Llega el verano y con él las vacaciones. Unas fechas en las quemuchas personas optan por viajar a algún destino y pasar unosdías en hoteles o apartamentos para disfrutar de sus días dedescanso. Algo que se le puede complicar a quienes tienen mascotas,sobre todo perros, ya que muchos medios de transporte o alojamientosno permiten su entrada.

En esta situación la mayoría decide dejar al animal con alguiende confianza, pero puede que no a todas se les haga sencilloencontrar a un familiar o amigo que esté disponible y no le importecuidarlo. Para poner una solución a esto, aunque quizá sea unaopción desconocida, existen las guarderías caninas: lugares dondelos perros son atendidos por cuidadores durante las horas o díasque sus dueños necesiten.

En Pamplona dos de ellas son la guardería canina Soltxate y laguardería canina Zizur. La primera lleva 31 años en el PaseoSanta Lucía de Pamplona; una zona alejada de las viviendas, requisitoobligatorio para su instalación. "Los perros aquí están tranquilos,como en su casa. Tenemos un recinto con jardín, árboles y sombras,y los sacamos ahí dos veces al día para que corran o jueguena la pelota", explica Silvia Sáez, propietaria de la guardería.Estos sitios son una clara alternativa contra el abandono animal."No se puede abandonar a un animal. Está muy mal hecho, y paraeso estamos las guarderías", valora Bernardo Ibarrola, responsablede la guardería canina Zizur.

En Soltxate la mayoría de clientes son habituales, pero tambiénhay otros nuevos, sobre todo ahora en verano. "Nosotros estamosabiertos a todo. Pueden dejarlo unos días o traerlo a la mañanay recogerlo a la tarde; lo único que tenemos un horario y hayque ajustarse a él", aclara. En cuanto al proceso, antes de dejaral perro hay que avisar para reservar la plaza. Una vez en laguardería, se entrega "la cartilla sanitaria en regla y se haceuna ficha con los datos del perro y del dueño", explica Sáez.

En esta guardería "cada animal está solo en su habitáculo", ano ser que sean dos que vivan en la misma casa. Entonces sí seles pone juntos. En cuanto a su adaptación al lugar, Silvia aseguraque se habitúa enseguida. "Cada perro tiene unos caprichos. Auno le gusta que le hagas mimos, a otro que le tires la pelotica...El perro es muy agradecido, entonces, a nada que le des un pocode atención y cariño, se acuerda y está contento", valora.

PLAZAS FIJAS La guardería canina Zizur está en la calle Sagüesgañadesde 1999. Su propietario, Bernardo Ibarrola, tuvo la idea deabrirla porque vio "la necesidad de tener algún sitio en el quedejar a los perros". En este sitio también acogen a los perrospor horas o días, aunque ahora en verano hay muy pocas casetasdisponibles. El motivo es porque en esta guardería "el 70-80%de los perros están fijos". Es decir, viven ahí durante todoel año. Dentro de este grupo se encuentran los fijos y los fijoscon mantenimiento. "Hay dos opciones: que los dueños vengan alimpiar las casetas o que lo hagamos nosotros", explica Ibarrola.

Los que se decantan por la primera, como es el caso de FranciscoLanza, van todos los días a visitar a sus perros. "Lo paseo,le doy de comer, lo limpio y me voy", cuenta este cliente habitual,que asegura que ahí es "donde mejor están los perros". Cada dueñotiene su llave, y puede entrar a la guardería cuando quiera,teniendo como límite las 9 de la noche.

Para que los perros estén cuidados en todo momento, además decámaras de videovigilancia que funcionan las 24 horas, hay unapersona viviendo ahí. Se trata de Efrén, el guarda que se ocupade cuidar a los perros y de limpiar todas las casetas, aspectoque a Bernardo le parece "muy importante" para que la estanciade los animales sea la adecuada.

CONFIANZA Leyre Moreno es una de las personas que ha recurridoa una guardería canina este verano. Asegura que siempre va atodos los lados con su perra Sira, pero le surgió un imprevistoy tuvo que dejarla ahí durante unas horas. "Normalmente tengoalgún contacto que se pueda quedar con ella, pero ahora son fechasmalísimas", comenta la joven, que conoció el sitio por internet.

Para Leyre, como para la mayoría de personas que acuden a esteservicio, lo más importante es que el lugar transmita confianzay tenga opiniones buenas de otros usuarios. "Antes de coger cualquiertipo de guardería vi un poco los comentarios. Siempre hay sitiosy calidades, entonces si vas a dejar a tu mascota, que en micaso es como un miembro de la familia, intentas que esté en buenasmanos y que se trate de un sitio que cumpla con todo", admiteMoreno.

La propietaria de la guardería canina Soltxate, Silvia Sáez,comenta que, cuando es la primera vez que alguien va a dejara su perro, lo normal es que antes vaya a ver las instalacionesy a conocer a los cuidadores y cómo trabajan: "Hay una primeravez para todos. Para los que dejan el perro, que les da muchapena, y para nosotros, que tenemos que ver cómo se va asentando",señala.

Rubén Gómez, por su parte, lleva alrededor de cinco años dejandoa su perro Beltza en la guardería canina de Zizur. Supo de suexistencia gracias a un amigo, que tenía a su perro ahí, asíque a la hora de elegir sitio no dudó y dejó a su mascota "muytranquilo". Pero no todas las personas reaccionan igual al separarsede sus mascotas. Bernardo, el propietario, confiesa que "sobretodo la primera vez, hay mujeres a las que se les saltan hastalas lágrimas, aunque luego al recoger al perro la gente se vacontenta. Nosotros procuramos atender a todos los perros lo mejorposible".

Ese buen trato hace que muchos dueños vuelvan a confiar en estoslugares. Y eso también supone una satisfacción para los responsables."Te queda la sensación de que te lo han confiado, lo entregasen condiciones y el perro se va y vuelve la próxima vez contento,que es muy importante", confiesa la propietaria de la guarderíacanina Soltxate.