pamplona - El derribo de las naves de Argal y Tallunce, que el anterior equipo de Gobierno aprobó después de años de abandono y proyectos imposibles, se encuentra en su recta final. Los trabajos comenzaron en mayo con la limpieza de las naves y el acondicionamiento de la zona exterior, que desde hace décadas se había convertido en foco de infecciones, suciedad y vandalismo debido a su abandono.

Los primeros derribos se iniciaron en junio y la previsión es que terminen en agosto, pese al imprevisto ocurrido con motivo de las inundaciones en la zona de Tafalla, ya que la empresa encargada de la demolición, Erri Berri, desplazó parte de la maquinaria empleada en Etxabakoitz para colaborar en las tareas de desescombros y limpieza en la zona afectada por las riadas.

La parcela de Argal, de 7.600 metros cuadrados, contaba con 4 edificios en total. A día de hoy únicamente falta por demoler uno, el más alto de todos, que cuenta con un sótano, planta baja y seis alturas de piso. “El último edificio está limpio por dentro ya y es cuestión de tiempo que comencemos con la demolición”, aseguró Virginia Urriza, jefa de obras de la empresa Erri Berri.

Según Urriza, el plazo que contempla la adjudicación para llevar a cabo las labores de derribo se está cumplido, pese al imprevisto que supuso el hecho de tener que paralizar las obras en Etxabakoitz para trasladar su maquinaria a la zona catastrófica de Tafalla con el objetivo de ayudar a las tareas de desescombro y limpieza. “Esto no ha supuesto un gran retraso ya que con las demoliciones llevamos muy bien los plazos y esto -por las inundaciones de Tafalla- al ser un tema de carácter urgente tuvimos que acudir”, añadió Virginia Urriza.

La empresa de construcciones y excavaciones también es la adjudicatoria de la conservación de las carreteras por lo que, a parte de su labor humanitaria, las obras realizadas en Tafalla y alrededores también entraban dentro de su labor profesional.

Con respecto al derribo del último edificio de Argal, Urriza comentó que “al ser el más alto se ha dejado el último. Esto se debe a que el resto eran más bajos por lo que si derruían primero este los escombros caídos dificultarían la labor sobre el resto”. El proceso que han llevado a cabo, y que aún falta por finiquitar, ha constado en primera instancia en las labores de limpieza del interior, donde se encontraron además de basura con madera, amianto procedente del interior de las chimeneas, ganchos de los cuales antaño colgaban lo alimentos en su proceso de secado y corcho que servía como aislante para las cámaras. Tras la limpieza se procederá a la demolición mecánica que se llevará a cabo con maquinaria especial de demolición.

adjudicación La empresa de Construcciones y Excavaciones Erri Berri SL consiguió gracias a la licitación, a la que se presentaron cuatro empresas con sendas propuestas, hacerse con el permiso para la demolición de estas naves. Consiguieron 153.827 euros para ello y contaban con 4 meses para acabar los derribos, que según la jefa de la obra se cumplirán.

La fábrica fue abandonada en el año 1971 cuando la empresa Cárnicas Argal decidió mudarse a Lumbier. Desde entonces fue la empresa mercantil Tallunce SL quien aprovechó el espacio y que más tarde también ceso su actividad en ese lugar.

Desde entonces el abandono y el paso de los años dejaron su huella en el edificio que poco a poco se convirtió en un verdadero peligro para la seguridad ciudadana. En 2010 el gobierno de UPN decidió presentó un Proyecto Sectorial de Incidencia Supramunicipal (PSIS) con el que pretendía desarrollar el Tren de Alta Velocidad y un megaproyecto urbanístico con la creación de una urbanización con 7.875 viviendas. Su proyecto se vino abajo con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el barrio se quedó pendiente de las reformas de un PSIS de imposible ejecución.

Con la llegada del gobierno del cambio, el Ayuntamiento y el Ejecutivo foral retomaron el proyecto y se aceleró el proceso de su demolición, tras una decisión adoptada por el Consejo del Consorcio Alta Velocidad-Comarca de Pamplona, y secundada por todas las asociaciones y colectivos vecinales.

Escombros. Al comenzar la obra se limpió la campa exterior ya que el escombro generado permanecerá ahí tras la finalización de las obras. Se generarán dos

acopios diferenciados en los que uno albergará escombros limpios y machacados, mientras que en el otro habrá escombros mezclados con diferentes materiales encontrados. En total, y según el proyecto se generarán un total de 4.500 metros cúbicos de escombros.

Materiales. En el resto de los edificios se encontraron y retiraron: una docena de depósitos, las bajantes de los edificios, cámaras frigoríficas con su corcho aislante, sistemas de ventilación que contenían uralita. Además de ello también se retiró una gran cantidad de madera y de basura, que era el principal problema que presentaban estas naves abandonadas desde hacía décadas.