer incluso dos pivotes yacían fuera de su sitio, tirados junto a algún árbol, frente al colegio Larraona.

“No me había dado cuenta de que faltan, y eso que voy mucho por aquí. Ojalá hubiera carril bici por toda la ciudad, aunque ya sabemos que en todas las calles no se puede. Estamos siempre peleando, en la acera con la gente y en la carretera es un peligro? Los bolardos son necesarios, lo único que en vez las cintas blancas en la parte más alta, deberían ser rojas para tener más visibilidad”, proponía Félix Marcos, que se quejaba de que en algunos tramos “es un peligro que aparquen los coches, porque abren la puerta y te pueden dar”. Denunciaba, además, que hace falta mantenimiento. “Hay algunos carriles en los que la figura dibujada del ciclista está totalmente desgastada. No se preocupan ni de los pivotes ni de los baches, y hay que hacerlo pero también cuidarlo porque cada vez somos más los que andamos en bici”.

Alicia, vecina de Pamplona, apostaba por retirarlos del todo. “A mí no sé si me dan mucha seguridad, el carril no da para mucho si te cruzas con otro ciclista. Es un tema de educación, los bolardos sobran. Y es que falta mucho para que haya convivencia entre coches y ciclistas, pero tampoco hace falta poner una pared para que se sepa que hay un carril bici. Lo que hace falta es ir con cuidado, es un tema de todos”, zanjaba.

Desde el Ayuntamiento han indicado a este periódico que los bolardos “se han ido cayendo” y no los han repuesto -a no ser que “peligre la seguridad”- porque están a expensas de “revisar” la zona en cuestión, uno de los asuntos prioritarios del nuevo equipo de gobierno. El concejal Fermín Alonso ha concertado, además, una cita a principios de agosto con la plataforma de vecinos y comerciantes de la avenida en contra del corredor sostenible para analizar posibles cambios, entre los cuales está retirar definitivamente los pivotes e instalar una zona de aparcamiento con plazas rojas de rotación rápida, avanzaron las mismas fuentes.