Sold out. Entradas agotadas. De la charla de ayer sobre la "brecha orgásmica" que impartía la experta en género Paola Damonti se podrían decir muchas cosas. Que hubo lleno: 120 personas retiraron su pertinente invitación para acudir a la cita pero más del doble tuvieron que quedarse fuera tras completarse el aforo. Incluso se formaron colas. También que en Katakrak, donde finalmente se realizó la conferencia tras el veto que el Ayuntamiento de Pamplona impuso en la Casa de las Mujeres por considerar el contenido "inadecuado", no cabía un alfiler ya una hora antes de que comenzara.

Las invitaciones se agotaron en un suspiro. Pero sobre todo podría decirse que había ganas, muchas, y que la respuesta fue arrolladora.

La cita sirvió para tomar aire y coger impulso pero quedó claro, también, que en esa batalla invisible, en esa pugna de la derecha por censurar contenidos, los claros vencedores ayer fueron los orgasmos femeninos. "Es estupendo que la charla se celebre. Yo estoy aquí para apoyar y para enriquecerme: no se tiene en cuenta el orgasmo de la mujer, algunas han parido y nunca han llegado al clímax. ¿Por qué no se puede hablar de eso?", denunciaba Eloina, en un Katakrak abarrotado. Sus amigas le habían guardado sitio y se sentó lamentando que "los hombres hablan de su propia masturbación desde la adolescencia y para nosotras es un tema tabú. Charlas como ésta ayudan a que nos abramos".

Hay quien ya pensaba acudir a la charla antes del revuelo generado y otras y otros que, confesaron, se sintieron con más ganas después. Pero entre el público se dejó ver gente de todo tipo y condición: hombres (aunque en notable minoría) y mujeres de todas las edades. Damonti comenzó la ponencia agradeciendo el éxito de la convocatoria. "Sois muchos, muchas, y está claro que en ese sentido Maya nos

ha hecho un favor, muy a su pesar. Igual tenemos que darle las gracias pero también decirle que no lo vuelva a hacer", bromeó.

Gracia Moreno y su marido Miguel, vecinos de Pamplona, acudieron dispuestos "a aprender muchas cosas. Sobre todo yo -apuntaba él-. Los hombres también tenemos que escuchar este tipo de contenidos". Conocían de sobra la polémica y explicaban que, aunque "puedes tener cierto control sobre algunas cosas, no se debe censurar nada. Es un tema totalmente natural, no lo entiendo. ¿A qué hay miedo?".

Irati Goikoetxea y Maialen Moreno, de 20 y 21 años, fueron a la charla recomendadas por sus correspondientes amatxos. "La mía me ha dicho que le coja invitaciones para ella y sus amigas", bromeaban, asegurando que el veto -que sirvió para incitarles, confesaban- deja muchas cosas claras. "Fue el propio Ayuntamiento el que la organizó y luego los políticos quienes decidieron que no se hiciera. Pero la respuesta de la gente ha sido tan grande que queda claro que se ha conseguido el efecto contrario, y la charla se va a hacer aquí y en muchos más sitios", explicaban.

El "efecto llamada", decían, ha sido "mucho mayor. Tendría que haber charlas de todo tipo de contenido y de éste en concreto creo que no se habla lo suficiente. Da pie a que se pueda profundizar sobre el tema, es una oportunidad porque además está claro que hay una demanda".

Sara, Itziar y Arantxa, entre una cuadrilla que ronda los 30 años, esperaban a las puertas del establecimiento en una calle abarrotada que a duras penas consiguió atravesar un taxi. "Ibamos a ir a la Casa de las Mujeres y es una pena. Todo lo que ha pasado es una vergüenza, no hay otra palabra -denunciaban-. Que avisen a la ponente tres días antes porque no les gusta el título... Es grave. El contenido es interesante e importante. Hay que enterarse, el feminismo es necesario. Aunque mucha gente se rasgue las vestiduras por decir que las mujeres tenemos orgasmos". Es un tema necesario, apuntaban, "para hablar de la realidad, valorarla y cambiarla. Porque a veces no somos conscientes y al final estamos hablando de privilegios, de los que tienen los hombres, y si son quienes están en el poder está claro que no les gusta hablar de ello".

Invitación previa Hubo colas en la puerta y en la barra. Pasillos colapsados y mucha, mucha gente. El trajín de ayer, tal y como reconocieron desde Katakrak, no fue "normal. En absoluto, pero ya nos imaginábamos esto, nos anticipamos e hicimos distribución de invitaciones porque el aforo es limitado y queríamos asegurarnos de no sobrepasarlo", explicaba Juan Etxenike. "Nos alegra un montón: Katakrak se fundó precisamente para muchos actos que estaban huérfanos en Pamplona por parte de las instituciones públicas y se creó por eso, como un pulmón en lo social y lo político".

Tal y como reveló Damonti durante su charla, "el acceso de las mujeres al placer suscita resistencia", algo que se ha puesto de relieve en la última semana. "Genera perplejidad poner el foco en el orgasmo", dijo, reconociendo por otra parte que, sobre la construcción de identidades de género, el de la masculinidad es "como una tarjeta VIP que te da acceso a ciertos privilegios, en este caso en la vida". Puede que sea cierto que se habla de muchas cosas, y que de otras muchas, todavía, no se puede hablar. El caso es que, como se dijo ayer, "de masturbación femenina hemos empezado a hablar hace dos meses... Y por culpa del satisfyer".